La implementación de la visa para trabajadores agrícolas en Estados Unidos ha marcado un antes y un después en la vida de miles de migrantes centroamericanos, quienes, en busca de un futuro mejor, tradicionalmente se habían enfrentado a peligros inimaginables al intentar cruzar la frontera de manera irregular. Este cambio radical ha transformado la percepción y la realidad de la migración laboral, ofreciendo un camino legal, seguro y digno para aquellos que se dedican a labrar la tierra.
El reportaje que nos ocupa, elaborado por Simona Carnino, periodista independiente y documentalista especializada en derechos humanos, para EL PAÍS en su sección “Planeta Futuro”, titulado “Los beneficios de la migración circular en Guatemala: un sueño americano de ida y vuelta”, nos sumerge en la vida de Arnoldo Chile, Roselia Canel, Juan Pacache y Vilma Lemus. Estos guatemaltecos han podido cambiar su destino gracias a la visa H-2A para trabajadores agrícolas, permitiéndoles trabajar en Estados Unidos de manera temporal y volver a Guatemala, fortaleciendo así sus raíces y contribuyendo al desarrollo económico de sus comunidades.
Visa para trabajadores agrícolas
La visa para trabajadores agrícolas no solo ha sido una herramienta crucial para combatir la peligrosa dependencia de los coyotes, sino que también ha permitido a los migrantes mantener sus lazos familiares y comunitarios, un aspecto frecuentemente erosionado por la migración irregular. La historia de Arnoldo Chile, quien desde 2016 ha viajado a California para trabajar en la logística de una empresa agroalimentaria, es un claro ejemplo de cómo esta política ha beneficiado a los migrantes y a sus familias. No solo ha podido invertir en un campo de moras en su tierra natal, sino que también disfruta de un balance entre su vida en EE.UU. y Guatemala, preservando su conexión con su cultura y seres queridos.

Esta visa ha abierto oportunidades similares para Roselia Canel, Juan Pacache y Vilma Lemus, quienes han trabajado temporalmente en EE.UU. y han utilizado sus ingresos para mejorar sus condiciones de vida en Guatemala. Sus testimonios reflejan el impacto positivo de la migración regular, demostrando que, cuando se brindan canales legales y seguros, los beneficios son tangibles tanto para los migrantes como para sus comunidades.
Peligros bajan a cero
El contraste con las peligrosas travesías organizadas por coyotes no podría ser más marcado. Estos individuos, que cobran sumas exorbitantes por sus servicios, exponen a los migrantes a riesgos extremos, incluyendo violencia, extorsión y la posibilidad de muerte. La visa para trabajadores agrícolas emerge, entonces, como una solución humanitaria que aborda las raíces de la migración irregular, ofreciendo una alternativa segura y regulada.
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El programa de visas no está exento de desafíos, como los procesos de selección y los tiempos de espera. Sin embargo, entidades como Cierto Global y la cooperativa Cuatro Pinos han demostrado que es posible facilitar el camino para que los guatemaltecos puedan acceder a estos programas. La labor de estas organizaciones, junto con la política de visas agrícolas de EE.UU., ha sido fundamental para ampliar el acceso a oportunidades de trabajo temporal en el extranjero, minimizando la dependencia de los servicios de los coyotes.
A pesar de los desafíos, el aumento en el número de visas H-2A otorgadas a guatemaltecos es un testimonio del éxito de estas iniciativas. Este programa no solo beneficia a los trabajadores migrantes, sino que también responde a la demanda de mano de obra en el sector agrícola estadounidense. Al ofrecer un marco legal para la migración laboral, Estados Unidos y Guatemala pueden trabajar juntos para asegurar que los beneficios de la migración sean compartidos, promoviendo el desarrollo económico y la cohesión social.
Alivia la presión en la frontera
La migración temporal regulada representa una vía prometedora hacia un futuro en el que los trabajadores pueden buscar oportunidades de empleo en el extranjero sin arriesgar sus vidas. Este enfoque no solo alivia la presión sobre las fronteras, sino que también refuerza la seguridad y el bienestar de los migrantes y sus familias. La historia de éxito de la visa para trabajadores agrícolas ilustra la importancia de abordar la migración desde una perspectiva integral que considere tanto las necesidades de los países de origen como las de los países destino.

Las experiencias personales de quienes han utilizado estas visas revelan un cambio significativo en la dinámica migratoria. A diferencia de los migrantes irregulares, quienes a menudo se ven atrapados en ciclos de vulnerabilidad y explotación, aquellos que han participado en programas de migración regular reportan una mejora notable en su calidad de vida. Al tener la oportunidad de trabajar legalmente en EE.UU., estos migrantes no solo logran un ingreso estable y seguro, sino que también adquieren habilidades y experiencias valiosas que pueden transferir a sus comunidades al regresar.
Aumenta el desarrollo local
Este enfoque hacia la migración laboral temporal resalta la necesidad de políticas migratorias que reconozcan la movilidad laboral como una realidad global y una necesidad económica mutua. La visa para trabajadores agrícolas, al facilitar un canal regulado y seguro para la migración, no solo reduce los riesgos asociados con el cruce irregular de fronteras, sino que también atiende a la demanda de mano de obra en el sector agrícola de EE.UU. Además, la visa para trabajadores agrícolas promueve el retorno de los trabajadores a sus países de origen. Estas políticas fomentan el desarrollo local mediante la inversión de las remesas en proyectos productivos y el fortalecimiento de las economías locales.
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Sin embargo, para que este modelo de migración laboral temporal sea sostenible a largo plazo, es fundamental abordar los retos que aún persisten. Esto incluye garantizar procesos de selección y aplicación más ágiles y transparentes, proporcionar mayor apoyo a los migrantes durante su estancia en el extranjero y asegurar la protección de sus derechos laborales. Además, es crucial ampliar el alcance de estos programas para incluir a más trabajadores y diversificar las oportunidades laborales más allá del sector agrícola.
Reducir la necesidad de emigrar
La cooperación internacional juega un rol clave en este aspecto, requiriendo un compromiso por parte de los países de origen para crear condiciones que reduzcan la necesidad de emigrar por razones económicas o de seguridad. Esto implica políticas que promuevan el desarrollo económico, la creación de empleo, y la protección social, así como el combate a la corrupción y el fortalecimiento de las instituciones democráticas.
La visa para trabajadores agrícolas representa un avance significativo en la gestión de la migración laboral entre Guatemala y Estados Unidos, ofreciendo un modelo que podría ser replicado y adaptado por otros países enfrentados a desafíos similares. A través de la implementación de políticas que facilitan la migración regular, segura y ordenada, es posible transformar la migración en una fuente de oportunidades y beneficios mutuos, en lugar de un desafío humanitario y de seguridad. El testimonio de aquellos que han sido parte de este cambio indica un camino hacia adelante, en el cual la migración se maneja de manera que respeta la dignidad y los derechos de todas las personas involucradas, fortaleciendo los lazos entre países y contribuyendo al desarrollo sostenible global.

