Sequía en el Amazonas transformó hermosos cauces de río en hilos de agua

El depósito de agua dulce más grande del planeta está en problemas. La selva tropical de la Amazonía, donde fluye una quinta parte del agua dulce del mundo, está sufriendo los embates de una sequía fuerte que no muestra señales de amainar. La sequía en el Amazonas, probablemente agravada por el calentamiento global y la deforestación, ha generado grandes incendios forestales que han hecho que el aire sea peligroso para millones de personas, incluidas algunas comunidades indígenas, y al mismo tiempo han secado ríos importantes a un ritmo récord.

Medido hace menos de 48 horas, uno de esos ríos llegó a su nivel más bajo alguna vez registrado, mientras que otros se acercan a niveles históricos. Esto ha sofocado a la población de delfines rosados en peligro de extinción, clausurado una planta hidroeléctrica importante y aislado a decenas de miles de personas que viven en comunidades remotas y que solo pueden trasladarse por bote.

“Ahora solo hay tierra donde solía haber un río”, afirmó Ruth Martins, de 50 años, una líder de Boca do Mamirauá, una pequeña comunidad ribereña en la Amazonía. “Nunca hemos experimentado una sequía como esta”.

Sequía en el Amazonas
En algunos casos, los ríos se han reducido a meros hilos de agua, dejando atrás lechos de río secos y devastados. Ilustración MidJourney

Sequía en el Amazonas

La sequía en el Amazonas está acelerando la destrucción de la selva tropical más grande y biodiversa del mundo, y en la que algunas zonas han comenzado a transformarse de ecosistemas húmedos que almacenan enormes cantidades de gases que retienen el calor a unos más secos que están liberando dichos gases a la atmósfera. El resultado es un doble golpe a la lucha global contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

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“Esta es una catástrofe con consecuencias a largo plazo”, dijo Luciana Vanni Gatti, científica del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, quien ha estado documentando los cambios en la Amazonía. “Mientras más pérdida de selva tengamos, menor será su resiliencia”.

Choque de dos fuerzas

Estudios recientes han mostrado que el cambio climático, la deforestación y los incendios han hecho que a la Amazonía le cueste más recuperarse de las graves sequías. Gatti también advirtió que lo peor podría está por llegar. Se espera que la temporada de lluvia comience en las próximas semanas y si persiste la sequía, la cual comenzó en junio, esta sería la primera vez en la que estas condiciones tan extremas hayan tomado el control durante el periodo más seco de la Amazonía y hayan continuado hasta su periodo más lluvioso.

La magnitud de la sequía en el Amazonas se está convirtiendo en una preocupación creciente a nivel internacional. Organismos especializados y gubernamentales están monitoreando la situación con atención.

Meros hilos de agua

Según datos recientes del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, la sequía en el Amazoas ha afectado gravemente a los cauces de los ríos. En algunos casos, los ríos se han reducido a meros hilos de agua, dejando atrás lechos de río secos y devastados. El río más afectado hasta el momento es el río Negro, que alcanzó su nivel más bajo registrado en la historia el pasado lunes. Esto no solo impacta a la navegación fluvial, sino que también amenaza la supervivencia de numerosas especies acuáticas, incluidos los delfines rosados.

Los expertos advierten que esta sequía prolongada podría tener consecuencias devastadoras en el futuro, afectando la biodiversidad de la región y la vida de las comunidades que dependen de los recursos naturales de la Amazonía.

Producto del cambio climático

La sequía en la Amazonía no es un evento aislado. Se enmarca en un contexto más amplio de cambio climático y deforestación en la región. La tala de árboles y la expansión de la agricultura y la ganadería han contribuido al deterioro de los ecosistemas amazónicos, debilitando su capacidad para retener el agua y regular el clima. A medida que los árboles son talados, se liberan grandes cantidades de carbono a la atmósfera, acelerando el calentamiento global.

En su momento el expresidente de Brasil, Jair Bosonaro, fue criticado en el ámbito internacional por su política de relajación de las normativas ambientales y su apoyo a la deforestación de la Amazonía. Organismos ambientales y expertos consideran que estas políticas están exacerbando los efectos del cambio climático en la región.

Alarma científica

La comunidad científica está haciendo un llamado urgente a la acción para abordar esta crisis. Es necesario tomar medidas efectivas para reducir la deforestación, promover la reforestación y mitigar los efectos del cambio climático en la Amazonía. La conservación de este ecosistema es crucial no solo para la biodiversidad del planeta, sino también para la estabilidad del clima global.

Sequía en el Amazonas
La tala de árboles y la expansión de la agricultura y la ganadería han contribuido al deterioro. Ilustración MidJourney

En este contexto, la sequía en el Amazonas se ha convertido en una de las señales más alarmantes de los impactos del cambio climático en una de las regiones más importantes del mundo en términos de biodiversidad y regulación climática. La situación actual exige una respuesta coordinada a nivel nacional e internacional para proteger y preservar la Amazonía, antes de que sea demasiado tarde.

Abordajes desatinados

En un intento por abordar la crisis, algunos gobiernos de la región han implementado medidas de emergencia, como la distribución de agua potable a las comunidades afectadas por la sequía. Sin embargo, estas medidas son insuficientes para hacer frente a la magnitud del problema.

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Los líderes mundiales también están llamados a asumir su responsabilidad en la protección de la Amazonía. La comunidad internacional debe presionar por la adopción de políticas ambientales más rigurosas y sostenibles, así como por la inversión en la conservación y restauración de los ecosistemas amazónicos.

La sequía en el Amazonas es un recordatorio urgente de la necesidad de abordar el cambio climático y la degradación ambiental de manera integral. La Amazonía no solo es un tesoro de biodiversidad, sino también un regulador crucial del clima global. Su protección es responsabilidad de todos, y su pérdida tendría consecuencias devastadoras para el planeta entero. La sequía actual nos muestra que el tiempo apremia, y que debemos actuar con determinación para preservar este invaluable patrimonio natural para las futuras generaciones.

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