Rusia fue a la guerra preparada y sorprendió a la UE sin poder ni control

Desde el inicio del conflicto en Ucrania, la narrativa dominante en los medios occidentales y entre los analistas políticos era que Rusia enfrentaría un descalabro económico inmediato, dadas las severas sanciones impuestas por la Unión Europea, Estados Unidos y sus aliados. Sin embargo, el desenlace ha sido sorprendentemente distinto. Rusia fue a la guerra preparada, un hecho que ha quedado evidenciado en cómo ha logrado sortear los desafíos económicos y financieros previstos, desafiando las expectativas occidentales y mostrando una resiliencia que ha sorprendido a la Unión Europea, la cual se ha visto sin el poder ni el control esperado sobre el curso de los acontecimientos.

Este análisis se basa en el trabajo de Arthur Sullivan, periodista y productor para la Deutsche Welle en Berlín, quien en su reportaje «La economía rusa supera todos los pronósticos», desentraña las razones detrás de la inesperada fortaleza económica de Rusia a pesar de las sanciones internacionales. Sullivan señala que, contra todo pronóstico, la economía rusa no solo ha evitado el colapso, sino que, en varios aspectos, parece haberse adaptado y, en algunos casos, prosperado bajo la presión de las sanciones impuestas después de su invasión a gran escala de Ucrania en febrero de 2022.

Rusia fue a la guerra preparada

Rusia fue a la guerra preparada, con una estrategia económica que sorprendentemente le ha permitido navegar a través de las tormentas financieras. Según Elina Ribakova, economista del Instituto Peterson de Economía Internacional, la preparación de Rusia para enfrentar las sanciones comenzó mucho antes de la crisis actual, remontándose a la anexión de Crimea en 2014. Desde entonces, Moscú ha estado en modo de respuesta a la crisis, fortaleciendo su sistema financiero y acumulando reservas en previsión de posibles sanciones.

Rusia fue a la guerra preparada
La guerra en Ucrania y las sanciones subsiguientes han revelado no solo la resiliencia económica de Rusia sino también las limitaciones de la UE y sus aliados para influir en el comportamiento de Moscú a través de la presión económica. Ilustración MidJourney

Además, las exportaciones de petróleo y gas, sectores clave para la economía rusa, han generado beneficios masivos en 2022. A pesar de las sanciones, Rusia ha encontrado maneras de eludir los controles de exportación, utilizando a terceros países para mantener su complejo militar-industrial y seguir vendiendo su petróleo y gas a nivel global. Esto ha sido posible gracias a una combinación de tácticas, incluyendo el uso de su «flota en la sombra» para transportar petróleo a mercados en China, India y Pakistán, desafiando las restricciones impuestas por Occidente.

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Desafíos y retos encarados

Por otro lado, el entorno macroeconómico de Rusia sí ha enfrentado desafíos, como señala Benjamin Hilgenstock de la Kyiv School of Economics. Las sanciones, junto con una caída en los ingresos por exportaciones de petróleo y gas en comparación con 2022, y la necesidad de elevar los tipos de interés al 16% debido a la alta inflación, han deteriorado significativamente la economía. Sin embargo, Moscú ha logrado sortear estas dificultades con una mezcla de medidas internas y la búsqueda de mercados alternativos para sus exportaciones, contramedidas que demuestran que Rusia fue a la guerra preparada.

La estrategia de Rusia también se ha centrado en aumentar el gasto en defensa, un aspecto que ha impulsado su economía de guerra. El gasto en defensa se ha triplicado desde 2021, impulsando la producción de misiles, artillería y drones. Aunque esto representa una actividad económica considerable, Elina Ribakova advierte que no es productiva a medio plazo y, de hecho, puede ser perjudicial para la economía rusa en el largo plazo.

Sanciones demostradamente ineficientes

El desempeño económico de Rusia bajo las sanciones ha desencadenado un debate sobre la eficacia de estas medidas. Mientras algunos argumentan que Rusia ha logrado adaptarse y encontrar alternativas para mantener su economía a flote, otros advierten sobre las consecuencias a largo plazo del conflicto y el gasto militar en la economía rusa. Chris Weafer, asesor de inversiones con más de 25 años de experiencia en Rusia, señala que el agotamiento de las reservas y el impacto del conflicto en el mercado laboral ruso son factores que eventualmente dañarán la economía rusa, más allá de las aparentes adaptaciones actuales.

Rusia fue a la guerra preparada
La Unión Europea se encuentra en una posición paradójica y delicada, ya que, por un lado, ofrece apoyo financiero a Ucrania en su lucha por la soberanía y la defensa territorial, y por otro lado, sigue financiando indirectamente a Rusia mediante la compra de energía. Ilustración MidJourney

La situación pone de relieve la complejidad de las sanciones como herramienta política y económica. Mientras la UE y sus aliados buscan formas de presionar a Rusia para que cambie su curso de acción, el caso ruso demuestra la capacidad de un país para adaptarse y resistir, incluso frente a medidas restrictivas sin precedentes. Esto plantea preguntas importantes sobre la estrategia occidental hacia Moscú y la búsqueda de un equilibrio entre sancionar a un adversario sin empujarlo hacia alternativas que puedan permitirle eludir el impacto previsto de estas medidas que por lerdas han dejado al descubierto que Rusia fue a la guerra preparada.

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Un colapso económico lejano

La guerra en Ucrania y las sanciones subsiguientes han revelado no solo la resiliencia económica de Rusia sino también las limitaciones de la UE y sus aliados para influir en el comportamiento de Moscú a través de la presión económica. Rusia fue a la guerra preparada, una realidad que ha obligado a Occidente a reconsiderar sus estrategias y buscar nuevos enfoques para abordar los desafíos geopolíticos y económicos que presenta el conflicto en Ucrania. La narrativa de un colapso económico ruso inminente se ha desvanecido, dando paso a un reconocimiento de la complejidad de la economía global y la interdependencia de las naciones, incluso en tiempos de conflictos severos.

La Unión Europea se encuentra en una posición paradójica y delicada, ya que, por un lado, ofrece apoyo financiero a Ucrania en su lucha por la soberanía y la defensa territorial, y por otro lado, sigue financiando indirectamente a Rusia mediante la compra de energía. Este dilema subraya una notable ausencia de control europeo sobre el complejo escenario geopolítico que se desarrolla. La continua dependencia de la UE en las importaciones de energía rusa, a pesar de las sanciones y las medidas para limitar el precio del petróleo ruso, pone de relieve las limitaciones y contradicciones de la política europea.

Este acto de equilibrio no solo cuestiona la eficacia de las sanciones impuestas, sino que también revela las complejidades inherentes a la desconexión económica de Rusia, destacando la intrincada red de dependencias que desafían los esfuerzos europeos por ejercer una influencia decisiva en el teatro de operaciones más amplio. La situación plantea interrogantes fundamentales sobre la capacidad de Europa para unificar su postura y tomar medidas más coherentes y efectivas contra aquellos que desafían el orden internacional basado en reglas.

 

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