¿Venezuela es medio feliz, o tiene el vaso medio lleno? El Instituto Gallup, conocido por sus precisos sondeos a nivel mundial, ha demostrado una vez más que la percepción de la felicidad no depende únicamente de variables económicas. Si bien Venezuela ha pasado por dificultades económicas palpables en la última década, la resiliencia y el carácter de su gente han jugado un papel crucial en esta percepción de bienestar.
El «World Happiness Report 2023», no es nuevo, pero en una nación con tantos problemas nunca falta quien se la adversidad haga un episodio de risas. Gallup dio a conocer sus resultados sobre la percepción de la felicidad en el mundo. Sorprendentemente para muchos, Venezuela ocupó el puesto 88 entre 150 naciones evaluadas, ubicándose en un término medio en cuanto a la auto-percepción de la felicidad. ¿Cómo puede un país con una historia reciente de crisis políticas, económicas y sociales ocupar tal posición? La respuesta, según expertos, radica en una compleja amalgama de factores históricos, culturales y actuales.
Venezuela es medio feliz
Laura García, politóloga e investigadora del Centro de Estudios Latinoamericanos, comenta: «No debemos confundir calidad de vida con felicidad. Si bien es cierto que la estabilidad económica y política influyen en la percepción del bienestar, la felicidad también se ve afectada por aspectos intangibles como la cultura, la familia y la comunidad. Los venezolanos, a pesar de las adversidades, han demostrado una capacidad asombrosa para encontrar alegría en las pequeñas cosas, apoyarse mutuamente y mantener vivas sus tradiciones».
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Por otro lado, organismos especializados como la ONU, en sus informes sobre desarrollo humano, han destacado que en Venezuela existen factores que contribuyen a la percepción positiva del bienestar. Uno de ellos es el alto nivel de solidaridad entre sus habitantes, especialmente en momentos de crisis. Decir que Venezuela es medio feliz, después de saber el ranking, es una razón para reir para un venezolano. Las redes comunitarias, familiares y amistosas en el país caribeño son fortísimas y han sido un soporte esencial durante los años más difíciles.
El gobierno se aprovecha
Desde el punto de vista gubernamental, el Ministerio de Comunicación e Información de Venezuela resalta los programas sociales y las iniciativas comunitarias que se han implementado en los últimos años. Estos programas, según el ministerio, han generado un impacto significativo en la vida de los ciudadanos, mejorando su acceso a servicios básicos y creando oportunidades de desarrollo. Para e gobierno es un logro saber que Venezuela es medio feliz.
No obstante, no todos los especialistas coinciden en la interpretación de estos datos. El historiador Carlos Mendoza, autor de varios libros sobre la historia contemporánea de Venezuela, señala: «Si bien es cierto que la cultura venezolana es resiliente y alegre, no debemos pasar por alto los desafíos reales que enfrenta el país. La posición 88 no es precisamente un logro, y aunque refleje una percepción media de felicidad, es necesario abordar las causas estructurales de las crisis para que Venezuela pueda avanzar hacia un bienestar más sólido y duradero».
Otras perspectivas
La política nacional también tiene una perspectiva. Rosa Méndez, senadora opositora, opina: «La cifra es un reflejo de la resistencia de nuestra gente, pero también de la necesidad de cambios estructurales en la política y la economía. No podemos quedarnos con la satisfacción de estar en la mitad del índice. Nuestro objetivo debe ser mejorar la calidad de vida de todos los venezolanos».
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La encuesta, que se basa en una variedad de factores que incluyen el PIB per cápita, el apoyo social, la esperanza de vida, la libertad para tomar decisiones, la generosidad y la percepción de corrupción, ha proporcionado una perspectiva única sobre cómo los venezolanos ven su propia felicidad en relación con el resto del mundo.
Si “Venezuela es medio feliz”, podría ser el resultado de un sesgo de respuesta o incluso de una falta de comprensión completa de la situación en el terreno. Roberto Fernández, un historiador y analista político basado en Caracas, argumenta: «Si bien es cierto que los venezolanos son resilientes y tienen un espíritu indomable, también es cierto que muchos enfrentan desafíos diarios significativos. El ranking puede no capturar completamente la complejidad y los matices de la experiencia venezolana».