Universidad de Rennes anota el apresuramiento en la legalización de alucinógenos para uso psiquiátrico

En un contexto global marcado por la creciente aceptación de los alucinógenos para uso psiquiátrico, la Universidad de Rennes ha alzado la voz para señalar lo que considera un apresuramiento en el proceso de legalización de estas sustancias. Aunque el potencial terapéutico de compuestos como la esketamina, la psilocibina y el MDMA ha sido promocionado como una revolución en el tratamiento de trastornos psiquiátricos graves, un análisis dirigido por investigadores de esta institución sugiere que la evidencia científica detrás de estas aprobaciones es menos sólida de lo que aparenta.

El profesor Florian Naudet, destacado terapeuta y académico de la Universidad de Rennes, es el autor del informe principal que sustenta esta postura. Su artículo, publicado originalmente en el portal The Conversation bajo el título “Alucinógenos aprobados para tratar trastornos psiquiátricos: ¿qué dice la ciencia?”, ofrece un análisis crítico basado en su experiencia como líder de múltiples proyectos financiados por organismos de investigación europeos y franceses, incluyendo la Agencia Nacional de Investigación de Francia y la red de doctorado MSCA-DN SHARE-CTD de la Unión Europea. Naudet, respaldado por un panel de expertos internacionales, examina las deficiencias metodológicas y los riesgos subestimados en los ensayos clínicos que sustentan estas aprobaciones.

Alucinógenos para uso psiquiátrico

El uso de alucinógenos para uso psiquiátrico no es un concepto nuevo. Durante las décadas de 1960 y 1970, sustancias como el LSD y la psilocibina se estudiaron como posibles terapias para diversas afecciones mentales. Sin embargo, las restricciones regulatorias de la época, sumadas a los riesgos asociados al abuso recreativo, llevaron al estancamiento de esta línea de investigación. Hoy, estas sustancias han resurgido con fuerza, presentándose como una opción innovadora para tratar condiciones como la depresión resistente, el trastorno de estrés postraumático y la ansiedad terminal en pacientes con enfermedades graves. A pesar del entusiasmo que rodea a estos compuestos, Naudet y su equipo han identificado serias limitaciones en los estudios que respaldan su eficacia.

El uso de alucinógenos para uso psiquiátrico no es un concepto nuevo. Durante las décadas de 1960 y 1970, sustancias como el LSD y la psilocibina se estudiaron como posibles terapias para diversas afecciones mentales. Ilustración MidJourney

Uno de los puntos más críticos destacados por los investigadores de la Universidad de Rennes es la falta de rigor científico en los ensayos clínicos sobre alucinógenos para uso psiquiátrico. A diferencia de los medicamentos convencionales, cuya eficacia se evalúa mediante estrictos protocolos de doble ciego, los efectos inconfundibles de los psicodélicos —como las alucinaciones y la disociación— hacen que sea casi imposible mantener la «ceguera» en los grupos de estudio. Esta situación introduce un sesgo significativo que puede distorsionar los resultados, afectando la validez de las conclusiones.

Apresuramientos en su aprobación

Otro aspecto preocupante es el uso de vías de aprobación acelerada, especialmente en regiones como Estados Unidos, Europa y Australia. Aunque estas vías permiten que los pacientes con trastornos graves accedan más rápidamente a nuevos tratamientos, también exigen menos evidencia científica en comparación con los procesos de aprobación estándar. Esto ha generado inquietud entre los expertos, quienes advierten que las decisiones basadas en datos insuficientes pueden poner en riesgo la seguridad de los pacientes. En el caso de los psicodélicos, estos riesgos incluyen efectos secundarios psiquiátricos graves, como disociación, pensamientos suicidas y trastornos urinarios asociados con el uso crónico de ketamina y sus derivados.

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Naudet también subraya que muchos de los estudios revisados ​​presentan limitaciones metodológicas significativas en torno a los alucinógenos para uso psiquiátrico. Por ejemplo, la mayoría de los ensayos se realizaron con muestras pequeñas de pacientes y en períodos de tiempo relativamente cortos, lo que dificulta la evaluación de los efectos a largo plazo de estas sustancias. Además, los beneficios terapéuticos suelen ser exagerados en los artículos científicos, mientras que los riesgos potenciales tienden a ser minimizados. Este desequilibrio en la presentación de resultados puede influir negativamente en la percepción pública y profesional sobre los psicodélicos, creando una falsa sensación de seguridad.

Abordar las lagunas existentes

A pesar de estas críticas, la utilización de alucinógenos para uso psiquiátrico sigue ganando terreno. En países como Francia y Estados Unidos, los antidepresivos a base de esketamina ya han sido aprobados, mientras que Australia ha dado un paso más allá al permitir el uso regulado de MDMA y psilocibina para tratar ciertas afecciones. Este avance ha sido recibido con entusiasmo por parte de la comunidad médica y los pacientes que no han encontrado alivio en las terapias convencionales. Sin embargo, el equipo de la Universidad de Rennes insiste en que es fundamental abordar las lagunas existentes en la investigación antes de adoptar estos tratamientos como opciones generalizadas.

Además de los riesgos inherentes a las sustancias, los investigadores advierten sobre los peligros asociados con su uso en un entorno psicoterapéutico. Los alucinógenos pueden aumentar la vulnerabilidad de los pacientes, exponiéndolos a posibles abusos o coerciones por parte de los terapeutas. Esta preocupación subraya la necesidad de establecer protocolos claros y estrictos para garantizar la seguridad de los pacientes durante el tratamiento.

Piden mayor rigor científico

En su informe, Naudet y sus colegas instan a las autoridades sanitarias a adoptar medidas más estrictas para evaluar la eficacia y seguridad de los alucinógenos para uso psiquiátrico. Entre las recomendaciones clave se incluyen la realización de estudios a largo plazo con muestras más representativas, la implementación de mejores controles en los ensayos clínicos y la mejora de la transparencia en la comunicación de los resultados. Según los autores, solo mediante un enfoque más riguroso será posible garantizar que los beneficios de estas terapias superen los riesgos asociados.

Los alucinógenos para uso psiquiátrico continúan evolucionando, la postura de la Universidad de Rennes sirve como un recordatorio de la importancia de equilibrar la innovación médica con la seguridad del paciente. Ilustración MidJourney.

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A medida que el debate sobre los alucinógenos para uso psiquiátrico continúa evolucionando, la postura de la Universidad de Rennes sirve como un recordatorio de la importancia de equilibrar la innovación médica con la seguridad del paciente. Aunque estas sustancias ofrecen un rayo de esperanza para quienes sufren de trastornos psiquiátricos graves, su potencial terapéutico debe evaluarse cuidadosamente para evitar resultados adversos. Como concluye Florian Naudet, “la ciencia debe avanzar con cautela, no con prisas, especialmente cuando están en juego la salud y la confianza de los pacientes”.

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