Un vistazo al evangelicalismo en los Estados Unidos: ¿Política o moralidad?

El evangelicalismo en los Estados Unidos ha sido un actor clave en el ámbito sociopolítico, especialmente notorio durante las elecciones y en debates sobre temas morales fundamentales. Este fenómeno religioso-cultural, enraizado profundamente en varias tradiciones, como el fundamentalismo, el propio evangelicalismo y el pentecostalismo, juega un papel dual tanto en la vida espiritual como en la arena política de la nación.

David French, un conocido columnista del New York Times, quien también es veterano de la Operación Libertad Iraquí y ex litigante constitucional, nos ofrece una perspectiva en su artículo «La línea entre el bien y el mal atraviesa la América evangélica». Según French, la pregunta electoral recurrente que indaga si uno es un «evangélico blanco» o «cristiano nacido de nuevo» no solo agrupa erróneamente una comunidad religiosa diversa bajo un mismo rótulo, sino que también sugiere un movimiento político uniforme y coherente. A pesar de esta aparente uniformidad, el evangelicalismo americano es más diverso y está más dividido de lo que sugieren las encuestas.

Evangelicalismo y sus narrativas

El debate entre las tradiciones religiosas del evangelicalismo revela diferencias significativas. Por ejemplo, mientras el fundamentalismo y el evangelicalismo pueden compartir ciertas creencias bíblicas, difieren enormemente en su temperamento y enfoque social. Los llamados neoevangélicos surgieron después de la Segunda Guerra Mundial como una alternativa al separatismo y al combate del fundamentalismo más tradicional. Estos neoevangélicos, entre quienes se contaba Billy Graham, difieren notablemente de figuras como Bob Jones, cuya universidad prohibió la asistencia de estudiantes negros hasta 1971 y las citas interraciales hasta el año 2000.

evangelicalismo
Según French, la pregunta electoral recurrente que indaga si uno es un «evangélico blanco» o «cristiano nacido de nuevo» no solo agrupa erróneamente una comunidad religiosa diversa bajo un mismo rótulo, sino que también sugiere un movimiento político uniforme y coherente. A pesar de esta aparente uniformidad, el evangelicalismo americano es más diverso y está más dividido de lo que sugieren las encuestas. Ilustración MidJourney

French explica cómo las diferencias temperamentales entre fundamentalistas y evangélicos son palpables y significativas. Los fundamentalistas tienden a mostrar una psicología de certeza y ferocidad, mientras que los evangélicos suelen aceptar más las diferencias teológicas y enfocarse más en la gracia que en la ley de Dios. Estas diferencias se reflejan en su comportamiento electoral y en su influencia cultural, marcando una división profunda dentro del propio movimiento evangélico.

La incorporación del pentecostalismo al tapiz evangélico trae otra capa de complejidad. Originado hace poco más de un siglo, el pentecostalismo pone un gran énfasis en los dones sobrenaturales como la profecía y la sanación, y ha ganado una significativa diversidad racial y étnica, especialmente entre las comunidades hispanas en Estados Unidos y América Latina. No obstante, el fervor de algunos sectores pentecostales también ha dado lugar a extremismos, como el Mandato de las Siete Montañas, que busca una dominación cristiana sobre esferas culturales clave, y la profecía de que Donald Trump fue ordenado por Dios para gobernar.

Tambièn puedes leer: Omán es un Estado árabe clave para facilitar el diálogo entre Irán y EE.UU.

Donald Trump los divide

Mientras que algunos evangélicos pueden sentirse cómodos con la administración de Trump, otros, avergonzados o críticos, optan por distanciarse, reflejando una amplia gama de posturas políticas dentro del evangelicalismo. Esta diversidad es crucial para entender el verdadero carácter del evangelicalismo estadounidense, más allá de las simplificaciones de las encuestas.

French concluye señalando la necesidad de reconocer y abordar las diferencias internas dentro del evangelicalismo para entender su impacto en la sociedad y la política estadounidense. Las divisiones dentro de esta comunidad no solo son un reflejo de luchas teológicas o doctrinales, sino también de profundas divergencias en cómo abordar y responder a los desafíos sociopolíticos de la actualidad.

