¡Puras fieras!: Así está constituido el comando de campaña de Maduro

En medio de una de las coyunturas electorales más críticas de la última década, Nicolás Maduro se prepara para enfrentar las urnas con un equipo que promete dar la pelea en cada rincón del país. Conformado por los más leales, astutos y bregados en contiendas electorales, el comando de campaña de Maduro se presenta como una auténtica maquinaria diseñada para movilizar al electorado chavista, desgastado por 25 años de revolución bolivariana. El presidente se ha rodeado de un grupo selecto de veteranos operadores políticos, conocidos en la jerga local como «puras fieras», listos para encarar cualquier desafío que se les presente.

El autor del que hicimos fuente para la reconstrucción de este análisis es Alonso Moleiro, un periodista nacido en Caracas y egresado de la Universidad Central de Venezuela. Moleiro comenzó su carrera en el rotativo El Globo, luego pasó a ser reportero de la revista Primicia y del diario El Nacional durante una década. También fue locutor y ancla informativa del Circuito Unión Radio durante diez años, y actualmente ejerce como periodista para EL PAÍS de España. Recientemente, Moleiro publicó un material informativo en el portal del diario español bajo el título: “El comando de campaña de Maduro: los más fieles, astutos y bregados en contiendas electorales”. En su sumario, Moleiro adelantó que “el presidente se ha rodeado de veteranos operadores políticos como Jorge Rodríguez o Diosdado Cabello para tratar de movilizar a un electorado chavista desgastado por 25 años de revolución bolivariana”.

Maduro es la fiera mayor

En Venezuela, la palabra «fiera» denota una personalidad experta, singular y de inteligencia superlativa, alguien capaz de ofrecer resultados sorprendentes ante desafíos mentales, físicos e intelectuales. Este concepto es clave para entender la estrategia de Maduro, quien se enfrenta a unas elecciones marcadas por la incertidumbre. La oposición, fortalecida, amenaza con poner fin a 25 años de revolución bolivariana. Para retener el poder, Maduro ha confiado en asesores astutos y experimentados en campañas electorales. Entre ellos, el principal es Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y uno de los más cercanos y confiables colaboradores del presidente.

En Venezuela, la palabra «fiera» denota una personalidad experta, singular y de inteligencia superlativa, alguien capaz de ofrecer resultados sorprendentes ante desafíos mentales, físicos e intelectuales. Este concepto es clave para entender la estrategia de Maduro, quien se enfrenta a unas elecciones marcadas por la incertidumbre. Ilustración MidJourney

Jorge Rodríguez no solo es el encargado de las conversaciones con la Casa Blanca y negociador en Barbados, sino que también maneja todo lo relacionado con la campaña de Maduro. Desde su experiencia en la creación del sistema electoral venezolano hasta su habilidad para construir mensajes políticos efectivos, Rodríguez es una pieza fundamental en la maquinaria electoral del chavismo. Aunque usualmente viste de traje, en esta campaña ha adoptado un estilo más casual, recorriendo el país en “chándal” para conectar más directamente con los votantes. Su capacidad para movilizar masas y su conocimiento profundo del sistema electoral son atributos que Maduro valora enormemente.

Comando «Venezuela Nuestra»

El resto de la dirección del comando «Venezuela Nuestra», el chavista, está compuesto por figuras igualmente destacadas. Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); Cilia Flores, primera dama de la República; Delcy Rodríguez, vicepresidenta de la República y hermana de Jorge Rodríguez; Héctor Rodríguez, vicepresidente para Alianzas y Gran Polo Patriótico del PSUV; Luis Reyes Reyes, coordinador del Consejo Político del PSUV; y Nahum Fernández, vicepresidente de movilización y eventos del PSUV, completan este equipo. Cada uno de ellos aporta su experiencia y su capacidad de movilización a una campaña que busca reavivar la llama del chavismo en momentos de descontento y apatía entre la población.

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A solo cinco días de las elecciones presidenciales, el chavismo apuesta por cierres de campaña multitudinarios en los 23 estados del país y en la capital. La ambición es replicar el famoso «cierre de las cuatro avenidas» que hizo un enfermo Hugo Chávez en su última campaña en 2012. Sin embargo, la situación actual del movimiento dista mucho de aquellos tiempos de gran arrastre popular. Maduro, quien ha pasado mucho tiempo confinado en el Palacio de Miraflores por miedo a un atentado, ahora recorre el país junto a la dirigencia del PSUV en un intento por reconectar con las bases.

