Ron DeSantis y Nikki Haley pidieron no levantar las sanciones al régimen de Nicolás Maduro

«No levantar las sanciones«, fue la firme declaración que resonó en el debate republicano llevado a cabo en Miami, donde Ron DeSantis, el gobernador de Florida y uno de los aspirantes a la candidatura presidencial por el partido republicano, marcó su posición respecto a la política exterior de Estados Unidos hacia Venezuela. En una convergencia de opiniones, tanto él como Nikki Haley, ex embajadora de EE.UU. ante la ONU y figura prominente dentro del partido, se expresaron en contra de la idea de suavizar las medidas punitivas hacia el gobierno de Nicolás Maduro. Esta postura se alinea con una visión más amplia que percibe a China como un vector de riesgo global, y con la creciente insistencia en lograr la independencia energética estadounidense.

Durante el acalorado debate, DeSantis articuló una política de “mano dura” frente al gobierno venezolano, argumentando que el país norteamericano no debe depender de fuentes externas para su suministro de petróleo, mucho menos de un estado que considera corrupto y dictatorial. La perspectiva de DeSantis sobre la independencia energética no solo refleja una posición estratégica frente a Venezuela, sino que también se enmarca dentro de una crítica más amplia sobre la política energética actual y sus implicaciones en la seguridad nacional.

No levantar las sanciones
La posición conjunta de los candidatos republicanos sobre Venezuela y China refleja una visión de política exterior en la que la firmeza y la autosuficiencia son vitales. Ilustración MidJourney

Piden no levantar las sanciones

En concordancia con DeSantis, Nikki Haley proyectó una visión crítica del «petróleo sucio» proveniente de Venezuela y reforzó la necesidad de mantener sanciones que presionen al régimen de Maduro. Ambos políticos también cuestionaron la reciente aprobación del Estatus de Protección Temporal (TPS) para venezolanos, sugiriendo que podría tener consecuencias no previstas en la política interna.

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Este tercer debate republicano no solo se centró en Venezuela para la que piden no levantar las sanciones, sino que abordó la complejidad de la amenaza china. La expansión de la flota naval china y su significado estratégico fue un tema subrayado por Haley, quien apremió a los Estados Unidos a modernizar su arsenal militar mediante el uso de tecnologías avanzadas como la Inteligencia Artificial. Chris Christie, ex gobernador de Nueva Jersey, secundó esta opinión y se decantó por una estrategia de fortalecimiento del poder naval estadounidense a través de submarinos nucleares, señalando la necesidad de una expansión «callada y efectiva».

Otros pasajes de debate

Vivek Ramaswamy, empresario y también aspirante presidencial, extendió la conversación sobre la influencia china, abogando por un incremento de la capacidad naval de EE.UU. en un 20 % para los años venideros y proponiendo la prohibición de negocios entre empresas estadounidenses y chinas. De manera similar, el senador Tim Scott abogó por la prohibición de plataformas como TikTok en el país, resaltando las preocupaciones de seguridad nacional y privacidad de datos.

No levantar las sanciones
Council on Foreign Relations han reiterado la importancia de mantener la presión económica sobre gobiernos que no se alinean con EE.UU. Ilustración MidJourney

Ron DeSantis, por su parte, enfatizó que la competencia con China no es únicamente económica sino también cultural, implicando un frente más amplio en el que Estados Unidos debe mantenerse firme y proactivo. La posición conjunta de los candidatos republicanos sobre Venezuela para la que piden no levantar las sanciones y China refleja una visión de política exterior en la que la firmeza y la autosuficiencia son vitales.

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La vulnerabilidad histórica

Más allá de la retórica política, el enfoque en la independencia energética y la política de sanciones es respaldado por diversos analistas y organismos especializados. Según datos del Departamento de Energía de EE.UU., la dependencia del crudo extranjero ha sido una vulnerabilidad histórica, y aunque la producción nacional ha aumentado, crisis recientes han demostrado la necesidad de una política energética más autónoma. Además, informes de think tanks como el Council on Foreign Relations han reiterado la importancia de mantener la presión económica sobre gobiernos que no se alinean con los estándares democráticos y de derechos humanos internacionales.

El panorama político en EE.UU. y la creciente competencia geopolítica con China colocan a América Latina y, en particular, a Venezuela, en una posición estratégica, por lo que no levantar las sanciones se considera un punto de honor. Los expertos en política internacional sugieren que el abordaje hacia estos temas será decisivo en el ajedrez político mundial, y las posturas de figuras como DeSantis y Haley pueden definir no solo el futuro de las relaciones bilaterales entre EE.UU. y Venezuela sino también el balance de poder global frente a la emergencia de China en el siglo XXI.

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