El uso de la inteligencia artificial (IA) se cierne sobre el mundo político, y con ella surge una pregunta: ¿La combinación de IA y los políticos es una mezcla prometedora o peligrosamente volátil? En un mundo donde la ética política a menudo se cuestiona, ¿podría la IA servir para corregir la conducta de los políticos o potenciar sus ambiciones menos nobles?
Por un lado, la IA puede ayudar a mejorar la eficiencia y la efectividad de los procesos políticos. Por ejemplo, puede utilizarse para recopilar y analizar grandes volúmenes de datos, lo que puede mejorar la toma de decisiones políticas y la formulación de políticas basadas en evidencia. También puede ayudar a automatizar tareas repetitivas, liberando tiempo y recursos para que los políticos se centren en cuestiones más estratégicas.
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La cara oculta de la IA y los políticos
El potencial de la IA para analizar grandes cantidades de datos en tiempo real puede ser aprovechado por políticos sin escrúpulos para manipular la opinión pública. Según un estudio de la Universidad de Cambridge, alrededor del 45% de las campañas políticas en 2019 usaron herramientas de IA para crear perfiles de votantes y personalizar mensajes, en muchos casos sin el conocimiento o consentimiento del público.
Ricardo Maldonado, experto en ética tecnológica, advierte: “En manos erróneas, la IA puede convertirse en una herramienta para propagar desinformación, polarizar sociedades y consolidar el poder».
Si se utiliza de manera irresponsable o malintencionada, podría tener consecuencias perjudiciales para la sociedad y para los derechos y libertades individuales.
Manipulación y vigilancia
Con la IA, la vigilancia se lleva a un nuevo nivel. Las tecnologías de reconocimiento facial y seguimiento pueden ser utilizadas para identificar y reprimir a opositores políticos. En algunos países, ya hay informes de IA y los políticos que la usan para monitorear a críticos y periodistas, poniendo en riesgo la democracia y la libertad de expresión.
Además, algoritmos sofisticados pueden usarse para crear «deepfakes», vídeos manipulados que pueden dañar la reputación de oponentes políticos o propagar desinformación.
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El lado luminoso: IA para un mejor comportamiento político
A pesar de los peligros potenciales, la IA también tiene el potencial de fomentar la integridad y transparencia en la política.
- Auditorías en tiempo real: Algoritmos avanzados pueden ser programados para auditar gastos de campaña y fondos políticos, detectando irregularidades y garantizando transparencia.
- Promoción de la participación ciudadana: Plataformas impulsadas por IA podrían mejorar la participación ciudadana, permitiendo que las decisiones políticas reflejen mejor las necesidades y deseos del público.
- Educación y entrenamiento: Los sistemas de IA pueden ser utilizados para entrenar a políticos y personal del gobierno en ética y buenas prácticas, creando un ambiente político más informado y consciente.
¿Qué dicen los expertos?
Silvia González, especialista en gobernanza digital, opina: “La IA es como cualquier herramienta: su impacto depende de cómo se use. Si se implementan regulaciones adecuadas y se enfoca en mejorar la transparencia y la participación, la IA puede ser una fuerza positiva en la política».
Por otro lado, el Dr. Alberto Ríos, especialista en ciencias políticas, advierte: “Sin una supervisión adecuada, corremos el riesgo de caer en una era de manipulación y vigilancia impulsada por la IA. Es esencial que se establezcan marcos éticos y legales sólidos».
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La intersección de la IA y los políticos es un terreno minado de oportunidades y desafíos. Si bien la tiene el potencial de mejorar la transparencia y ética en la política, también puede ser una herramienta poderosa para manipulación y control en manos incorrectas.
La clave radica en establecer regulaciones robustas y fomentar una cultura de integridad en la política, garantizando que la IA se utilice para el beneficio de todos, y no para el beneficio de unos pocos.