En última instancia, el análisis de French nos invita a contemplar el evangelicalismo no como un monolito, sino como un espectro de creencias y prácticas que se interceptan con las realidades políticas y sociales de Estados Unidos, un terreno donde la moralidad y la política se encuentran inevitablemente entrelazadas.

En el engranaje de la política

La influencia del evangelicalismo en la política estadounidense es especialmente evidente en la forma en que los líderes evangélicos han interactuado con cuestiones de política pública y elecciones presidenciales. El soporte evangélico a figuras como Donald Trump ha sido objeto de intensos debates y análisis. Algunos líderes evangélicos ven en Trump a un defensor de valores cristianos tradicionales, especialmente en temas como el antiaborto y la libertad religiosa. Sin embargo, otros critican su conducta personal y su retórica, viendo una contradicción entre sus políticas y los principios éticos que defienden.

La dicotomía en las respuestas evangélicas frente a la política refleja un debate más amplio sobre si su participación debe centrarse en la promoción de la moralidad o en la búsqueda de influencia política. A través de las elecciones, hemos visto cómo los evangélicos han podido movilizar bases significativas de votantes, influenciando así el curso político del país. Esta movilización se basa en una narrativa de defensa de valores cristianos, pero al mismo tiempo expone la comunidad a críticas sobre su autenticidad y sus verdaderas motivaciones.

Inmigración y políticas raciales

Más allá de las elecciones, el impacto del evangelicalismo en la política estadounidense se extiende a cómo se abordan temas como la inmigración y las políticas raciales. Aunque el evangelicalismo blanco ha mostrado tendencias conservadoras, los evangélicos de color a menudo tienen perspectivas muy diferentes, inclinándose más hacia posiciones progresistas. Esta diversidad interna es crucial para entender la complejidad del movimiento y cómo se posiciona en debates nacionales clave.

evangelicalismo
El debate sobre si el evangelicalismo en Estados Unidos es más una cuestión de política o de moralidad continúa sin una respuesta definitiva. La diversidad y complejidad dentro del movimiento sugieren que es ambas cosas a la vez, desafiando cualquier intento de simplificación. Ilustración MidJourney.

Es interesante observar que, mientras algunos evangélicos buscan preservar una identidad cultural que sienten amenazada por cambios sociales y políticos rápidos, otros se esfuerzan por enfocarse en el evangelio de la gracia y la reconciliación, destacando la importancia de abordar injusticias y promover la paz. Estas tensiones reflejan una lucha interna por definir qué significa realmente ser evangélico en la América moderna.

El papel de la educación y los medios de comunicación en la conformación de las percepciones sobre el evangelicalismo no puede ser subestimado. Instituciones educativas como la Universidad Bob Jones han tenido un papel histórico en el fomento de una versión más segregacionista y combativa del fundamentalismo, mientras que figuras como Billy Graham han promovido una aproximación más inclusiva y reconciliadora. Estos contrastes también se reflejan en cómo los medios de comunicación describen al movimiento, a menudo destacando más las controversias que los aspectos de fe y servicio.

Un camino bifurcado, una decisión

Confrontar estos desafíos internos y externos es esencial para el futuro del evangelicalismo en Estados Unidos. La capacidad del movimiento para adaptarse y responder de manera efectiva a las tensiones sociales y políticas actuales determinará en gran medida su relevancia y su impacto en la sociedad estadounidense. Al final, el evangelicalismo no solo está en una encrucijada de identidad, sino también en una de propósito, debatiendo entre mantener una posición de moralidad tradicional o abrazar un rol más activo y pluralista en la política nacional.

Tambièn puedes leer: Análisis financiero: La Casa Blanca de Biden está gastando dinero como marineros borrachos

El debate sobre si el evangelicalismo en Estados Unidos es más una cuestión de política o de moralidad continúa sin una respuesta definitiva. La diversidad y complejidad dentro del movimiento sugieren que es ambas cosas a la vez, desafiando cualquier intento de simplificación. A medida que el país avanza hacia futuras elecciones y enfrenta nuevos desafíos sociales y políticos, la comunidad evangélica se encuentra en una posición influyente, capaz de moldear no solo el futuro de sus congregaciones, sino también el de toda la nación.

Related articles

- Publicidad -spot_imgspot_img
spot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí