La refinería Citgo Petroleum Corp., el activo más valioso de Venezuela en el extranjero, ha sido objeto de un interminable pulso legal entre los tenedores de bonos soberanos y el gobierno venezolano. Con un proceso de subasta pendiente para el próximo mes, hay crecientes preocupaciones entre los acreedores de que fuerzas en EE.UU. están maniobrando para evitar la venta de Citgo.
Los acreedores afirman que el principal objetivo detrás de esta acción es frenar o incluso detener la subasta de Citgo, un acto que podría generar alrededor de US$14.000 millones. Estos fondos serían vitales para cubrir arbitrajes en contra de Venezuela y otras reclamaciones que tienen sus raíces en la era de nacionalizaciones de Hugo Chávez. Miguel Estrada, abogado representante de uno de los principales acreedores, mencionó que la demanda de bonos tiene un alza artificial, sospechando de intentos para sabotear la venta.
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Bonos Soberanos y sus dilemas
Para los tenedores de Bonos Soberanos, la venta de Citgo representa un riesgo significativo a sus inversiones. Citgo, al ser uno de los activos más valiosos de Venezuela en el extranjero, sirve como una garantía tangible en caso de impago de la deuda soberana. Si Citgo se vendiera, los tenedores podrían perder su principal recurso para recuperar los fondos que Venezuela les debe. La refinadora tiene un valor estimado de US$14.000 millones, una cifra que podría ayudar a saldar una parte considerable de la deuda venezolana.
Adicionalmente, la subasta de Citgo podría resultar en una recaudación menor a su valor real debido a complicaciones políticas, legales o de mercado. Si la empresa se vende por debajo de su valor estimado, esto reduciría aún más las posibilidades de que los tenedores de bonos recuperen el total de su inversión. Por tanto, muchos acreedores preferirían mantener el control o influencia sobre Citgo como garantía en lugar de correr el riesgo de una venta que podría no satisfacer completamente las deudas pendientes.
Gritos en silencio
Si bien los representantes de PDVH (la empresa matriz de Citgo) se han mantenido en silencio ante estas acusaciones, han reafirmado en tribunales que la fianza es un requisito legal. Las próximas audiencias en el Delaware Chancery Court prometen esclarecer aún más esta situación.
El trasfondo de esta contienda que tiene expectante a los tenedores de Bonos Soberanos, se encuentra en las tensas relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Venezuela, especialmente durante las administraciones de Chávez y Nicolás Maduro. Con la controvertida reelección de Maduro en 2019, EE.UU. y otros países tomaron la decisión de reconocer a Juan Guaidó, líder opositor, como el legítimo presidente de Venezuela. Esta acción trajo consigo el control de Citgo, PDVH y otros activos a una administración paralela encabezada por Guaidó. Aunque esta administración ya no está activa, la oposición sigue ejerciendo control sobre PDVH desde territorio estadounidense y venezolano.
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No es vender por vender
Sin embargo, el interés principal de PDVH y PDVSA no es que Citgo sea vendida al mejor postor. Es postura es la que tiene a la expectativa a los tenedores de los Bonos Soberanos. Ambas entidades han mostrado una actitud combativa en tribunales, tratando de evitar la subasta a toda costa. La situación económica precaria de Venezuela ha vuelto aún más vital para el país mantener el control sobre Citgo, considerando la importancia de sus operaciones de refinación.
Organismos especializados, como la OPEP, han registrado una caída sostenida de la producción de petróleo en Venezuela. Según datos del Banco Mundial, la economía venezolana ha experimentado una contracción del 65% desde 2013, evidenciando la dependencia del país hacia sus activos petroleros. Expertos en historia y políticos, como el historiador Carlos Romero, argumentan que esta situación es el reflejo de las decisiones tomadas durante la era Chávez, que centralizó la economía alrededor del petróleo.
Un golpe más para el pueblo
Al mismo tiempo, actores políticos de EE.UU. muestran su preocupación ante la situación de Citgo. «La venta de Citgo podría representar un golpe aún más duro para el pueblo venezolano, ya golpeado por la crisis. Hay que garantizar que la subasta se realice de forma transparente y justa», afirmó el senador estadounidense Marco Rubio.
La batalla por Citgo está lejos de terminar. Con un futuro incierto, el destino de la refinería es símbolo de las tensiones políticas y económicas que se entrelazan entre Venezuela y Estados Unidos. Los próximos meses serán cruciales para determinar si Citgo cambiará de manos o seguirá siendo una pieza clave en el ajedrez geopolítico de América Latina. Este final inesperado tiene a los tenedores de Bonos Soberanos comiéndose las uñas.