PDVSA: Dos presos, un prófugo y dos millonarios para seducir a Netflix

El entramado de corrupción que rodea a PDVSA parece sacado de un guion cinematográfico. Con dos expresidentes de la estatal petrolera tras las rejas, un prófugo de la justicia y empresarios que movieron millones entre cuentas internacionales, la trama combina personajes, giros y escenarios dignos de una producción de Netflix. Los hermanos Oberto Anselmi, el «zar de los seguros» Omar Farías Luces y un prófugo internacional como Rafael Ramírez completan el reparto de una historia que revela el alcance de uno de los mayores saqueos en la historia de América Latina.

El reportaje que inspira esta crónica fue escrito por Joaquín Gil y José María Irujo, periodistas destacados de EL PAÍS de España. Gil, periodista de investigación con más de dos décadas de experiencia, e Irujo, galardonado con premios como el Ortega y Gasset y el Rey de España, publicaron un detallado análisis titulado: «Tres empresarios movieron 138 millones del saqueo de Petróleos de Venezuela«. En este trabajo se desentrañan los mecanismos de lavado de dinero y la red de complicidades que permitieron la fuga de más de 4.000 millones de dólares desde las arcas de PDVSA.

PDVSA es papá de los venezolanos

La empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha sido el epicentro de la economía venezolana durante décadas. Sin embargo, bajo el régimen de Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, se convirtió en una fuente inagotable de escándalos financieros. Entre 2007 y 2008, los hermanos Luis Alfonso e Ignacio Enrique Oberto Anselmi, junto con su socio Ricardo Martínez Maldonado, canalizaron casi 138 millones de dólares a través de una compleja red de sociedades offshore. Las operaciones incluían transferencias desde la Banca Privada d’Andorra hacia cuentas en Suiza, Curazao, Panamá y otros paraísos fiscales.

La empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha sido el epicentro de la economía venezolana durante décadas. Sin embargo, bajo el régimen de Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, se convirtió en una fuente inagotable de escándalos financieros. Ilustración MidJourney

El informe confidencial de la Unidad de Inteligencia Financiera de Andorra (Uifand), obtenido por EL PAÍS, destaca que las transacciones no solo involucraron sumas astronómicas, sino que también contaron con la complicidad de altos funcionarios chavistas. Uno de los beneficiarios fue Jesús Manuel Villanueva, exauditor general de PDVSA, cuya hija recibió transferencias directas desde las cuentas de los Oberto Anselmi. Este caso expone cómo la corrupción permeó todos los niveles de la estructura de la estatal petrolera.

Acerca de las comisiones y más

A medida que las investigaciones avanzan, el nombre de PDVSA sigue apareciendo en informes que detallan cómo las élites chavistas utilizaron el sistema financiero global para ocultar sus ganancias ilícitas. La BPA, intervenida en 2015 por sospechas de lavado de dinero, fue uno de los principales canales para estas operaciones. En total, más de 30 exfuncionarios y empresarios venezolanos han sido procesados ​​por el desfalco. Entre ellos, destacan Nervis Villalobos y Javier Alvarado, exviceministros de Energía de Venezuela, quienes supuestamente cobraban comisiones de hasta un 10% a contratistas chinos que obtenían contratos de PDVSA.

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Uno de los aspectos más intrigantes de esta historia es el perfil de los hermanos Oberto Anselmi. Provenientes de una familia adinerada de Caracas, estos empresarios pasaron de gestionar empresas financieras a convertirse en piezas clave de una red de blanqueo de capitales. Su pasión por el arte, que los llevó a gastar millones en obras de artistas como Tito Salas, Arturo Michelena y Fernando Botero, contrasta con las acusaciones de que actuaron como «tiburones financieros» al servicio del chavismo.

Telaraña de petróleo

PDVSA no solo alimentó los bolsillos de sus jerarcas, sino también una maquinaria que operaba a nivel internacional. Las transacciones de los Oberto Anselmi muestran cómo se envían millones de dólares a través de Múltiples jurisdicciones, desde Suiza hasta las Antillas Holandesas, dificultando el rastreo de los fondos. Además, el uso de sociedades pantalla, como Unovalores Ltd., creada en las Islas Vírgenes Británicas, subraya la sofisticación del esquema. Según los investigadores, la documentación presentada para abrir estas cuentas era insuficiente, lo que alimenta sospechas sobre la connivencia de las instituciones financieras involucradas.

El caso de los Oberto Anselmi y sus socios no es un hecho aislado dentro de la historia reciente de PDVSA. La empresa ha estado en el centro de múltiples denuncias de corrupción que han desangrado a la economía venezolana. Desde los sobornos pagados a funcionarios hasta las adjudicaciones fraudulentas de contratos, el impacto del saqueo trasciende lo financiero. Las consecuencias de esta red de corrupción se reflejan en el colapso de la infraestructura energética del país, con cortes de electricidad y escasez de combustible que afectan a millones de venezolanos.

Uno de los aspectos más intrigantes de esta historia es el perfil de los hermanos Oberto Anselmi. Provenientes de una familia adinerada de Caracas, estos empresarios pasaron de gestionar empresas financieras a convertirse en piezas clave de una red de blanqueo de capitales. Ilustración MidJourney.

Rafael Ramírez en la lista

En este drama, Rafael Ramírez, expresidente de PDVSA y prófugo de la justicia venezolana, juega un papel destacado. Ramírez ha sido señalado como uno de los principales artífices del saqueo, aunque él niega las acusaciones y asegura ser víctima de persecución política. Mientras tanto, las autoridades de Andorra, España y Estados Unidos continúan rastreando los fondos desviados, aunque recuperar lo perdido parece una tarea titánica.

La magnitud del desfalco ha captado la atención internacional, y no es difícil imaginar que plataformas como Netflix ya consideren adaptar esta historia a la pantalla. La combinación de personajes carismáticos, traiciones y una red global de corrupción ofrece todos los elementos de un thriller político. ¿Cómo explicar que mientras unos coleccionaban arte o movían millones, el pueblo venezolano sufría una de las peores crisis humanitarias de su historia?

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El caso de PDVSA representa no solo un capítulo oscuro en la historia de Venezuela, sino también un recordatorio de cómo la corrupción puede corroer las instituciones públicas. Mientras los hermanos Oberto Anselmi y otros empresarios siguen fuera del alcance de la justicia, el pueblo venezolano paga el precio de décadas de mala gestión y saqueo. Esta trama, repleta de excesos y desvíos de fondos, merece ser contada no solo en las páginas de los diarios, sino también en formatos que lleguen a una audiencia global, porque la corrupción, al igual que el arte, no tiene fronteras.

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