Un Papa de origen asiático podría sustituir al patagónico Sumo Pontífice Francisco

El Vaticano es testigo de una transformación notable en la internacionalización del Colegio Cardenalicio, la entidad que elegirá al sucesor del Papa Francisco. Con el reciente nombramiento de 21 nuevos cardenales provenientes de países tan diversos como Malasia, Sudán del Sur e Israel, el Papa Francisco ha dejado claro su deseo de ampliar el espectro de naciones representadas en este consejo. Un Papa de origen asiático podría sustituir a Francisco. Este grupo, ahora compuesto por eclesiásticos de 71 países, marca un récord histórico en diversidad y rompe con la tradición de favorecer a ciertos obispados.

Es evidente que, desde su primer consistorio, el Papa Francisco ha enfocado su misión en internacionalizar el Colegio Cardenalicio. Rechazando el antiguo paradigma que otorgaba el título de cardenal automáticamente a los líderes de obispados tradicionalmente reconocidos, ha dejado fuera a obispos de ciudades como París, Milán o Berlín.

Papa de origen asiático
De los cardenales que formarán parte de este consejo, 23 son de Asia. Ilustración MidJourney

¿Un Papa de origen asiático?

Después de una década bajo el mando de Francisco, el cambio en la demografía del Colegio es claro: de los cardenales que formarán parte de este consejo, 23 son de Asia. Esta cifra contrasta con los apenas diez cardenales asiáticos presentes en los cónclaves de 2005 y 2013. De esta manera, Asia se consolida como la tercera región con mayor representación, a pesar de no ser la región con la mayor cantidad de católicos. Esta representación podría fraguar a un Papa de origen asiático como sustituto de Francisco. Por otro lado, América Latina y África, que albergan al 42% y un significativo porcentaje de católicos respectivamente, están notoriamente subrepresentadas.

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Hendro Munsterman, periodista neerlandés especializado en temas vaticanos, atribuye este giro hacia Asia a la filosofía sinodal del Papa. Para Francisco, la sinodalidad representa un diálogo inclusivo, enfatizando que los clérigos no son superiores a los laicos. Munsterman señala que el Papa anhela «una Iglesia de armonía», y considera que Asia ha mostrado avances significativos en combatir el clericalismo, mientras que África todavía lucha contra estructuras patriarcales clericales. No se puede dejar de mencionar que el Papa Francisco, en su juventud, deseaba ser misionero en Japón, lo que quizás refuerza su conexión con el continente asiático.

Europa es la primera fuerza

Sin embargo, Munsterman aclara que, a pesar de la creciente representación asiática, no debemos percibir esto como una «des-europeización» del Colegio. La cantidad de cardenales europeos, excluyendo Italia, sigue siendo la misma que en 2005. Sin embargo, la «des italianización» es evidente, con solo 14 de 136 cardenales italianos en el nuevo consejo, en comparación con los 28 de 115 en 2013. Este cambio refleja una clara evolución de la Iglesia hacia una entidad verdaderamente global, donde Italia y también Alemania, que ahora solo cuenta con tres cardenales, han visto disminuida su influencia.

Dada esta transformación en la representación del Colegio Cardenalicio, es plausible pensar que un Papa de origen asiático es posible. Si bien la elección de un Sumo Pontífice depende de múltiples factores y no exclusivamente de la representación geográfica, esta internacionalización marca una tendencia hacia una Iglesia más inclusiva y diversa.

Papa de origen asiático
El Papa Francisco más allá de todo, mantuvo la supremacía europea entre los Cardenales. Ilustración MidJourney

Inclusión y diversidad

El Papa Francisco ha iniciado una era de cambio en la Iglesia Católica, priorizando el diálogo, la inclusión y la diversidad. Su legado podría influir en la elección de un líder que siga esta visión global y unificadora, y la posibilidad de un Papa asiático es una muestra palpable de ello. Solo el tiempo dirá si la Iglesia está lista para este cambio histórico y trascendental.

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El contexto global actual se caracteriza por la interconexión y el flujo constante de ideas y culturas. La decisión de Francisco de diversificar el Colegio Cardenalicio puede verse como una respuesta a esta tendencia globalizadora, reconociendo la necesidad de que la Iglesia Católica se refleje en la rica diversidad de sus fieles alrededor del mundo. Un Papa de origen asiático, en este escenario, no solo sería un reflejo de la diversidad en la Iglesia, sino también un poderoso mensaje de unidad y aceptación en un mundo que a menudo está dividido por barreras culturales y geográficas.

Por otro lado, una elección de este tipo también podría ser vista como una oportunidad para reforzar los lazos entre la Iglesia y Asia, un continente con una creciente influencia económica y cultural en el escenario mundial. Al igual que Juan Pablo II fortaleció el compromiso de la Iglesia con Europa del Este durante su papado, un Papa asiático podría hacer lo mismo para Asia, creando puentes de entendimiento y colaboración entre culturas y tradiciones que a menudo parecen distantes. La visión y el compromiso con la inclusión que Francisco ha sembrado podría llevar a la Iglesia a un nuevo horizonte de cooperación global.

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