Militares que llegan para quedarse: la nueva epidemia de golpes de Estado en África. El continente vive 10 levantamientos castrenses en cuatro años, ya sea para derrocar a un dictador o un presidente corrupto, reconducir las políticas antiterroristas o por mera ambición. De consolidarse el de Gabón, África habrá sufrido 10 golpes de Estado triunfantes en apenas cuatro años, con golpistas que, en general, llegan al poder para quedarse. Es lo que muchos expertos denominan ya como una auténtica “epidemia por contagio” de golpes de Estado, en los que los militares se atrincheran en el poder.
La tendencia es alarmante y ha suscitado preocupación en la comunidad internacional. Según datos de la Unión Africana, el continente africano ha experimentado un aumento del 200% en golpes de Estado desde 2017. Este fenómeno ha capturado la atención de organismos especializados como el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), que apunta a múltiples causas, desde la falta de liderazgo efectivo hasta las crisis económicas y políticas, pasando por la injerencia extranjera.
Epidemia de golpes de Estado
Naciones Unidas y la Unión Africana han condenado de manera vehemente esta epidemia de golpes de Estado, considerándolos un retroceso significativo en los avances democráticos del continente. Tanto es así que la Unión Africana ha suspendido la membresía de países que han experimentado golpes de Estado recientes, como es el caso de Mali y Guinea.
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Expertos en la materia, como el historiador británico Patrick O’Connell, califican esta ola de golpes como un «fenómeno de retroceso democrático» que pone en peligro las instituciones gubernamentales frágiles que ya existen. «La acumulación histórica de problemas sociales, políticos y económicos ha creado un terreno fértil para estos levantamientos. Y lo preocupante es que una vez que los militares toman el poder, raramente lo ceden voluntariamente», explica O’Connell.
Sobre el asunto epidémico
El aspecto de “contagio” al que se refieren los expertos tiene un fundamento histórico. “Cuando un golpe de Estado tiene éxito en una nación africana, parece dar luz verde a otros en países vecinos o con situaciones políticas similares”, señala Elizabeth Ndubisi, experta en ciencias políticas de la Universidad de Nairobi.
También se nota una correlación con los niveles de corrupción en esta epidemia de golpes de estado. Según Transparency International, los países más afectados por la epidemia de golpes de Estado también figuran en las posiciones más altas de su Índice de Percepción de la Corrupción. No es sorprendente, entonces, que estas acciones militares muchas veces se justifiquen como un medio para “limpiar” los gobiernos, aunque raramente resulten en mejoras significativas en la gobernanza.
Hay cómo revertir
Más allá de los discursos y las condenas, la pregunta que se plantea es cómo se puede revertir esta tendencia. O’Connell sugiere que las soluciones a largo plazo deben venir de dentro del continente. «Es fundamental fortalecer las instituciones democráticas, mejorar la transparencia y fomentar el desarrollo económico sostenible. Solo así se podrá romper este ciclo vicioso de inestabilidad», argumenta.
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Mientras tanto, el mundo observa con cautela cada nuevo acontecimiento, sabiendo que la epidemia de golpes de Estado no solo desestabiliza a los países africanos afectados, sino que tiene el potencial de tener un impacto mucho más amplio. Por ejemplo, las fluctuaciones en los mercados de materias primas y la creciente amenaza del terrorismo son preocupaciones que trascienden las fronteras africanas.
En este contexto de incertidumbre, la presión internacional aumenta sobre los organismos de gobierno y las entidades multilaterales para encontrar formas efectivas de intervenir. Sin embargo, mientras no se aborden las causas fundamentales, la epidemia de golpes de Estado en África seguirá siendo una mancha ominosa en el escenario político mundial, con consecuencias que todavía no podemos prever completamente.