Políticos jóvenes del chavismo sobrevivirían si desarman la bomba inteligente que activó Maduro

El anticipo de una nueva derrota para las fuerzas democráticas, en la oposición y dentro del chavismo, obliga, como apuntamos recientemente, a un reseteo en uno y otro lado del tablero. Esto lo afirmó Enrique Ochoa Antich, un político y escritor venezolano, en su segunda entrega alojada en el portal Aporrea, titulada “Resetearnos II”. Ochoa Antich, con credenciales que incluyen ser columnista para varios medios de diferentes espectros políticos en Venezuela, explicó que los jóvenes líderes de 30 y 40 años dentro del chavismo enfrentan la ardua tarea de desamar un artefacto político explosivo, una «bomba inteligente» activada por Maduro.

Ochoa Antich refierió que “hemos comentado el que corresponde impulsar a los jóvenes líderes de 30 y 40 en el campo de las fuerzas contrarias al gobierno, para buscar la mayor virtud ética y política de todas que es la eficacia y la victoria: cambiar sin pruritos la estrategia del desafío por la estrategia del pacto”. Pero a los de 30 y 40 que están del lado de allá, en el chavismo, les toca una tarea más delicada, parecida a la de desamar un artefacto explosivo. Una tarea que, según Ochoa Antich, es esencial para la evolución política de Venezuela, especialmente en un contexto donde Maduro sigue teniendo un papel central en la configuración del poder.

Las APM de Maduro

Ochoa Antich recordó que el chavismo tiene que hacer una reflexión honesta y honrada sobre el legado que dejó Chávez. Mencionó que el gran Den Xiao Ping y sus seguidores hicieron lo propio con Mao, guardando las distancias entre el Gran Timonel y Chávez. Sin embargo, destacó que el legado de Chávez, a su modo de ver, consta de dos partes: una devastación económica atroz que precede a las sanciones gringas y un andamiaje político que se define como un régimen autoritario de partido-Estado. Este andamiaje, aunque ha permitido al PSUV mantenerse en el poder, presenta desafíos específicos que Maduro y los jóvenes políticos chavistas deben confrontar.

“A los de 30 y 40 que están del lado de allá, en el chavismo, les toca una tarea más delicada, parecida a la de desamar un artefacto explosivo”. Una tarea que, según Ochoa Antich, es esencial para la evolución política de Venezuela, especialmente en un contexto donde Maduro sigue teniendo un papel central en la configuración del poder. Ilustración MidJourney

El régimen autoritario de partido-Estado ha antagonizado la contradicción que por naturaleza existe entre el Estado y la sociedad, una contradicción que, en Venezuela, con su idiosincrasia libertaria, se hace aún más pronunciada. Las democracias minimizan esta contradicción a través de la alternancia republicana, permitiendo que todos ejerzan el poder en algún momento. Pero en el caso del chavismo, la perpetuación en el poder ha llevado a una crisis económica y social que podría haber desplazado a cualquier gobierno en una democracia convencional. Para los jóvenes del chavismo, desactivar esta «bomba inteligente» activada por Maduro significa enfrentar estos problemas de frente.

Una gran responsabilidad

Si esta disputa planteada hoy entre la oposición capitaneada por María Corina Machado y el gobierno presidido por Nicolás Maduro se resuelve a favor de este último, no pueden los mandamases del PSUV creer que ya el mandado está hecho. Al contrario, es entonces cuando tendrán que elegir entre la opción de ejercer el poder de modo franca y desnudamente dictatorial o la de mutar del partido-Estado a una democracia tan plena como sea posible. La primera opción los condena a un gobierno perpetuamente a la defensiva, mientras que la segunda, aunque arriesgada, podría permitirles ganar la posteridad con honor.

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Para lograr esta transición, los jóvenes líderes chavistas deben trabajar en desarticular la maquinaria rígida burocrática del partido-Estado. Esto requiere paciencia, prudencia y oficio político, pero es necesario. Deben dejar atrás prácticas como la designación de los Poderes Públicos basadas en la lealtad partidista y en lugar de eso, promover una renovación que cumpla escrupulosamente tanto la letra como el espíritu de la Constitución. Abandonar el control absoluto de los Poderes y permitir una alternancia democrática real es esencial para desactivar la «bomba inteligente» de Maduro.

Maridaje entre chavismo y oposición

Convertir esta contradicción entre el Estado y la sociedad en una política antagónica ha sido una estrategia del chavismo, similar a la estrategia del desafío promovida por algunos sectores de la oposición. Sin embargo, esta estrategia tiene sus límites y peligros. Ochoa Antich sugiere que una disputa entre la oposición y el gobierno de Maduro, que se resuelve a favor del segundo, no significa el fin de los problemas. En realidad, podría ser el inicio de una nueva fase donde el chavismo necesita reconsiderar su enfoque y adaptarse a una realidad más democrática.

Los jóvenes líderes chavistas enfrentan la monumental tarea de transformar el partido-Estado en una democracia plena. Este proceso no estará exento de desafíos, pero es crucial para asegurar la estabilidad y el desarrollo de Venezuela a largo plazo. Ilustración MidJourney.

Desmontar el partido-Estado implica, entre otras cosas, la constitucionalización de los actuales Poderes Públicos. Esto significa renovar los Poderes cumpliendo no sólo la letra sino también el espíritu de la Constitución, olvidando las prácticas partidistas y promoviendo una verdadera independencia de los Poderes. En este sentido, la juventud chavista tiene una oportunidad única para redefinir el legado de Chávez y adaptarlo a un futuro más democrático y menos autoritario.

Vías de la democracia

Los jóvenes líderes chavistas enfrentan la monumental tarea de transformar el partido-Estado en una democracia plena. Este proceso no estará exento de desafíos, pero es crucial para asegurar la estabilidad y el desarrollo de Venezuela a largo plazo. Deben trabajar para desactivar la «bomba inteligente» que Maduro ha activado, una bomba que no sólo amenaza con perpetuar un régimen autoritario, sino que también pone en riesgo el futuro de la nación.

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La juventud chavista tiene en sus manos la posibilidad de cambiar el curso de la historia venezolana. Desarmar la «bomba inteligente» de Maduro no es una tarea sencilla, pero es necesaria para construir una Venezuela más justa, democrática y próspera. Si logran superar este desafío, no sólo habrán asegurada su supervivencia política, sino que también habrán establecido un legado duradero de cambio y progreso.

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