La Franja de Gaza ha sido históricamente un crisol de conflictos, política y tragedia, a lo largo de sus sinuosos caminos, contando historias de imperios antiguos, dominios coloniales y luchas modernas por la identidad y la tierra. Un simple vistazo a su pasado nos proporciona una visión profundamente enriquecedora sobre la compleja tela de su presente.
El dominio otomano sobre Gaza, que duró hasta 1917, marcó el inicio de las transformaciones geopolíticas de este pequeño enclave. En 1922, el destino de Palestina cambió drásticamente cuando cayó bajo el dominio colonial británico. Durante este tiempo, un éxodo masivo de judíos, que escapaban de la persecución religiosa, particularmente de la Europa del Este envuelta en el ascenso del nazismo, encontró refugio en Palestina. Este flujo de inmigrantes judíos a Palestina no fue solo un movimiento de población, sino también una ideológica, basada en la reivindicación de una conexión histórica con la tierra bíblica de Israel.
Franja de Gaza y el Estado Israelí
El gobierno británico, reconociendo la causa sionista, prometió la creación de un hogar nacional judío en Palestina. No obstante, tras la Segunda Guerra Mundial y la derrota de los nazis, los británicos cedieron la decisión del destino de Palestina a las Naciones Unidas. El resultado fue una propuesta en 1948 de un plan de partición que daría lugar a dos estados, una decisión que desencadenó tensiones y fue rechazada por los líderes árabes. La proclamación de la fundación del Estado de Israel fue recibida con fuerte oposición, desencadenando la guerra de 1948 entre Israel y cinco naciones árabes vecinas.
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A medida que los conflictos se desplegaban, decenas de miles de palestinos, muchos de los cuales fueron desplazados o expulsados de sus aldeas, encontraron refugio en la Franja de Gaza. Esta estrecha franja costera, que originalmente albergaba a una población mucho más pequeña, vio cómo su demografía se transformaba abruptamente, triplicando su número a unos 200,000 habitantes. A partir de ese momento, Egipto asumió el control de Gaza y, durante dos décadas, esta región vivió bajo un gobierno militar egipcio.
Israel pago mal
Sin embargo, la relativa tranquilidad de Gaza no duraría mucho tiempo. En la guerra de Oriente Medio de 1967, Israel se apoderó de la Franja de Gaza y comenzó una ocupación que dejó cicatrices profundas en el tejido social y político de la región. Mientras Israel erigía asentamientos, los palestinos de Gaza sentían cada vez más la pérdida de su tierra y su identidad. El resentimiento crecía, y este sentimiento, que se manifestó en la llamada «ocupación», sería el caldo de cultivo para los futuros conflictos.
La violencia y el malestar se intensificaron en 1987, marcando el inicio de la Primera Intifada. El incidente del camión de las FDI que mató a cuatro trabajadores palestinos fue el detonante. A partir de este malestar, surgió Hamas, una facción militante que pronto desafiaría la hegemonía de la OLP en Gaza y cuyas aspiraciones y retórica se centrarían en la eliminación de Israel.
Aparecen los Noruegos
Los Acuerdos de Oslo en 1993 marcaron un hito histórico, ofreciendo esperanza a través de un acuerdo de paz sin precedentes. Sin embargo, con el tiempo, el proceso se estancaría, y el espacio político en la Franja de Gaza sería cada vez más dominado por Hamas, especialmente después de su victoria electoral en 2006.
El cambio de milenio fue testigo de una escalada de tensiones entre Israel y Gaza, con bloqueos, ataques suicidas y represalias militares. A medida que Gaza se convertía en una prisión virtual, la economía local, particularmente la pesca, sufrió enormemente. Aunque Israel se retiró de Gaza en 2005, el territorio permaneció sitiado, y un mercado negro floreció a través de túneles subterráneos.
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Ni un día de descanso
El conflicto de 2014 y los recientes ataques de octubre reflejan la agitación continua en la región. Los actos violentos de Hamas, respaldados por potencias extranjeras como Irán, y las represalias de Israel han tenido un alto costo humano.
La Franja de Gaza ha sido una tierra marcada por el sufrimiento, la esperanza, la resistencia y el conflicto. Su pasado, repleto de intervenciones extranjeras y luchas internas, sigue resonando en su presente tumultuoso. Las esperanzas de paz y prosperidad para Gaza y su gente permanecen inciertas, pero su historia es un testimonio de resistencia y resiliencia frente a adversidades abrumadoras.