Lacava: gancho para multitudes

Una figura que destaca particularmente es Rafael Lacava, gobernador del estado Carabobo. Conocido por su carisma y su capacidad para conectar con las bases chavistas, Lacava es uno de los pocos políticos del movimiento que aún mantiene un arrastre significativo. Su papel en la campaña es fundamental para atraer a los votantes indecisos y movilizar a aquellos que se sienten desencantados con la revolución bolivariana.

Rafael Lacava es una estrella de las redes sociales. Su trabajo ha sido el de un líbero. Amigo personal de Nicolás Maduro, su antiguo jefe en la Cancillería de Venezuela, cuando al carabobeño le tocó se Embajador de Venezuela en Italia, se ha desprendido sin cortapisas en la entrega de su erario político y lo ha puesto al servicio del presidente que desea ser reelecto.

Marketing del siglo XXI

La campaña de Maduro está envuelta en un sofisticado trabajo de marketing político. Spots publicitarios le presentan como un líder sonriente, tolerante, cercano y amigo, capaz de guiar a la nación en tiempos de tormenta. De acuerdo a Moleiro, su imagen domina las redes sociales, la televisión, la radio y las calles del país, eclipsando a sus competidores en términos de alcance y recursos. La televisión estatal transmite continuamente eventos políticos, noticias y entrevistas que le favorecen, destacando logros como la mejora de la economía y culpando a la oposición por los problemas del país.

No obstante, varias de las estrategias que tradicionalmente movilizaban a la militancia chavista, como las misiones sociales y la participación popular, han perdido su efectividad. La apuesta actual se centra en mensajes emotivos que apelan a la pertenencia y al recuerdo de Hugo Chávez, buscando mantener viva la conexión emocional con el electorado.

Las encuestas, aunque censuradas en los medios oficiales, pintan un panorama complicado para Maduro. Las principales encuestadoras del país le dan entre un 24% y un 26% de intención de voto, alrededor de la mitad de lo que obtiene Edmundo González Urrutia, respaldado por la líder opositora María Corina Machado. A pesar de estos números adversos, la dirigencia del comando «Venezuela Nuestra» se muestra confiada en la victoria. «Olvídense de ‘parajitos preñados’ [ilusiones pasajeras]», dijo Jorge Rodríguez, aludiendo a las esperanzas opositoras. «Las elecciones se ganan con votos. Nada impedirá que haya elecciones en Venezuela, y las ganaremos clamorosamente».

El triunfalismo de la oposición es un asunto a tomar en cuenta. Muchos analistas políticos del país, entre muchos John Magdaleno, Luis Vicente León, Antonio Gil Yepes, han ilustrado a país con escenarios donde Nicolás Maduro gana las elecciones sin importan los números de las encuestas. Ilustración MidJourney.

Posibilidades de ganar

El triunfalismo de la oposición es un asunto a tomar en cuenta. Muchos analistas políticos del país, entre muchos John Magdaleno, Luis Vicente León, Antonio Gil Yepes, han ilustrado a país con escenarios donde Nicolás Maduro gana las elecciones sin importan los números de las encuestas.

Los expertos se van más al racionamiento político, sopesan los superpoderes del gobierno y están convencidos de que la oposición, al no tener a la fecha todos os flancos asegurados de su teatro de operaciones, pueden perder la guerra de los votos, ahogado por la embriaguez de un triunfo que solo se alcanza en las urnas y no en las encuestas.

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El trabajo de una campaña

La campaña también ha estado marcada por ataques constantes a la oposición y a la prensa. Maduro y su equipo han acusado repetidamente a González Urrutia y Machado de promover planes violentos y complots terroristas. Además, 30 dirigentes opositores están presos desde 2024, algunos de ellos miembros del comando de González Urrutia. Jorge Rodríguez ha arremetido contra los medios internacionales, acusándolos de formar parte de una conspiración para desconocer los resultados electorales. «Son una verdadera basura», afirmó Rodríguez, refiriéndose a medios como EL PAÍS, Washington Post y El Tiempo. Esta retórica incendiaria busca movilizar a los votantes chavistas y deslegitimar cualquier cuestionamiento sobre el proceso electoral.

El comando de campaña de Maduro está compuesto por un núcleo duro de asesores y operadores políticos leales, capaces y experimentados. Enfrentando una oposición fortalecida y un electorado desgastado, Maduro confía en este equipo para mantener el poder en unas elecciones cruciales para el futuro de la revolución bolivariana. Con una estrategia que mezcla marketing político, movilización de base y ataques a la oposición, el presidente busca revalidar su mandato en un contexto de alta incertidumbre y descontento social.

 

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