La lucha de las mujeres por una igualdad sustancial en el ámbito laboral ha sido una constante a lo largo de la historia. El grito valiente de mujeres trabajadoras en 1857 en Nueva York ha resonado a lo largo de los años, amplificando una demanda de justicia que sigue vigente. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y logros concretos, como la designación del 8 de marzo por la ONU como Día Internacional de la Mujer, la brecha laboral de género persiste. Las estadísticas nos dicen que, a pesar de haber más mujeres en profesiones tradicionalmente masculinas, el ritmo de avance nos llevaría más de un siglo para ver una paridad real.
El Índice Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial (WEF) es uno de los barómetros más reveladores al respecto. Según su informe de junio de 2023, aunque más de 140 países han mostrado avances significativos, aún nos faltarían 131 años para alcanzar una igualdad completa. Estamos, en términos generales, en la mitad del camino.
Brecha laboral de género
La ONU señala con acierto que la innovación, el cambio tecnológico y la educación digital son herramientas cruciales para acelerar este proceso. La digitalización del mundo laboral ha creado nuevos campos y oportunidades donde las mujeres pueden destacar y liderar.
También puedes leer: EE.UU. abona diplomáticamente sus campos de siembra comprando fertilizantes rusos
Según Aisha Bint Faisal, experta en política laboral y brecha labora de género, «las nuevas tecnologías y plataformas digitales desmantelan las barreras tradicionales, permitiendo a las mujeres acceder a mercados y educación que anteriormente estaban fuera de su alcance». No solo se trata de una mayor presencia en campos STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), sino de aprovechar las ventajas de la educación digital y el trabajo remoto para empoderar a las mujeres en áreas donde tradicionalmente han sido marginadas.
Resistencia y adaptabilidad
La historia nos dice que el progreso es una combinación de resistencia y adaptabilidad. La historiadora Dra. Lourdes Méndez comenta: “Si bien el reconocimiento y las manifestaciones son vitales, es crucial que las mujeres se adapten y dominen las herramientas del presente y el futuro. La revolución digital podría ser para las mujeres del siglo XXI lo que la revolución industrial fue para las sufragistas del siglo XX.»
Desde una perspectiva gubernamental, varios países están tomando medidas para promover la formación digital de las mujeres y así cerrar la brecha laboral de género. Programas de capacitación, becas y alianzas con el sector privado buscan nivelar el campo de juego.
Acciones gubernamentales
“Los gobiernos tienen la responsabilidad de no solo promulgar leyes de igualdad, sino de invertir en educación y recursos que preparen a las mujeres para los trabajos del futuro”, comenta Raúl Castaño, asesor político en políticas de género.
La tecnología, con su capacidad disruptiva, está en una posición única para cerrar esta brecha laboral de género. A medida que más mujeres se conviertan en ingenieras, programadoras, científicas de datos y líderes tecnológicos, el tejido del mundo laboral cambiará. La equidad no solo es una cuestión de justicia, sino un imperativo económico y social. En el futuro digital, la igualdad de género no es solo una meta, sino una necesidad para un mundo próspero y equilibrado.
También puedes leer: ¿Qué negocio podría emprenderse si se cuenta con ChatGPT y MidJourney?
Desafortunados del sur
No obstante, es imperativo subrayar que, mientras la tecnología y la educación digital ofrecen oportunidades sin precedentes, es crucial abordar los obstáculos sistémicos que aún persisten. Las mujeres en muchas regiones enfrentan brechas en el acceso a tecnologías básicas, y aún predominan estereotipos culturales que disuaden a las niñas y jóvenes mujeres de incursionar en campos tecnológicamente orientados. Las iniciativas que buscan cerrar la brecha laboral de género y digital deben, por lo tanto, ser integrales y contemplar desde la infraestructura tecnológica básica hasta la transformación de actitudes y percepciones culturales.
Adicionalmente, para garantizar un progreso sostenido, es esencial que las empresas y organizaciones incorporen una mentalidad de equidad en todos sus niveles. Aunque es tentador pensar que la mera presencia de mujeres en roles tecnológicos equilibrará la balanza, es la cultura organizativa y las políticas internas las que determinarán si estas mujeres pueden prosperar, liderar y realmente hacer la diferencia. Es una tarea que involucra a toda la sociedad: desde educadores y padres alentando a las jóvenes, hasta corporaciones redefiniendo sus valores y prácticas para un mundo más igualitario.