El pesimismo estadounidense no deja ver a sus ciudadanos todo lo que hay para agradecer

En el escenario actual de Estados Unidos, un velo de desesperanza parece nublar la percepción de sus ciudadanos respecto a la realidad económica del país, ignorando así los aspectos positivos que también forman parte del panorama. El pesimismo estadounidense es una venda en los ojos autoimpuesta. Claudia Sahm, ex economista de la Reserva Federal y fundadora de Sahm Consulting, ha abordado este fenómeno en un artículo para Bloomberg, en el cual expone cómo el enfoque desmedido en las malas noticias económicas está eclipsando los logros y las fortalezas de la nación.

Sahm, conocida por la creación de la regla Sahm, un indicador de recesión, argumenta que, a pesar de las condiciones económicas favorables, con un gasto sostenido, crecimiento de la riqueza y una tasa de desempleo que se ha mantenido por debajo del 4% desde principios de 2022, los estadounidenses tienden a ser profundamente pesimistas. Más del 40% espera que la economía empeore en los próximos cinco años, una perspectiva incluso más sombría que la observada tras la crisis financiera mundial y la Gran Recesión de 2010.

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Según la consultora a los estadounidenses les gusta demasiado compartir malas noticias económicas. Ilustración MidJourney

El viejo pesimismo estadounidense

Esta perspectiva negativa, según Sahm, podría tener consecuencias reales y perjudiciales, ya que el pesimismo estadounidense podría volverse una profecía autocumplida si los consumidores reducen su gasto y las empresas postergan inversiones anticipando tiempos difíciles. Sahm se pregunta entonces, ¿por qué este pesimismo parece ser más intenso ahora que en momentos históricos en los que la economía estaba objetivamente peor?

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La respuesta podría encontrarse en la confluencia de varios factores. Los medios de comunicación, propensos a enfocarse en las noticias negativas, y las redes sociales, que difunden información a una velocidad sin precedentes, juegan un rol crucial en la formación de esta percepción pesimista. Además, la sucesión de eventos negativos en los últimos cuatro años, como la pandemia, la inflación elevada, conflictos geopolíticos y el aumento de las tasas de interés, ha contribuido a generar una atmósfera de incertidumbre y pesimismo.

Hay mucho porque celebrar

Sin embargo, este enfoque en lo negativo está opacando eventos positivos, como la rápida recuperación del mercado laboral post-pandemia. De hecho, una encuesta reciente reveló que los estadounidenses hoy en día son más propensos a reportar haber escuchado malas noticias económicas que los encuestados en 1980, a pesar de que las condiciones económicas eran objetivamente peores en ese entonces.

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El pesimismo estadounidense podría volverse una profecía autocumplida si los consumidores reducen su gasto y las empresas postergan inversiones. Ilustración MidJourney

El papel de las redes sociales en este fenómeno del pesimismo estadounidense es innegable. Según el Pew Research Center, la mitad de los adultos estadounidenses obtienen al menos parte de sus noticias de plataformas de redes sociales. Facebook y YouTube, en particular, tienen un alcance masivo, conectando a un tercio y una quinta parte de los adultos estadounidenses, respectivamente.

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Llamado a la reflexión

En este contexto, Sahm hace un llamado a la reflexión y a la objetividad. Es crucial reconocer y agradecer los avances y las fortalezas de la economía estadounidense, sin ignorar sus desafíos. Solo así, los ciudadanos podrán formar una visión equilibrada y realista del país, liberándose del pesimismo que actualmente parece nublar su percepción y amenazar con convertirse en un obstáculo para el progreso y la prosperidad.

Este pesimismo estadounidense, arraigado en la cultura y magnificado por las redes sociales, requiere ser abordado de manera crítica y consciente. La ciudadanía debe cuestionar la influencia de las narrativas negativas y esforzarse por reconocer las oportunidades y logros presentes en la sociedad, para así romper el ciclo de pesimismo y abrir paso a una visión más equilibrada y esperanzadora del futuro del país.

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