Sanciones de Biden contra el Gazprombank son medidas de un hombre que está de salida

El reciente anuncio de sanciones por parte de la administración Biden contra el banco ruso Gazprombank marca un capítulo crucial en el panorama geopolítico actual. Estas medidas, calificadas como una demostración de fuerza tardía, parecen más bien una maniobra política de una administración que enfrenta sus últimos días en el poder. Gazprombank, un pilar esencial en la economía rusa, se convierte ahora en el foco de una estrategia que busca debilitar las capacidades financieras del Kremlin y presionar aún más a Moscú en el contexto de su guerra contra Ucrania.

Daniel Fried y Kimberly Donovan, expertos de Atlantic Council, son las mentes detrás del análisis profundo que arroja luz sobre estas sanciones. En un artículo titulado: “Cinco preguntas (y respuestas de expertos) sobre las nuevas e importantes sanciones estadounidenses al banco ruso Gazprombank”, publicado en el portal de Atlantic Council, los autores desglosan las implicaciones de esta decisión. Fried, ex coordinador de política de sanciones del Departamento de Estado de EE.UU. UU., y Donovan, con vasta experiencia en el Departamento del Tesoro, destacan que estas medidas apuntan a una presión financiera sin precedentes, pero advierten que podrían ser insuficientes si no se acompañan de acciones más contundentes.

No se ve herido el Gazprombank

Gazprombank, el tercer banco más grande de Rusia, había evitado sanciones totales hasta ahora debido al temor de que tal acción provocara un incremento descontrolado en los precios del petróleo. No obstante, la administración Biden, en una decisión coordinada con los aliados occidentales, ha incluido finalmente al banco en su lista de Nacionales Especialmente Designados (SDN, por sus siglas en inglés). Este paso, aunque significativo, llega en un momento en el que Biden parece apresurarse a consolidar su legado de apoyo a Ucrania, mientras busca marcar un punto final en su política exterior con respecto a Rusia. Según Fried y Donovan, esta decisión, aunque firme, refleja también las limitaciones de un gobierno que actúa bajo la presión de un tiempo político que se agota.

La administración Biden ha acelerado la entrega de equipo militar avanzado, como los Sistemas de Misiles Tácticos del Ejército (ATACMS), en un intento de equilibrar la balanza a favor de Kiev. Sin embargo, como subraya Donovan, las sanciones económicas tienen un impacto más gradual y no garantizan resultados inmediatos. Ilustración MidJourney

El contexto de esta acción no puede desvincularse de los acontecimientos recientes en Ucrania. La administración Biden ha acelerado la entrega de equipo militar avanzado, como los Sistemas de Misiles Tácticos del Ejército (ATACMS), en un intento de equilibrar la balanza a favor de Kiev. Sin embargo, como subraya Donovan, las sanciones económicas tienen un impacto más gradual y no garantizan resultados inmediatos. En el caso de Gazprombank, estas restricciones probablemente complicarán las transacciones relacionadas con la venta de petróleo ruso y obligarán a Moscú a buscar alternativas menos ventajosas, como acuerdos en monedas más débiles o trueques comerciales.

¿Un efecto simbólico?

Desde el punto de vista estratégico, las sanciones representan una continuación de la lógica de la política adoptada por Estados Unidos desde 2014, cuando Rusia anexó Crimea. Sin embargo, Fried señala que, aunque estas han incrementado su alcance desde la invasión total de Ucrania en 2022, aún no constituyen un embargo total al sistema financiero ruso. Esto deja espacio para especular sobre si estas acciones buscan más un efecto simbólico que un impacto devastador en la economía rusa, particularmente en un momento en el que Biden parece enfocar sus esfuerzos finales en dejar una marca duradera.

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El impacto internacional de estas sanciones también es notable. Según Donovan, cualquier institución financiera extranjera que mantenga relaciones con Gazprombank podría estar en riesgo de enfrentar sanciones secundarias. Este tipo de medidas, que disuaden a terceros países de comerciar con Rusia, podría afectar el panorama energético global, forzando a los importadores de petróleo a reconsiderar sus opciones. La inclusión de Gazprombank en esta estrategia amplía el alcance de la política de sanciones de EE.UU. UU., pero también genera preguntas sobre la capacidad de estas acciones para alterar significativamente la trayectoria del conflicto en Ucrania.

No son un golpe final

Una de las críticas más destacadas, expresada por Fried, es que estas sanciones contra Gazprombank llegan demasiado tarde y carecen de la contundencia necesaria para infligir un daño inmediato a la economía rusa. Aunque reconocen que estas medidas incrementarán las «fricciones» en las operaciones financieras rusas, ambos expertos coinciden en que no constituyen un golpe final. Por tanto, la percepción general es que la administración Biden podría estar utilizando estas sanciones más como una herramienta para consolidar su imagen que como un medio efectivo para cambiar la dinámica del conflicto.

El análisis de Fried y Donovan también resalta cómo esta acción encaja en el marco más amplio de la estrategia de Biden hacia Rusia y Ucrania. En un contexto donde la política internacional está en constante cambio, las sanciones parecen diseñadas no solo para presionar a Moscú, sino también para reafirmar la posición de EE.UU. UU. como líder en la coalición occidental contra la agresión rusa. Sin embargo, la efectividad de estas medidas dependerá en gran medida de la disposición de otros países para adherirse a las restricciones y de la capacidad de la economía rusa para adaptarse a un entorno financiero cada vez más hostil.

El impacto internacional de estas sanciones también es notable. Según Donovan, cualquier institución financiera extranjera que mantenga relaciones con Gazprombank podría estar en riesgo de enfrentar sanciones secundarias. Ilustración MidJourney.

El legado de Biden en la guerra

En este punto, es crucial preguntarse si la administración Biden ha logrado el equilibrio adecuado entre la presión económica y el apoyo militar. Por un lado, las sanciones refuerzan la narrativa de un esfuerzo conjunto para aislar a Rusia en el escenario global. Por otro lado, la entrega de armamento avanzado a Ucrania subraya el compromiso de Estados Unidos con la defensa de su aliado. Sin embargo, Fried y Donovan advierten que el tiempo es un factor crítico, y cualquier retraso en la implementación de medidas más severas podría diluir el impacto de las acciones actuales.

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En resumen, las sanciones contra Gazprombank representan una medida significativa pero tardía en la estrategia de la administración Biden. Mientras la Casa Blanca busca consolidar su legado en política exterior, estas acciones destacan tanto por su simbolismo como por sus limitaciones. Fried y Donovan subrayan que, aunque estas restricciones aumentarán las dificultades económicas para Rusia, es poco probable que por sí solas cambien el curso de la guerra. En última instancia, estas sanciones parecen ser tanto un gesto hacia los aliados occidentales como una declaración de intenciones de un presidente que enfrenta el caso de su mandato. La pregunta que queda es si estas medidas serán suficientes para dejar una huella duradera en la historia de este conflicto.

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