En un giro poco común en la política venezolana, tanto el chavismo como la oposición se han unido en la defensa de la venezolanidad de El Esequibo, una vasta región de casi 160.000 kilómetros cuadrados en disputa con Guyana. Este consenso, como destaca el abogado y analista político Giulio Cellini Ramos, es una rareza en un país marcado por profundas divisiones políticas. La frase «El Esequibo es de Venezuela» resuena con igual fuerza tanto en los sectores más radicales del chavismo como en los extremos de la oposición, desafiando el histórico laudo arbitral de 1899 que adjudicó el territorio a Guyana, entonces bajo control británico, y reafirmando su compromiso con el Acuerdo de Ginebra de 1966, que aboga por una solución negociada y beneficiosa.
La controversia sobre El Esequibo ha escalado a nivel internacional, especialmente tras la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de declararse competente para resolver la disputa. Paralelamente, Guyana ha cerrado una ronda de licitación de bloques petrolíferos en la región, lo que ha incrementado la tensión con Venezuela, que considera que dicha área aún no ha sido delimitada.
El Esequibo estuvo en Barbados
Un momento significativo en esta saga política fue el acuerdo alcanzado en octubre entre el gobierno de Nicolás Maduro y la principal facción de la oposición, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), para defender conjuntamente el territorio. Ambas partes han condenado las acciones unilaterales de Guyana, considerándolas contrarias al derecho internacional. Esta unión es destacada por el propio Cellini Ramos, quien señala la dificultad de alcanzar consensos en la mayoría de los temas en Venezuela, excepto en lo que respecta a El Esequibo.
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Sin embargo, la cercanía del referendo no vinculante del 3 de diciembre sobre el Esequibo ha suscitado opiniones mixtas. Más de 560.000 organizaciones respaldan la consulta, aunque hay escepticismo sobre su utilidad. Para Cellini Ramos, el referendo es estratégicamente interesante al refrendar popularmente la reclamación del territorio, pero advierte sobre el riesgo de no lograr una estrategia unificada. La PUD insta a los ciudadanos a ejercer su libre albedrío en la votación, evitando cualquier sesgo político partidista.
Opositores en el referendo
Andrés Caleca, un destacado opositor, ha anunciado su participación en el referendo, aunque planea votar «no» a varias de las preguntas, incluyendo la propuesta de crear un estado para anexionar El Esequibo, que califica de demagógica. Por su parte, María Corina Machado, candidata presidencial de la coalición opositora, aunque concuerda en la pertenencia venezolana del territorio disputado, discrepa en los métodos del gobierno, especialmente en lo referente al referendo, argumentando que «la soberanía se ejerce, no se consulta».
Cellini Ramos enfatiza la necesidad de abordar el caso del Esequibo desde una perspectiva más técnica y menos política, señalando el daño que las disputas políticas han causado al país. Este enfoque técnico podría ser crucial para avanzar en una solución que beneficie a Venezuela, alejándose de las acaloradas pero poco productivas confrontaciones políticas habituales.
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Una causa común
La disputa ha escalado recientemente tras la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de declararse competente para resolver el caso, y la controvertida ronda de licitación de bloques petrolíferos por parte de Guyana en una zona aún no delimitada. En respuesta, el sector mayoritario de la oposición, representado por la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), ha reiterado que el laudo de 1899 es nulo, y que el acuerdo de 1966 debe ser la vía para una resolución pacífica.
Este consenso entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición se manifestó claramente en octubre, cuando ambas partes acordaron defender conjuntamente el territorio y rechazar las acciones unilaterales de Guyana. La convergencia se extendió a la reacción frente a las declaraciones del secretario general de la OEA, Luis Almagro, sobre el lenguaje usado por Venezuela en relación con el referendo propuesto para el 3 de diciembre.
La cuestión de El Esequibo ha logrado lo que pocos temas pueden en la política venezolana: unir a oposición y gobierno en una causa común. Sin embargo, la aproximación del referendo y las diferentes visiones sobre cómo abordar la disputa territorial sugieren que, a pesar del consenso general, aún existen importantes diferencias en los enfoques y estrategias a seguir. La resolución de esta compleja cuestión territorial requerirá no solo un consenso político, sino también una cuidadosa consideración técnica y diplomática.