El Estado profundo es un enjambre colectivo que no debe subestimarse ni descalificarse

En un contexto donde las tensiones políticas y las divisiones ideológicas a menudo dominan los titulares, la noción del «Estado profundo» se ha convertido en un tema recurrente y controversial. Esta expresión, que evoca imágenes de una burocracia oscura y omnipotente operando más allá del alcance del escrutinio público, ha sido ampliamente debatida y malinterpretada. Sin embargo, un estudio meticuloso y detallado realizado por Jaime Kucinskas, profesor asociado de Sociología en Hamilton College, y James L.Perry, profesor Emérito de Asuntos Públicos y Ambientales en la Universidad de Indiana, arroja luz sobre este tema mal comprendido. En su trabajo académico titulado «Los políticos pueden criticar al ‘Estado profundo’, pero las investigaciones muestran que los trabajadores federales son eficaces y comprometidos, no subversivos», ambos autores desmitifican la imagen negativa comúnmente asociada con los trabajadores del gobierno federal.

Kucinskas y Perry argumentan que la percepción pública del «Estado profundo» carece de un entendimiento profundo sobre quiénes son estos trabajadores gubernamentales, por qué hacen lo que hacen y cómo son seleccionados por el gobierno. A través de años de investigación, que incluyeron cientos de entrevistas y encuestas a personas con carreras en el gobierno federal, los autores han descubierto una realidad muy diferente a la narrativa popular. Lejos de ser saboteadores subversivos, la mayoría de los empleados federales son, de hecho, servidores públicos dedicados y comprometidos profundamente con su trabajo, buscando servir al público y asegurar la estabilidad e integridad del gobierno.

Te podría interesar leer: Doce argumentos “super chavistas” para apoyar el tercer round de Maduro en Miraflores

Acerca del Estado profundo

Este compromiso con el deber cívico trasciende las afiliaciones políticas y se basa en un sistema de méritos que ha evolucionado significativamente desde los primeros días de la nación. La transición del «sistema de despojo» al sistema de mérito, especialmente después de la Ley Pendleton de 1883, marcó un cambio radical en cómo el gobierno federal estadounidense contrata y promueve a sus empleados. La seguridad laboral y las evaluaciones basadas en el desempeño ahora protegen a los funcionarios públicos de la interferencia política, permitiéndoles concentrarse en el servicio público más allá de las cambiantes mareas políticas. El esecario podría haber sido el caldo primigenio del Estado profundo.

Esta fuerza laboral, dedicada y basada en el mérito, ha jugado un papel crucial en la gestión y provisión de una gama de servicios gubernamentales esenciales. Desde la protección ambiental y la administración de desastres hasta la seguridad alimentaria y más allá, los empleados federales trabajan incansablemente para cumplir con las responsabilidades crecientes del gobierno en una nación que ha experimentado una expansión masiva en población y complejidad tecnológica.

Estado profundo
Lejos de ser saboteadores subversivos, la mayoría de los empleados federales son, de hecho, servidores públicos dedicados y comprometidos profundamente con su trabajo, buscando servir al público y asegurar la estabilidad e integridad del gobierno. Ilustración MidJourney

El olfato de Kucinskas y Perry

La investigación de Kucinskas y Perry destaca que, a pesar de los desafíos y las críticas, muchos empleados federales permanecen firmemente comprometidos con sus roles. Esta dedicación persiste incluso en medio de transiciones presidenciales y cambios en la dirección política. Los autores documentan cómo, durante la administración Trump, los trabajadores federales siguieron comprometidos con servir al público y a la Constitución, a pesar de las posibles diferencias ideológicas. De acuerdo a los investigadores ellos son los que congregan al Estado profundo. Esta lealtad y deferencia hacia el liderazgo electo y su administración subrayan la ética profesional que define al servicio público estadounidense.

Sin embargo, este compromiso no implica una aceptación ciega de todas las directivas. Los empleados federales también valoran la importancia de hablar y ofrecer sus perspectivas mientras se toman decisiones. Pero una vez que se toman las decisiones, incluso aquellos que valoran la verdad sobre el poder reconocen la necesidad de ejecutar esas decisiones de manera profesional y ética.

