Suspenso en las elecciones de Venezuela: Diálogo con EE.UU. desata a los demonios de la especulación

A las puertas de las elecciones en Venezuela, el reciente anuncio de Nicolás Maduro sobre la intención de retomar el diálogo con Estados Unidos ha generado una ola de especulaciones y desconcierto tanto a nivel nacional como internacional. En un país donde la política es un campo de batalla constante, esta inesperada jugada ha sacudido a opositores, analistas y ciudadanos por igual, desatando a los demonios de la especulación sobre las verdaderas intenciones detrás de este movimiento. El diálogo con EE.UU. ha tenido muchas manifestaciones: a la vista, secreto, con asistencia de terceros, episodios donde Washington no solo cuida los intereses “de libertad y democracia” como modelo”, sino también su acceso a recursos energéticos estratégicos.

El material original del que ha bebido este reportaje para su creación, está titulado “El diálogo entre Maduro y Estados Unidos a las puertas de las elecciones genera incertidumbre”, fue escrito por Juan Diego Quesada, corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina para EL PAÍS. Quesada, miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, ha tenido una carrera distinguida cubriendo diversos conflictos internacionales y crisis políticas. En su artículo, Quesada destacaba cómo la sorpresiva intención del presidente venezolano de sentarse a negociar con Washington al inicio de la campaña electoral había dejado a todos atónitos.

Abierto el diálogo con EE.UU.

El “Diálogo con EE.UU.”, anunciado por Maduro, ha sido recibido con frialdad por la administración de Joe Biden, que se ha mostrado cautelosa y no ha confirmado si conocía de antemano esta disposición. Según el Departamento de Estado, acogen con satisfacción el diálogo de buena fe, pero destacan que el cambio democrático en Venezuela no será fácil y requerirá un compromiso serio. Este escenario de negociaciones no es nuevo; en Qatar y Barbados, con la oposición venezolana como tercer actor negociador, ambos países ya habían acordado ponerles fecha a las elecciones presidenciales, liberar presos y permitir la inscripción de candidatos antichavistas a cambio de concesiones como licencias petroleras y transacciones con el oro. Sin embargo, la mayoría de estos acuerdos no se implementaron, y las concesiones se revirtieron rápidamente.

Diálogo con EE.UU.
La teoría más extendida es que el chavismo intenta legitimar las elecciones a nivel internacional, confiando en vencer a Edmundo González Urrutia, el candidato de consenso apoyado por la inhabilitada líder de la oposición, María Corina Machado. Ilustración MidJourney

El anuncio de Maduro ha dejado a Caracas en un estado de convulsión. Políticos, diplomáticos, opositores y hasta miembros del propio chavismo fuera del círculo íntimo del presidente tratan de descifrar qué busca realmente con este movimiento. La teoría más extendida es que el chavismo intenta legitimar las elecciones a nivel internacional, confiando en vencer a Edmundo González Urrutia, el candidato de consenso apoyado por la inhabilitada líder de la oposición, María Corina Machado. Fuentes cercanas al oficialismo describen la jugada como excelente, y aunque las encuestas no favorecen al chavismo, creen que aún pueden remontar en las semanas restantes antes de las elecciones.

Pesimistas y estrategias

Sin embargo, no todos comparten este optimismo. Víctor Álvarez, exministro de Industrias Básicas con Hugo Chávez y economista, ha escrito un análisis donde asegura que el oficialismo se prepara para el peor escenario: perder las elecciones. Según Álvarez, ante la posibilidad de una derrota electoral, el chavismo debe negociar un acuerdo de garantías de no persecución política para evitar tragedias de persecuciones, juicios y condenas. La presión internacional ha sido intensa, y se ha insistido en firmar un acuerdo de paz política que garantice que quien pierda acepte los resultados y el ganador no persiga a los derrotados.

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El papel de Washington en este “Diálogo con EE.UU.” es crucial. Con la posibilidad de evitar medidas desesperadas por parte del chavismo, como sacar a Edmundo de la carrera presidencial, Estados Unidos debe hacer una oferta creíble de quitar sanciones y recompensas para evitar una cacería de brujas contra el oficialismo. Sin una oferta sólida, el oficialismo podría utilizar la falta de voluntad real de levantamiento de sanciones como argumento para posponer las elecciones.

Los miedos a galope

Mientras tanto, el fantasma de la no celebración de las elecciones sigue rondando. En el Palacio de Miraflores, no hay prisa por someterse al juicio de las encuestas si estas indican una derrota segura. Este escenario recuerda a la situación en Barinas, donde, tras la victoria de la oposición en las elecciones regionales, el candidato ganador fue inhabilitado y las elecciones se repitieron con otros contendientes, resultando en otra victoria del antichavismo.

En este contexto, todas las posibilidades están sobre la mesa, y nadie se atreve a hacer pronósticos certeros. La situación política de Venezuela ha entrado en un territorio desconocido, donde la diplomacia y la persuasión jugarán un papel crucial en los próximos días. La incertidumbre es palpable, y cada movimiento de los actores involucrados será observado con lupa por una nación y una comunidad internacional expectantes.

El “Diálogo con EE.UU.” no solo ha desconcertado a los opositores y analistas, sino que también ha generado una serie de interrogantes sobre las verdaderas intenciones y las posibles consecuencias de estas negociaciones. ¿Está el chavismo realmente dispuesto a ceder terreno en un intento de legitimar las elecciones? ¿O es este movimiento una estrategia para ganar tiempo y preparar el terreno para una eventual confrontación?

Diálogo con EE.UU.
El rol de los mediadores internacionales, especialmente de países como Colombia y figuras como Gustavo Petro, será determinante en este proceso. La insistencia en un acuerdo de paz política es una señal de la seriedad con la que se están tomando las posibles repercusiones de estas elecciones. Ilustración MidJourney.

Pensar rápido, pensar ya

La respuesta a estas preguntas solo se revelará con el tiempo, y mientras tanto, la especulación y el suspenso continúan dominando el panorama político en Venezuela. Lo que está claro es que el futuro del país depende en gran medida de cómo se desarrollen estas negociaciones y de la capacidad de los líderes para llegar a un acuerdo que beneficie a todos los venezolanos, más allá de las diferencias políticas y los intereses personales.

El rol de los mediadores internacionales, especialmente de países como Colombia y figuras como Gustavo Petro, será determinante en este proceso. La insistencia en un acuerdo de paz política es una señal de la seriedad con la que se están tomando las posibles repercusiones de estas elecciones. La comunidad internacional observa de cerca, consciente de que cualquier desliz podría desencadenar una crisis aún mayor en una región ya de por sí inestable.

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La situación en Venezuela está en un punto crítico, y el “Diálogo con EE.UU.” podría ser el factor decisivo que determine el curso de los acontecimientos. La esperanza es que estas negociaciones conduzcan a una solución pacífica y democrática que permita a Venezuela avanzar hacia un futuro más estable y próspero. Mientras tanto, el país se encuentra en una encrucijada, y el suspenso continúa en este drama político que tiene al mundo entero como espectador.

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