Portugal es el hogar de los pobres de Europa que no pueden pagar un techo

En el corazón de Europa Occidental, Portugal, una nación con encanto y rica cultura, enfrenta una creciente crisis de vivienda que pone en riesgo a los segmentos más vulnerables de su población. Las estrechas calles de Lisboa, bañadas por el dorado sol del atardecer, esconden una realidad dura y desoladora: para muchos, el techo sobre sus cabezas se ha convertido en un lujo inalcanzable.

Con un salario mensual promedio de alrededor de 1.200 euros (1.268 dólares), Portugal ya se sitúa entre los países más pobres de Europa Occidental. Y si a eso le sumamos un dramático incremento del 65% en los alquileres desde 2015, el año en que el auge turístico comenzó a inflar la burbuja inmobiliaria, encontramos una ecuación con consecuencias nefastas para la población. Confidencial Imobiliario, un especialista en vivienda, informa que los precios de venta se han disparado un 137% en ese mismo periodo, haciendo que Lisboa sea una ciudad prácticamente inasequible para la mayoría de sus residentes.

Portugal
El turismo como industria ha conducido a un alza de las rentas inmobiliarias. Ilustración MidJourney

Portugal no puede pagar la renta

Mientras que los turistas abarrotan las plazas y callejuelas de la capital lusa, buscando un recuerdo que llevar a casa, miles de residentes luchan diariamente para no perder sus hogares. La expansión de plataformas de alquiler vacacional y la inversión extranjera en propiedades han llevado a muchos propietarios a priorizar estos negocios lucrativos en detrimento de arrendamientos a largo plazo para los locales.

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Pero si hay un grupo que ha sentido el golpe con mayor intensidad, ese es el de los inmigrantes, y en especial la comunidad brasileña. El Observatorio de Migraciones ha resaltado que los brasileños, quienes constituyen el 40% de la comunidad migrante de Portugal, ganan en promedio un 20% menos que sus contrapartes portuguesas. Muchos de ellos no llegan siquiera a percibir el salario mínimo mensual oficial, establecido en 760 euros. Estos datos reflejan una realidad inquietante, pues el sector inmigrante, que ya enfrenta otros retos socioculturales, ahora también debe lidiar con una presión económica cada vez mayor.

Crisis de la vivienda

José Rodrigues, historiador y experto en asuntos socioeconómicos de la región, señala que «la crisis de vivienda en Portugal no es un fenómeno aislado. Es el reflejo de una serie de decisiones políticas y económicas tomadas a lo largo de las últimas décadas que han favorecido la inversión externa y el turismo, pero que han descuidado a la población local.» Esta visión es compartida por varios políticos de la oposición, quienes advierten sobre los riesgos de depender en exceso del turismo, especialmente en tiempos de crisis globales.

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Los inmigrantes brasileros y los trabajadores no calificados son los más afectados. Ilustración MidJourney

El gobierno, por su parte, ha reconocido el problema y ha intentado implementar medidas para frenar la escalada de precios, como el incremento de impuestos a propiedades vacías y restricciones al alquiler vacacional. Sin embargo, para muchos, estas medidas han llegado demasiado tarde.

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Repensar políticas urbanas

António Costa, analista político, opina que «la crisis de vivienda en Portugal es una clara señal de alarma sobre la necesidad de repensar las políticas urbanas y de vivienda. No podemos permitir que nuestras ciudades se conviertan en enclaves exclusivos para turistas y inversores, dejando de lado a los residentes que le dan vida y carácter.»

El caso portugués no es único en Europa, pero sí es especialmente doloroso dada la vulnerabilidad económica del país y de sus residentes. La solución a esta crisis requerirá de una combinación de políticas públicas, inversión en vivienda social y una mayor conciencia social sobre el valor intrínseco de las comunidades locales. Mientras tanto, las estrechas calles de Lisboa seguirán siendo testigo de la lucha diaria de miles por encontrar, y mantener, un lugar al que llamar hogar.

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