También puedes leer: Luis Abinader y Partido Revolucionario Moderno tienen más de 65% de intención al voto

Sin signos de subversión

Es crucial reconocer y apreciar el trabajo que realizan estos servidores públicos. Aunque es fácil para los políticos y la opinión pública criticar al gobierno y a sus trabajadores, los hallazgos de Kucinskas y Perry nos recuerdan la importancia de no dar por sentado los servicios federales eficaces que estos empleados proporcionan. La eficiencia, la imparcialidad y la mínima corrupción caracterizan a la fuerza laboral federal de Estados Unidos, lo cual, según la investigación de Kucinskas y Perry, se alinea con los estándares de gobiernos democráticos en todo el mundo.

Este panorama positivo de los trabajadores federales contrasta fuertemente con la representación del «Estado profundo» como una entidad subversiva. En realidad, estos empleados reflejan la diversidad demográfica de Estados Unidos y están legalmente obligados a defender la Constitución y servir al interés público, lejos de cualquier conspiración o motín interno contra el gobierno elegido. La noción de que cualquier persona, sin importar su capacitación o experiencia, podría realizar tareas gubernamentales complejas y críticas —una idea alguna vez promovida por figuras históricas como Andrew Jackson— ha quedado obsoleta frente a los desafíos modernos que enfrenta el gobierno federal.

Sin lealtades partidistas

La dedicación de los trabajadores federales a sus deberes es testimonio de un sistema que valora la competencia y el mérito por encima de la lealtad política. Esta realidad subraya la importancia de continuar protegiendo y promoviendo estos principios dentro de la administración pública para garantizar la provisión eficiente y efectiva de servicios gubernamentales.

Estado profundo
El «Estado profundo», lejos de ser una entidad subversiva que opera en las sombras, es en realidad una red de servidores públicos dedicados y competentes. La investigación de Kucinskas y Perry no solo desafía las narrativas negativas asociadas con el gobierno federal, sino que también celebra la dedicación y el profesionalismo de aquellos que eligen servir al público. Ilustración MidJourney.

Los hallazgos de Kucinskas y Perry también indican un compromiso inquebrantable con el deber cívico, que trasciende las preocupaciones partidistas. Este compromiso se manifiesta en la capacidad de los empleados para seguir órdenes legales y ejecutar las políticas de la administración vigente, incluso cuando no están de acuerdo con ellas. Esta profesionalidad y dedicación son cruciales para la estabilidad y efectividad del gobierno, asegurando que las funciones esenciales continúen sin interrupciones, independientemente de las cambiantes dinámicas políticas.

Además, la investigación resalta la importancia de la comunicación abierta y la retroalimentación constructiva dentro del gobierno. Los trabajadores federales no solo ejecutan las decisiones tomadas por sus líderes, sino que también desempeñan un papel activo en el proceso deliberativo, ofreciendo su experiencia y conocimiento para informar esas decisiones. Esta dinámica subraya el valor de una burocracia informada y comprometida, que puede contribuir de manera significativa a la formulación de políticas y la toma de decisiones que a veces se les atribuye a una entidad que denominan Estado profundo.

Empleados y ciudadanos comprometidos

Finalmente, el estudio de Kucinskas y Perry llama la atención sobre la necesidad de apreciar y reconocer el trabajo de los empleados del gobierno federal. En una época en la que la desilusión y la desconfianza hacia el gobierno parecen estar en aumento, es vital recordar que detrás de la maquinaria gubernamental hay individuos comprometidos y eficaces que trabajan incansablemente para servir al público. Esta fuerza laboral, lejos de ser un «Estado profundo» maligno, representa un elemento esencial y positivo de la democracia estadounidense.

El «Estado profundo«, lejos de ser una entidad subversiva que opera en las sombras, es en realidad una red de servidores públicos dedicados y competentes. La investigación de Kucinskas y Perry no solo desafía las narrativas negativas asociadas con el gobierno federal, sino que también celebra la dedicación y el profesionalismo de aquellos que eligen servir al público. Reconocer y valorar su contribución es fundamental para entender verdaderamente cómo funciona nuestra democracia y para garantizar su continuidad y eficacia. En este sentido, el «Estado profundo» emerge no como una amenaza, sino como un testimonio del compromiso cívico y la integridad que sustentan el gobierno estadounidense.

Related articles

- Publicidad -spot_imgspot_img
spot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí