Una mujer presidente ha dejado de ser una curiosidad, ¿pero en tierra azteca? Hay que verlo. México, país con una rica historia y cultura, enfrenta un momento de cambio histórico en el horizonte político con dos aspirantes femeninas al cargo más alto del país: la presidencia. Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez representan dos visiones contrapuestas, pero comparten el potencial de convertirse en la primera presidenta del país. Su presencia en el escenario electoral desafía las percepciones tradicionales en una nación donde, a menudo, las dinámicas de género han favorecido a los hombres.
Históricamente, México ha tenido una fuerte presencia masculina en la política. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hasta 2021, sólo el 48.2% de las curules en la Cámara de Diputados eran ocupadas por mujeres. A pesar de avances significativos en representación política femenina en los últimos años, la presidencia ha eludido a las mujeres hasta ahora.
¿Una mujer presidente?
Por un lado, está Sheinbaum, que proviene de la administración de la Ciudad de México y cuenta con el respaldo del bloque oficialista. Su propuesta política se alinea con la visión del actual presidente, lo que le ha otorgado una base sólida de apoyo. No obstante, la confianza del oficialismo no garantiza una victoria.
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Por el otro, Gálvez, respaldada por una coalición de partidos tradicionales que buscan recuperar terreno en el escenario político mexicano. Su ascenso inesperado como candidata es indicativo de un deseo de renovación y de la necesidad de presentar una alternativa fuerte frente al poder establecido. La cierto es que una mujer presidente se está fraguando en los calderos políticos de Ciudad de México.
Una sociedad en evoución
La Organización de Mujeres Latinoamericanas por la Democracia (OMLAD) mencionó que este enfrentamiento no solo marca un hito en la política mexicana, sino que es reflejo de una sociedad en evolución. «Más allá del resultado, es una victoria para las mujeres y la igualdad de género», destacaron en un comunicado.
La perspectiva histórica también es relevante. Una mujer presidente activa la búsqueda en archivos. Según el historiador mexicano Octavio Mendoza, «México ha tenido líderes femeninas icónicas, como las soldaderas en la Revolución o figuras como Frida Kahlo en las artes. Sin embargo, la política ha sido un reducto masculino por mucho tiempo. Estas elecciones pueden ser el preámbulo de una nueva era.»
Qué esperar de una mujer
La pregunta es: ¿qué tipo de presidencia pueden esperar los mexicanos si una de estas dos mujeres llega al poder? La analista política Palmira Tapia sostiene que, aunque las propuestas políticas pueden variar, la perspectiva femenina puede traer una nueva forma de gobernar. Prioridades enfocadas en aspectos sociales, educativos y de salud podrían ser reforzadas, atendiendo a las necesidades que las estadísticas del INEGI han mostrado en los últimos años.
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Por supuesto, una candidatura femenina o una mujer presidente no garantiza por sí sola un cambio en la administración, pero sí representa un paso hacia la diversidad y la inclusión. La ONU Mujeres ha insistido en que la paridad en cargos de toma de decisiones es esencial para el desarrollo sostenible. México parece estar escuchando y avanzando en esa dirección.
Con las elecciones de junio de 2024 acercándose rápidamente, los ojos de la nación, y del mundo, estarán puestos en Sheinbaum y Gálvez. Independientemente de quién resulte victoriosa, es evidente que México está cruzando un umbral histórico. El título de «presidenta» ya no es una idea abstracta, sino una realidad palpable que desafía las estructuras tradicionales de poder en una nación de «meros machos».