Gobierno de Venezuela es más cercano a la visión geopolítica de la República China 

En el paisaje internacional, el crecimiento de los vínculos entre Venezuela y China parece no sólo inevitable sino también estratégico. Los recientes comentarios del ministro venezolano de Exteriores, Yván Gil, en el Debate General de la Asamblea de la ONU, muestran un decidido acercamiento hacia las visiones y metas de la República China. 

Gil ha expresado claramente que Venezuela respalda las iniciativas globales de China, centradas en el desarrollo, seguridad y civilización. Estas palabras resaltan el profundo interés de Caracas en establecer relaciones duraderas y estratégicas con Beijing, reconociendo los esfuerzos de la nación asiática en promover un diálogo global, entendimiento y paz. 

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República China  

Datos estadísticos muestran que, a lo largo de los últimos años, el comercio entre la República China y Venezuela ha crecido significativamente. Según el Banco Mundial, China se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de Venezuela, con inversiones en sectores como el petrolero, infraestructura y tecnología. 

Para organismos especializados como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), este acercamiento no sólo tiene sentido desde el punto de vista económico sino también político. La CEPAL indica que, en la última década, Venezuela ha buscado diversificar sus relaciones internacionales y China se presenta como un aliado natural en esa búsqueda. 

República China
La visión del mundo es un asunto que comparte el gobierno de Venezuela con China. Ilustración MidJourney

Cara al mundo en desarrollo 

Historiadores y analistas políticos, como el Dr. Carlos Romero, señalan que Venezuela siempre ha tenido una inclinación hacia el sur global, especialmente después de las políticas de integración regional impulsadas por el expresidente Hugo Chávez. “La República China, con su crecimiento exponencial y su influencia en el mundo en desarrollo, ha demostrado ser un socio fiable para naciones como Venezuela, que buscan establecer mecanismos de cooperación alternativos a los tradicionales organismos occidentales”, afirma Romero. 

La mencionada alusión de Gil al «apartheid criminal financiero» y al «esquema neocolonialista de saqueo y dependencia» por parte de instituciones occidentales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, no es simplemente una retórica política, sino un reflejo de la percepción de muchos países en desarrollo. Es un llamado a la necesidad de reformar y democratizar las relaciones internacionales y los mecanismos de financiación global. 

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Cooperación Sur-Sur 

En este escenario, la República China, con su política de préstamos e inversiones en países en desarrollo, ha sido vista por muchos como una alternativa más flexible y menos condicionada que las instituciones occidentales. Su modelo de cooperación Sur-Sur, que se centra en la no interferencia y el beneficio mutuo, se alinea con la visión venezolana de solidaridad y cooperación internacional. 

El deseo de Venezuela de unirse al grupo de los BRICS, como lo expresó Gil, es otro indicativo del interés de Caracas en reorientar su política exterior. El BRICS, compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, es un grupo de economías emergentes que busca establecer una nueva arquitectura financiera internacional, más incluyente y representativa. 

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El país caribeño es atraído por el modelo de cooperación Sur-Sur de China. Ilustración MidJourney

Crisis financiera global 

Las palabras de Gil en la Asamblea de la ONU también subrayan la preocupación de Venezuela por la crisis económica y financiera global. La afirmación de que «los Objetivos de Desarrollo Sostenible están condenados a ser incumplidos» sin una reforma del sistema multilateral, refleja la urgencia de un cambio en la forma en que se conducen los asuntos internacionales. 

Venezuela, con su decidido acercamiento hacia la República China, está buscando consolidar una alianza estratégica que le permita enfrentar los desafíos económicos, políticos y sociales del siglo XXI. Este acercamiento refleja la necesidad de un nuevo orden mundial basado en la cooperación, la solidaridad y la equidad. Es evidente que, en esta nueva era, China y Venezuela están destinados a jugar un papel protagónico en la reconfiguración de la geopolítica global. 

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