En la era de la posverdad la ecuación está regida por las variables “políticos y fake news”. La proliferación de noticias falsas ha sacudido los cimientos del periodismo y planteado desafíos críticos para la democracia y el ejercicio de la libertad de expresión.
La lucha contra las fake news se ha convertido en una preocupación global, y el papel de los políticos en este escenario es clave. En este reportaje, exploraremos si existe una voluntad política a nivel internacional para regular el ejercicio de la libertad de expresión y poner fin al anonimato, el comercio de datos y las perversidades de las plataformas sociales que han debilitado las bases del verdadero periodismo de verificación y contraste.
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Políticos y fake news: el viejo baile
El impacto de políticos y fake news es innegable. Según un estudio realizado por el Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016, se identificó que las noticias falsas tuvieron más alcance que las noticias verificadas en las redes sociales. Esta tendencia ha continuado en otros procesos electorales alrededor del mundo, lo que ha levantado alertas sobre la manipulación de la opinión pública y el debilitamiento de la confianza en los medios de comunicación tradicionales.
En este contexto, expertos en comunicación y políticas públicas han instado a los líderes políticos a asumir un rol más activo en la lucha contra las fake news. La Dra. Laura Martínez, experta en comunicación política, afirma que «es fundamental que los políticos entiendan la gravedad del problema y trabajen en conjunto para garantizar un ecosistema mediático más transparente y confiable».
La UE avanzó primero
En algunos países, ya se han implementado esfuerzos para regular la desinformación en línea. Por ejemplo, en la Unión Europea, la Comisión Europea ha presentado iniciativas para combatir las noticias falsas, que incluyen la promoción de la alfabetización mediática y la cooperación con plataformas digitales para frenar la difusión de información errónea. Sin embargo, aún queda camino por recorrer, y la cooperación internacional es esencial para abordar este desafío global.
El anonimato en internet es un factor que ha facilitado la propagación de fake news y la creación de perfiles falsos en redes sociales. La capacidad de ocultar la identidad detrás de la pantalla ha dado lugar a la aparición de bots y trolls que buscan difundir desinformación con fines políticos o económicos. Para abordar este problema, algunos países han adoptado medidas para exigir una mayor transparencia en el uso de perfiles en línea y sancionar el uso malicioso de cuentas anónimas. Sin embargo, el binomio políticos y fake news, no parece molestarle que existe esa “oportunidad”.
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Cuánto cuestan los datos
El comercio de datos también ha contribuido a la manipulación de la información y la segmentación de la audiencia. Empresas que recopilan y venden datos de usuarios a terceros han permitido que los mensajes desinformativos sean direccionados de manera precisa a grupos específicos, lo que amplifica su impacto. La legislación y regulación sobre la protección de datos y la transparencia en la publicidad política son elementos clave para abordar esta problemática.
Por otro lado, las plataformas sociales se han convertido en actores fundamentales en la difusión de noticias y desinformación. Empresas como Facebook, Twitter y Google han enfrentado críticas por su papel en la propagación de fake news. Algunos expertos abogan por una mayor responsabilidad de estas plataformas para verificar la autenticidad de la información compartida y para mejorar los mecanismos de detección y eliminación de contenido falso. Han sido notorias las asociaciones entre políticos y fake news, nacidas en el seno de corporaciones tecnológicas.
La libertad de expresión
A pesar de los desafíos, algunos políticos han demostrado su compromiso en la lucha contra las fake news. La legislación para regular la desinformación y proteger la integridad de las elecciones ha sido implementada en varios países. No obstante, también existen preocupaciones sobre el equilibrio entre la protección de la libertad de expresión y la supresión de información legítima.
La propagación del ejercicio de los políticos y fake news en la era de la posverdad representa una seria amenaza para la democracia y la confianza pública en los medios de comunicación. La regulación del ejercicio de la libertad de expresión, el fin del anonimato en línea, la protección de datos y la responsabilidad de las plataformas sociales son aspectos cruciales para combatir la desinformación.
La cooperación internacional y el compromiso de los políticos son fundamentales para garantizar un ecosistema mediático más transparente y veraz, donde el periodismo de verificación y contraste pueda prevalecer y contribuir al fortalecimiento de la democracia en el mundo actual.