Financian la guerra de Rusia contra Ucrania, así lo ha declarado el Gobierno de Estados Unidos a principios de noviembre de 2023, al imponer sanciones económicas a más de 200 individuos y empresas relacionados con Rusia. Entre los sancionados se encuentran entidades y personas de Turquía, China y Emiratos Árabes Unidos, países que, según las autoridades estadounidenses, han contribuido a reforzar la maquinaria bélica rusa, eludiendo las sanciones previas impuestas por la comunidad internacional desde el inicio del conflicto en febrero de 2022.
Las sanciones impuestas buscan cortar los flujos de financiamiento y suministros que han permitido a Rusia mantener su ofensiva en Ucrania, desafiando las restricciones económicas previas. El Departamento de Estado norteamericano ha indicado que estas medidas afectarán a cerca de 130 personas y empresas, incluyendo a varias de Turquía, China y Emiratos Árabes Unidos. Mientras tanto, otras 90 entidades se verán afectadas por las medidas del Departamento de Estado.
Financian la guerra de Rusia contra Ucrania
Entre las empresas sancionadas se encuentran algunas que han participado activamente en la reconstrucción de Mariúpol, ciudad que fue duramente castigada y prácticamente destruida tras un largo asedio de las tropas rusas. La Public Legal Company Military Construction Company, vinculada al Ministerio de Defensa ruso, y Roskapstroy, involucrada en la reconstrucción del puerto de esta ciudad costera, forman parte de la lista negra del Tesoro estadounidense.
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“Rusia depende de individuos y entidades de terceros países dispuestos a reabastecer a sus Fuerzas Armadas”, ha afirmado la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. Yellen ha señalado que Turquía, Emiratos Árabes Unidos y China financian la guerra de Rusia contra Ucrania porque se han convertido en “centros logísticos” para Moscú, facilitando la “exportación, reexportación y traspaso a Rusia de tecnología y equipos de fabricación extranjera”, incluyendo “componentes críticos” para los sistemas armamentísticos rusos.
Rusia salta las vallas
A pesar de las múltiples sanciones impuestas desde el inicio de la guerra, Rusia ha conseguido sortear estas restricciones, importando bienes tanto de uso civil como militar por valor de miles de millones de dólares, tal como reveló una investigación del portal independiente ruso Viorstka en agosto pasado. Las sanciones anunciadas buscan cerrar estas vías de financiamiento y suministro, congelando cualquier propiedad o activo que los implicados puedan tener en territorio estadounidense y prohibiendo a ciudadanos y empresas de Estados Unidos realizar cualquier tipo de transacción con ellos.
Esta nueva ronda de sanciones refleja la determinación de la administración estadounidense de cortar los lazos de quienes financian la guerra de Rusia contra Ucrania y añaden recursos logísticos que han permitido a Moscú sostener su ofensiva en más allá del alma de Kiev. Al mismo tiempo, pone de manifiesto la complejidad de la red de relaciones económicas y comerciales que Moscú ha tejido para eludir las restricciones internacionales.
Apoyo valioso a Moscú
El papel de Turquía, Emiratos Árabes Unidos y China en este entramado financiero y logístico es especialmente relevante. Estos países, con economías robustas y conexiones comerciales globales, han proporcionado a Rusia un valioso apoyo, permitiendo la llegada de suministros críticos para sus Fuerzas Armadas. Con estas sanciones, Estados Unidos busca enviar un mensaje claro: aquellos que financian la guerra de Rusia contra Ucrania se enfrentarán a consecuencias económicas y diplomáticas.
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En este contexto, la comunidad internacional se encuentra ante un dilema. Por un lado, la necesidad de responder con firmeza a la agresión rusa y cortar los flujos de financiamiento y suministros que sostienen su ofensiva en Ucrania. Por otro lado, la importancia de mantener relaciones estables con países clave como Turquía, Emiratos Árabes Unidos y China, cuyo rol en la economía y la geopolítica global es innegable.
La guerra en Ucrania, lejos de ser un conflicto aislado, ha puesto de manifiesto las tensiones y desafíos de un mundo interconectado, donde las decisiones de un país pueden tener repercusiones globales. Las sanciones impuestas este jueves son un nuevo capítulo en este complejo escenario, y solo el tiempo dirá cuáles serán sus verdaderas consecuencias.