Fondo del Cacao: Un proto TPS de la corona española para los venezolanos

El desplazamiento forzado no es una consecuencia exclusiva de las guerras modernas. A lo largo de la historia, los conflictos han empujado a miles de personas a abandonar sus hogares en busca de seguridad y estabilidad. En el caso de Venezuela, la Guerra de Independencia (1810-1823) no solo marcó el destino político del país, sino que también provocó un éxodo significativo de quienes permanecieron leales a la Corona española. Para muchos de estos emigrantes, Puerto Rico se convirtió en un refugio, y el llamado «Ramo del Cacao» surgió como un mecanismo de ayuda económica. En la práctica, este fondo se convirtió en un proto TPS de la corona española, una especie de programa de protección temporal que permitió la subsistencia de los exiliados venezolanos a un cambio de su lealtad al monarca.

El historiador Carlos Cruz, expresidente de la Academia de Historia del Estado Carabobo y miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia, ha documentado ampliamente este fenómeno en su reciente artículo publicado en El Nacional , titulado: “Los exiliados de la guerra de Independencia en Venezuela”. En su análisis, Cruz señala cómo los conflictos bélicos han generado migraciones masivas en distintos momentos de la historia y rescata la importancia del «Ramo del Cacao» como un mecanismo de asistencia en tiempos de crisis. Esta política, establecida por la Corona española, otorgaba una pensión financiada con impuestos al cacao exportado desde Venezuela a Puerto Rico, brindando así un sustento a quienes abandonaban su país debido a la guerra.

El cacao hizo un proto TPS de la corona española

El «Ramo del Cacao» fue, en esencia, un proto TPS de la corona española, ya que garantizaba a los venezolanos que llegaban a Puerto Rico una ayuda económica temporal para poder establecerse. El pago de esta pensión, también conocida como «Socorro» o «Pensión de Gracia», estaba condicionado a la demostración de lealtad al monarca y a la evidencia de encontrarse en una situación de extrema necesidad. Esta condición política permitía a la Corona mantener una base de apoyo entre los exiliados, quienes veían en la monarquía su única esperanza de estabilidad tras el violento proceso independentista en su tierra natal.

El «Ramo del Cacao» fue, en esencia, un proto TPS de la corona española, ya que garantizaba a los venezolanos que llegaban a Puerto Rico una ayuda económica temporal para poder establecerse. El pago de esta pensión, también conocida como «Socorro» o «Pensión de Gracia», estaba condicionado a la demostración de lealtad al monarca y a la evidencia de encontrarse en una situación de extrema necesidad. Ilustración MidJourney

El financiamiento de este sistema provenía de un impuesto de un peso por cada fanega de cacao que llegaba a Puerto Rico desde Venezuela. Dado el volumen de exportaciones, el fondo llegó a ser una fuente de ayuda relevante para numerosos emigrados. Sin embargo, con el paso de los años, el sostenimiento de estas pensiones se convirtió en una carga económica para Puerto Rico, cuya administración colonial veía con preocupación el impacto de este mecanismo en las finanzas locales. A pesar de estas dificultades, las ayudas continuaron hasta 1835 por orden real, aunque se extendieron de manera informal hasta la década de 1870.

Un testimonio documentado

El caso de don Pedro José González ilustra cómo operaba este sistema. González, oriundo de Caracas, solicitó una pensión tras haber perdido a su padre, el capitán José González, a manos de los patriotas. Su petición fue aprobada bajo el argumento de que estos socorros ayudaban a reafirmar la confianza de los súbditos en la monarquía y, en última instancia, a fortalecer la posibilidad de recuperar el control sobre los territorios perdidos. Un proto TPS de la corona española que no solo ofrecía apoyo humanitario, sino que también tenía un claro trasfondo político y estratégico.

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El gobernador de Puerto Rico, Mariano Sixto, justificó la asignación de una pensión de diez pesos mensuales a González con la premisa de que tales ayudaban a incentivar la lealtad al rey y consolidar el poder español en la isla. En una carta fechada en 1829, Sixto afirmó que estas no solo garantizaban la subsistencia de los emigrados, sino que también servían medidas para mantener la moral de los monárquicos, demostrando que la Corona no abandonaba a sus fieles vasallos. Este aspecto diferenciaba el «Ramo del Cacao» de otros sistemas de ayuda, pues no se trataba únicamente de un auxilio económico, sino de una estrategia de consolidación política en tiempos de crisis.

Una diáspora olvidada

La extensión del fondo hasta finales del siglo XIX revela la magnitud del éxodo de venezolanos durante la Guerra de Independencia y las décadas siguientes. Aunque la independencia de Venezuela se fue consolidando, muchos de los exiliados no regresaron, optando por establecerse en Puerto Rico u otros territorios del Caribe bajo dominio español. Para estas personas, el «Ramo del Cacao» representó un salvavidas, pero también un vínculo con un pasado que se resistían a dejar atrás. Un proto TPS de la corona española que, aunque limitado en alcance y duración, tuvo un impacto significativo en la vida de cientos de venezolanos que huyeron del conflicto.

Este episodio poco conocido de la historia venezolana nos recuerda que las migraciones forzadas no son exclusivas de las guerras contemporáneas. En cada época, los desplazados han buscado refugio y apoyo en las estructuras políticas existentes, y los Estados han desarrollado mecanismos para gestionar estos flujos humanos. El «Ramo del Cacao» es un ejemplo temprano de cómo un gobierno puede instrumentar medidas para asistir a quienes huyen de la guerra, con un enfoque que combina el pragmatismo económico con la lealtad política.

El fin del «Ramo del Cacao» no significó el final de las dificultades para los exiliados venezolanos en Puerto Rico. Con el tiempo, la isla dejó de ser un destino viable para muchos, y las nuevas generaciones se integraron en la sociedad local sin las mismas aspiraciones de restauración monárquica. Ilustración MidJourney.

Efectos desvanecidos

El fin del «Ramo del Cacao» no significó el final de las dificultades para los exiliados venezolanos en Puerto Rico. Con el tiempo, la isla dejó de ser un destino viable para muchos, y las nuevas generaciones se integraron en la sociedad local sin las mismas aspiraciones de restauración monárquica. Sin embargo, la historia de este fondo tributario sigue siendo un recordatorio de cómo la migración, la política y la economía se entrelazan en momentos de crisis. Un proto TPS de la corona española, que, aunque primitivo, muestra paralelismos con los programas modernos de protección temporal que hoy en día otorgan gobiernos en todo el mundo.

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Así, el «Ramo del Cacao» se inscribe en una larga tradición de respuestas estatales ante el desplazamiento forzado. Su existencia confirma que la migración por causas bélicas no es un fenómeno nuevo y que los refugiados, en cualquier época, han dependido de las decisiones de los Estados para su supervivencia. Aunque desaparecido hace más de un siglo, este mecanismo tributario permanece como un testimonio de la compleja relación entre guerra, lealtad y asistencia humanitaria en la historia de Venezuela.

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