Un cansancio implacable y una desilusión profunda. Eso es lo que revela un reciente estudio del Pew Research Center sobre cómo se siente el ciudadano estadounidense ante el panorama político. Los estadounidenses están hartos de pensar en política, y no es para menos: sus opiniones sobre el gobierno federal y los funcionarios electos han llegado a niveles de desconfianza sin precedentes. A pesar de los altos índices de participación electoral, el sentimiento predominante es de insatisfacción.
Desde hace mucho, los estadounidenses han sido críticos de los políticos y escépticos sobre el gobierno federal. No obstante, lo que revela este estudio es un nivel de descontento que trasciende el escepticismo habitual. Los encuestados sienten que el proceso político está saturado por intereses especiales, plagado de financiamiento de campaña y envuelto en una lucha partidista incesante.
Hartos de pensar en política
Expertos en historia y política ofrecen perspectivas sobre esta situación. El Dr. David Hamilton, historiador y profesor en la Universidad de Georgetown, comenta: «A lo largo de la historia de los EE.UU., hemos tenido periodos de desilusión política. Sin embargo, la combinación de la era digital, la polarización y la percepción de corrupción ha creado un coctel particularmente tóxico en esta ocasión”.
También puedes leer: Fernando Botero exaltó el volumen de las cosas y lo llevó a la grandeza
Además, hay indicadores que muestran que los estadounidenses están hartos de la política. Actualmente, el 63% de los encuestados siente insatisfacción con la calidad de los candidatos que se presentan. Si miramos atrás, solo el 26% calificaba la calidad de los candidatos políticos como buena en 2018, lo que indica un declive considerable en solo cinco años.
En busca de salidas
Ante este panorama, no es sorprendente que muchos estadounidenses busquen reformas al sistema. Una mayoría respalda propuestas como establecer límites de edad y mandato para los funcionarios y eliminar el Colegio Electoral. Estas medidas reflejan una profunda frustración y la búsqueda de cambios significativos en la estructura política.
A pesar de la creciente desconfianza en el sistema político, hay puntos de luz en medio de la oscuridad. Aunque pocos, algunos estadounidenses aún ven fortalezas en el sistema, destacando su sistema de controles y equilibrios, las libertades y valores democráticos, y la oportunidad de votar en elecciones. Esos vestigios de fe en la estructura demuestran que, a pesar de todo, aún hay quienes creen en la resiliencia de la democracia estadounidense.
El informe del Pew Research Center pone de manifiesto un desafío monumental para los líderes y candidatos actuales y futuros. El llamado es claro para aquellos que deseen revertir el ánimo de los que están hartos de la política: es necesario un cambio en la forma de hacer política, en la forma de relacionarse con la ciudadanía y, sobre todo, en la forma de recuperar la confianza perdida. El panorama es sombrío, pero la historia ha demostrado que, con voluntad y esfuerzo, es posible revertir estas tendencias y reconstruir la fe en las instituciones democráticas.
También puedes leer: El Ratón, hijo del Chapo Guzmán, apuesta a que no le darán “cadena perpetua”
El asunto de los ciclos
El panorama desalentador plantea una serie de preguntas sobre cómo llegamos aquí. Según Patricia Moreno, analista política en el Instituto de Estudios Políticos de Washington, «los ciclos de noticias constantes, las redes sociales y la inmediatez de la información han ampliado la visibilidad de los fallos políticos. El ciudadano promedio ahora tiene un acceso sin precedentes a la información, pero esto también ha aumentado su susceptibilidad a la desinformación y a la polarización». La combinación de mayor acceso a la información con la falta de herramientas adecuadas para discernir su validez ha contribuido, en gran medida, a esta crisis de confianza que tiene a los estadounidenses hartos de la política.
Frente a este complejo escenario, también hay movimientos y organizaciones que buscan reforzar la participación cívica y mejorar la educación política entre los ciudadanos. La idea es que, al fortalecer el compromiso ciudadano desde una perspectiva informada y crítica, se pueda iniciar un proceso de recuperación de la confianza. Sin embargo, la tarea no es fácil. Requiere de un esfuerzo colectivo que vaya más allá de la retórica y se traduzca en acciones concretas que demuestren un genuino interés en el bienestar de la nación y de sus ciudadanos. Es un llamado a reimaginar y reestructurar el tejido político y social de Estados Unidos.