La pobreza no es solo un asunto del presente. Es una sombra que se cierne sobre generaciones futuras, arrastrándolas a un ciclo que parece interminable. La pobreza intergeneracional no solo repercute en los que la viven, sino que tiene un impacto ampliado en toda la sociedad. Desde el American Enterprise Institute (AEI), organización dedicada al estudio de políticas económicas, se aborda este tema con urgencia, revelando sus causas, consecuencias y posibles soluciones.
Michael R. Strain, director de Estudios de Política Económica y becario Arthur F. Burns en Economía Política en el AEI, señala que la pobreza durante la niñez puede tener graves repercusiones que afectan a generaciones futuras. Este ciclo de desventaja económica se convierte en una carga no solo para quienes lo viven, sino para todo el país, al reducir la producción económica general y gravar sistemas cruciales como educación, justicia penal y atención médica.
La pobreza intergeneracional
Las cifras son preocupantes. Según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, en 2020, aproximadamente el 10,5% de la población, es decir, 34 millones de personas, vivían en la pobreza. Esta cifra no solo muestra el nivel de pobreza, sino que también evidencia cómo ha sido una constante durante décadas.
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Las disparidades raciales desempeñan un papel importante en este ciclo. Según un estudio del Pew Research Center, las tasas de pobreza entre las poblaciones afroamericanas e hispanas en Estados Unidos superan con creces las de los blancos. Estas desigualdades raciales se ven reforzadas por factores estructurales, como la segregación residencial, la discriminación laboral y la pobreza intergeneracional.
La educación es la salida
La educación es uno de los pilares más esenciales para romper el ciclo de la pobreza intergeneracional. Según la UNESCO, la educación es una herramienta poderosa que puede ayudar a las personas a salir de la pobreza y prevenir que futuras generaciones caigan en ella. Sin embargo, en muchos casos, el acceso a una educación de calidad es limitado para las poblaciones empobrecidas, especialmente para los grupos minoritarios.
El informe del AEI enfatiza la necesidad de políticas basadas en la evidencia para abordar la pobreza intergeneracional. La asistencia a los ingresos, la educación y la salud son áreas críticas que requieren atención. Programas de intervención, como el Supplemental Nutrition Assistance Program (SNAP) y el Earned Income Tax Credit (EITC), han mostrado ser efectivos en la reducción de la pobreza. Sin embargo, la inversión en estos programas debe ser complementada con políticas que aborden las disparidades raciales y estructurales.
Hay que comprender el tema
El informe también destaca la falta de datos precisos y de investigaciones que se centren específicamente en la pobreza intergeneracional. Sin una comprensión clara de la magnitud del problema, diseñar políticas efectivas se convierte en un desafío. El AEI insta a las autoridades y organizaciones pertinentes a cerrar estas lagunas, lo que permitiría desarrollar soluciones más informadas.
Políticos y historiadores coinciden en que la pobreza intergeneracional es una manifestación de fallas estructurales y políticas históricas. James Hamilton, historiador y autor de «Ecos de Desigualdad», señala que «los vestigios de políticas discriminatorias y racistas del pasado todavía resuenan en la actualidad. Estas desigualdades históricas han creado un círculo vicioso que necesita ser abordado con urgencia.»
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Una visión holítica
Por su parte, la senadora Patricia Morgan argumenta que «el enfoque debe ser holístico. No es suficiente con proporcionar asistencia financiera. Necesitamos asegurar que todos, independientemente de su raza o procedencia, tengan igualdad de oportunidades en educación, empleo y salud.»
La pobreza intergeneracional es un problema que afecta a todos los estadounidenses, no solo a quienes la viven. Abordar este desafío requiere de un enfoque colectivo y la voluntad de enfrentar las desigualdades históricas y estructurales que perpetúan el ciclo. El informe del AEI es un llamado a la acción, una invitación a mirar el problema de frente y trabajar juntos para diluir la sombra de la pobreza que se cierne sobre generaciones futuras.