Los BRICS+ no necesitan una moneda única para iniciar su camino hacia una independencia del sistema financiero dominado por el dólar estadounidense. Esta afirmación, que desafía ideas ampliamente aceptadas sobre la dependencia global del dólar, cobra fuerza en el análisis reciente de Wolfgang Münchau, periodista económico y director de Eurointelligence. Münchau argumenta que, a diferencia de lo que se cree en Occidente, los BRICS+ no dependen de una moneda única para desestabilizar el poder del dólar en el comercio mundial. De hecho, este bloque de países emergentes, compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y ampliado recientemente para incluir a Irán, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos, se encuentra en una posición cada vez más favorable para reducir su dependencia de Estados Unidos y avanzar hacia un sistema financiero autónomo basado en tecnologías de cadena de bloques y otros métodos innovadores.
Wolfgang Münchau, con estudios en matemáticas y economía empresarial, y un título en periodismo internacional por la Universidad de la City de Londres, es un reconocido analista que ha desarrollado una carrera sólida en medios como el Financial Times y, actualmente, dirige el portal Eurointelligence. Su reciente columna en el diario español EL PAÍS, titulada “No subestimen a los BRICS”, expone cómo este grupo de países ha sido históricamente subestimado por el mundo occidental. Münchau señala que el dominio del dólar ha sido el “clavo ardiendo” al que los economistas occidentales se han aferrado para justificar la estabilidad del orden financiero actual, pero insiste en que esta dependencia podría estar cerca de diluirse. En su análisis, Münchau sostiene que el concepto de una moneda única es, en realidad, irrelevante para los BRICS+. Su meta no es replicar el modelo monetario occidental, sino desarrollar una infraestructura que permita transacciones fluidas entre sus economías sin necesidad de usar el dólar.
BRICS+ no necesitan una moneda única
Para desafiar el poder del dólar en los flujos comerciales, los BRICS+ no necesitan una moneda única. En su reciente cumbre en Kazán, Rusia, el bloque dio un paso clave con el lanzamiento de Brics Pay, un sistema de pagos basado en la tecnología de blockchain. Esta tecnología, aunque no necesariamente visible en los titulares, se ha convertido en un pilar fundamental para la independencia financiera, al permitir que los países miembros gestionen sus transacciones sin someterse a la jurisdicción del sistema financiero estadounidense. Brics Pay es más que un simple sistema de pagos; representa un avance estratégico hacia un sistema financiero global menos centrado en el dólar y más adaptado a los intereses de sus miembros. En un contexto en el que Estados Unidos utiliza el dólar como herramienta de sanciones, los BRICS+ están decididos a construir una red de pagos propia, capaz de operar fuera del alcance de las políticas de sanción estadounidense.
Münchau considera que este desarrollo en los BRICS+ refleja una de las fallas de la estrategia occidental en Ucrania: subestimar la resiliencia económica y política de Rusia y, por extensión, de sus aliados en los BRICS+. “La razón profunda de nuestra desastrosa estrategia en Ucrania es que subestimamos a Rusia y sus capacidades económicas y diplomáticas”, afirma Münchau, quien también destaca que los BRICS+ representan un 35,4% del producto interno bruto mundial, en comparación con el 29,6% que representan los países del Grupo de los Siete (G7). La fortaleza económica de los BRICS+ no solo reside en sus recursos naturales y su industria, sino en su población, que abarca el 45% de la población mundial, una base demográfica que otorga una ventaja estratégica a largo plazo.
Cooperación basada en intereses compartidos
Además, los BRICS+ no necesitan una moneda única para fortalecer su cohesión y avanzar en sus intereses geopolíticos. Uno de los puntos que menciona Münchau en su análisis es que los BRICS+ no están diseñados para replicar la estructura política de bloques como la Unión Europea o la OTAN. A diferencia de estos organismos, los BRICS+ no buscan una integración política completa, sino una cooperación basada en intereses compartidos, como la reducción de la dependencia del dólar y la creación de mecanismos financieros alternativos. Es por eso que, según Münchau, el grado de cohesión política que se espera en Occidente no es necesario para que el bloque BRICS+ avance en su agenda.
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El economista francés Jacques Sapir estima que, en los próximos cinco años, los BRICS+ reducirán el uso del dólar en un 80% para sus intercambios comerciales. Aunque Münchau es más cauto en sus predicciones, coincide en que la tendencia hacia un sistema de pagos autónomo y la desvinculación del dólar es innegable. Para Sapir, este cambio en la dinámica financiera tendría un impacto significativo en el equilibrio del poder financiero mundial. Hoy en día, alrededor del 60% de las reservas de divisas globales están en dólares, un dominio que se vería amenazado si los BRICS+ consolidan su sistema de pagos propio.
Brics Pay es la joya de la alianza
BRICS+ no necesitan una moneda única, sino aprovechar la tecnología blockchain, la cual permite a los bancos y bancos centrales de los países miembros realizar transacciones entre sí de forma segura y sin interferencias externas. En este sentido, la cadena de bloques no solo es la base de las criptomonedas, sino que también ofrece una alternativa segura y descentralizada para el manejo de pagos internacionales. Münchau señala que los macroeconomistas occidentales han subestimado el impacto de blockchain y las criptomonedas, sin prever que estas tecnologías podrían usarse para debilitar el dominio financiero de Estados Unidos. Brics Pay representa este cambio de paradigma, donde la tecnología habilita a los BRICS+ para operar fuera del sistema financiero controlado por Estados Unidos.
Además, Münchau considera que el aparente desinterés de Estados Unidos por frenar las ambiciones geopolíticas de los BRICS+ podría ser un factor que aumente el crecimiento de este bloque. Las políticas de sanciones y el proteccionismo comercial han sido constantes en varias administraciones estadounidenses, independientemente del partido en el poder. Esta estrategia, lejos de aislar a los BRICS+, ha acelerado su búsqueda de alternativas al dólar. Con el tiempo, la postura estadounidense ha incentivado a los BRICS+ a desarrollar sistemas independientes que hoy presentan una amenaza significativa al dominio financiero estadounidense.
La tiranía del dólar
Münchau finaliza su análisis recordando que el mundo financiero siempre ha tenido una moneda dominante: primero la libra esterlina y luego el dólar. Sin embargo, las redes de pago globales y la tecnología blockchain han cambiado las reglas del juego. BRICS+ no necesitan una moneda única para independizarse del dólar estadounidense; necesitan una infraestructura financiera moderna que permita a sus países miembros realizar transacciones sin depender de la moneda estadounidense. Este enfoque innovador está impulsando la creación de un sistema financiero alternativo, donde los BRICS+ pueden controlar sus propias transacciones y establecer relaciones comerciales directas, sin intermediarios ni sanciones externas.
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La independencia financiera del dólar podría llevar a una nueva etapa de multipolaridad en el sistema económico mundial. Para Münchau, la fortaleza de los BRICS+ no radica en su cohesión ideológica, sino en su capacidad para operar como un bloque flexible, diverso y con metas pragmáticas. Este grupo emergente se perfila como una fuerza decisiva en el nuevo orden mundial, una tendencia que Occidente no puede ignorar ni subestimar.