Mujeres en acecho: La caza en el paleolítico no era cuestión de sexo

Las mujeres en acecho son parte del paisaje de la historiografía. Durante mucho tiempo, se había asumido que las actividades de caza en el Paleolítico eran dominadas exclusivamente por hombres. Sin embargo, la novedosa investigación de Marga Sánchez Romero, Catedrática de Prehistoria en la Universidad de Granada, viene a cambiar esa percepción.

Publicando en Scientific Reports, Sánchez Romero muestra cómo la tecnología, específicamente el uso de propulsores para lanzar proyectiles, equilibraba las capacidades de lanzamiento entre hombres y mujeres. La catedrática y su equipo realizaron un total de 2,160 lanzamientos con 108 personas de diversas edades y ambos sexos. Los resultados mostraron que los propulsores igualan la velocidad del proyectil en mujeres y hombres. Estos hallazgos refutan la afirmación generalizada de que «las mujeres no cazan», un estereotipo que a menudo se sustenta en argumentos relacionados con la fuerza física.

Mujeres en acecho
Un tercio de los que salían a cazar eran del sexo femenino. Ilustración MidJourney

Mujeres en acecho

Estas pruebas se suman a un cuerpo creciente de literatura que reconfigura nuestra comprensión de la vida en la prehistoria. Según la Organización Mundial de Arqueología (OMA), varios estudios sugieren que hasta un 30% de los miembros de grupos cazadores en el Paleolítico podrían haber sido mujeres. Además, un estudio internacional reciente encontró que en el 79% de las sociedades cazadoras-recolectoras actuales, las mujeres en acecho, operaban y participaban en partidas de caza mayor. Más del 70% de la caza realizada por mujeres es intencional y no oportunista.

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Los descubrimientos arqueológicos también están en consonancia con estas nuevas perspectivas. El reciente hallazgo de una sepultura en Wilamaya Patjxa, Perú, donde el ajuar funerario de una mujer incluía varias puntas de proyectiles destinadas a la caza, es testimonio de que las mujeres no solo cazaban, sino que también eran reconocidas por ello. «Este hallazgo es otra clavija en el ataúd del argumento de que las mujeres en la prehistoria eran principalmente recolectoras», afirma Edward Grant, experto en historia prehistórica de la Universidad de Harvard.

Juego de roles desenfocado

Este nuevo entendimiento tiene implicaciones más allá del ámbito académico. La representación histórica de las mujeres como recolectoras pasivas ha influido en cómo las sociedades modernas ven los roles de género. Según Isabella Adams, subsecretaria de Igualdad de Género de las Naciones Unidas, «estos descubrimientos desafían los estereotipos de género arraigados y nos muestran que las actividades que consideramos ‘masculinas’ o ‘femeninas’ son en gran medida construcciones sociales.»

Las mujeres en acecho son una estampa que se ve más clara cada día. Su participación en la caza durante el Paleolítico también refleja una adaptabilidad y una estrategia de supervivencia que son vitales para entender el desarrollo humano. «Debemos reconocer que las mujeres también han sido agentes activos en la formación de nuestras sociedades y en las estrategias de supervivencia que hemos empleado a lo largo de la historia», señala Sánchez Romero.

En definitiva, la constatación de la participación femenina en la caza de la prehistoria es una pieza más en el rompecabezas de la vida humana antigua, y ayuda a derribar estereotipos y suposiciones de género que han prevalecido durante demasiado tiempo. Ahora, con el apoyo de datos estadísticos, pruebas arqueológicas y expertos en el campo, la narrativa está cambiando: cazar en la prehistoria no era, de hecho, una cuestión de sexo.

Mujeres en acecho
Enseñar a cazar a los jóvenes también fue un rol de la mujer prehistórica. Ilustración MidJourney

Nada como las reevauaciones

Esta reevaluación de los roles de género en la prehistoria también abre la puerta a nuevas preguntas sobre cómo la comunidad en aquella época abordaba cuestiones como la educación y la división del trabajo. Según Sánchez Romero, «Si las mujeres estaban participando en la caza, también es muy probable que tuvieran un rol activo en la transmisión de habilidades y conocimientos relacionados con la caza a las generaciones más jóvenes.» Este aspecto de la socialización y la educación en sociedades paleolíticas aún está por explorar, pero podría ofrecer nuevas perspectivas sobre cómo las mujeres han contribuido históricamente al desarrollo y la supervivencia de sus comunidades.

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El cambio de paradigma también tiene el potencial de afectar las políticas públicas modernas relacionadas con la igualdad de género. La participación equitativa de las mujeres en actividades tradicionalmente masculinas como la caza sugiere que las barreras de género son, en muchos casos, una construcción cultural más que una necesidad biológica. «Los gobiernos y las organizaciones deben tomar en cuenta estos hallazgos para diseñar políticas más inclusivas que reconozcan la contribución de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, incluida la laboral», dice Linda Martinez, portavoz de la Organización para la Igualdad de Género en la Ciencia.

El reconocimiento de la presencia activa de mujeres en acecho durante las faenas de caza en la prehistoria, no solo redefine nuestra comprensión del pasado, sino que también proporciona una base sólida para replantear las normas y políticas de género en el presente y el futuro. Estos descubrimientos nos instan a reconsiderar las narrativas tradicionales y nos recuerdan que el papel de la mujer en la historia es mucho más rico y complejo de lo que se ha asumido previamente. Este cambio en el entendimiento histórico es más que una corrección académica; es una necesidad social y cultural que afecta a cómo entendemos la igualdad de género hoy en día.

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