En un giro sorprendente y sin precedentes, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela, con tendencia oficialista, ha admitido un recurso de amparo presentado por el diputado opositor disidente José Brito en contra del resultado de las primarias opositoras celebradas el pasado 22 de octubre. Las elecciones, que sorprendieron por su masiva participación de 2,4 millones de votantes y la victoria abrumadora de la liberal inhabilitada María Corina Machado con el 92% de los votos, han sido objeto de intensa polémica y escepticismo.
El gobierno de Nicolás Maduro, junto con su partido y el resto de las autoridades, han cuestionado la veracidad de los resultados, acusando a la oposición de inflar las cifras y desconociendo completamente el proceso. Por su parte, la sentencia emitida por el TSJ ha suspendido «todos los efectos de las distintas fases del proceso electoral conducido por la ‘comisión nacional de primarias'», poniendo en jaque la legitimidad de los resultados y dejando en el aire el futuro político de la oposición venezolana.
Un sorpresivo recurso de amparo
Este recurso de amparo, lejos de ser un simple trámite judicial, ha abierto una caja de Pandora de consecuencias políticas y sociales impredecibles. Al admitir el recurso, el TSJ no solo cuestiona la validez de las primarias, sino que también da un espaldarazo a los sectores más radicales del chavismo, que ven en María Corina Machado una amenaza real a su hegemonía política.
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La Fiscalía, por su parte, ha iniciado una investigación y ha citado a declarar a los principales responsables de la Comisión Nacional de Primarias (CNP), aumentando la presión y la incertidumbre sobre el proceso electoral. Esta investigación, que abarca delitos de usurpación de funciones, identidad y legitimación de capitales, podría tener graves consecuencias para los involucrados y para el futuro de la oposición en Venezuela.
Acuerdo de Barbados
Es importante destacar que las primarias se llevaron a cabo apenas cinco días después de que el gobierno y la oposición llegaran a un acuerdo de respeto mutuo en una mesa de diálogo, en la que se decidió celebrar las elecciones presidenciales en el segundo semestre de 2024 con observación internacional. Este acuerdo, que fue visto como un paso positivo hacia la democratización del país, se encuentra ahora en la cuerda floja, amenazado por las recientes decisiones del TSJ y la Fiscalía.
La situación se complica aún más si tenemos en cuenta la postura de Estados Unidos, que, en respuesta al acuerdo entre gobierno y oposición, decidió aliviar por seis meses el embargo petrolero impuesto a Venezuela en 2019, condicionando esta medida a que se permita la participación de opositores inhabilitados como María Corina Machado. Con la inhabilitación reafirmada por el TSJ, el recurso de amparo y la investigación en curso, el futuro político de Machado y de la oposición en general es incierto.
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Las interrogantes del caso
Ante este panorama, surge la pregunta: ¿Es el recurso de amparo admitido por el TSJ un buen movimiento? Desde un punto de vista legal, el TSJ está en su derecho de admitir recursos y de velar por la legalidad de los procesos electorales. Sin embargo, desde una perspectiva política, esta decisión puede interpretarse como un intento de socavar la voluntad popular y de debilitar aún más a una oposición que lucha por encontrar su camino en un país polarizado y sumido en una profunda crisis económica y social.
Solo el tiempo dirá si esta jugada legal del TSJ y la fiscalía es un acierto o un error, pero lo que es claro es que el futuro político de Venezuela se encuentra en un punto de inflexión, donde las decisiones tomadas hoy tendrán repercusiones profundas y duraderas para todos los venezolanos.