La inflación en los EE.UU. galopa a pesar de tener bridas firmes. En 2023, la economía del Gigante del Norte afronta una realidad preocupante: una inflación que, aunque en un solo dígito, está presionando a la Reserva Federal (FED) a replantearse su política monetaria, particularmente la tasa de interés.
El aumento de la inflación no solo coloca tensión sobre el gobierno, sino que también deteriora la calidad de vida de sus ciudadanos, con productos y servicios cada vez más costosos en el mercado. Según datos del Bureau of Labor Statistics, la tasa de inflación actual ronda el 9%, una cifra que no se veía desde la crisis de los años 80. Esta situación ha llevado a un encarecimiento de los bienes esenciales como alimentos, energía y vivienda, lo que resulta en dificultades para familias y pequeños negocios.
Inflación en los EE.UU.
La FED, bajo la dirección de su presidente, se encuentra en una encrucijada. Desde el comienzo de la pandemia del COVID-19 en 2020, la institución ha mantenido tasas de interés cercanas a cero para impulsar la economía en tiempos de incertidumbre. Pero a medida que la economía ha comenzado a recuperarse, y el desempleo ha bajado, la inflación ha emergido como una amenaza creciente.
«Las bajas tasas de interés fueron una solución temporal para afrontar la recesión que trajo el COVID-19. Pero ahora, con una economía en crecimiento y una inflación al alza, la FED deberá reconsiderar su política», señala el Dr. Michael Thompson, historiador económico de la Universidad de Harvard quien analiza la inflación en los EE.UU.
Un asunto multidimensional
El aumento de la inflación en los EE.UU. no es un fenómeno aislado. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), varios países desarrollados han experimentado un incremento en sus niveles de inflación, en parte debido a la recuperación económica post-pandemia, pero también por las tensiones en las cadenas de suministro globales y el aumento de los precios del petróleo.
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La preocupación es evidente. «Si no se toman medidas, la inflación podría erosionar el poder adquisitivo de los estadounidenses, generando un círculo vicioso donde se demanden mayores salarios, lo que a su vez podría generar más inflación», indica Sarah Martinez, economista principal de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Ante este panorama, políticos de ambos lados del espectro han manifestado su inquietud. John Carter, senador republicano por Texas, menciona: «Estamos ante una realidad que demanda acción. No podemos permitir que nuestros ciudadanos pierdan confianza en la economía». Por su parte, Alexandra Stevens, congresista demócrata por California, expone: «Si bien es esencial mantener la estabilidad económica, también debemos garantizar que los estadounidenses no vean mermado su nivel de vida».
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Alza en las tasas de interés
El alza en las tasas de interés puede ser una solución para contener la inflación en los EE.UU. Al incrementar las tasas, se reduce la cantidad de dinero en circulación, lo que a su vez reduce la demanda y estabiliza los precios. Sin embargo, esta acción también puede frenar el crecimiento económico y aumentar el coste de endeudamiento para individuos y empresas.
La historia nos muestra que la toma de decisiones en momentos de inflación es delicada. En la década de 1980, bajo el mandato de Paul Volcker, la FED aumentó drásticamente las tasas de interés para combatir la inflación, llevando al país a una recesión en el corto plazo, pero estableciendo las bases para un periodo de crecimiento prolongado.
«Hay que aprender de la historia, pero también adaptarse a las circunstancias actuales», apunta Dr. Elena Rodriguez, politóloga y profesora en la Universidad de Yale. «La FED tiene un desafío por delante, y su decisión tendrá repercusiones no solo en EE.UU., sino en la economía global».
La Reserva Federal, consciente de la presión, está en una posición complicada. Con la memoria de la crisis financiera de 2008 aún fresca, y las lecciones de los años 80 en mente, el equilibrio entre el control de la inflación y el soporte al crecimiento económico es más crucial que nunca. La dirección que tome en los próximos meses definirá el curso económico de la nación en los años venideros.