Análisis bélico en Asia tiene apariencia de un ejercicio de chisme en la narrativa occidental

En la narrativa occidental, las tensiones militares en Asia a menudo se presentan bajo una luz que más bien parece un “ejercicio de chisme”. Este término se ajusta a la manera en que se reporta y analiza la situación, dando prioridad a especulaciones y teorías sobre alianzas ocultas y conspiraciones inminentes, más que a hechos concretos. Es en este contexto que se debe entender el reciente comentario de Gordon G. Chang, un colaborador habitual en el espacio de opinión de The Hill, quien, en su análisis sobre la creciente actividad militar de China y Corea del Norte, alerta sobre una posible colaboración belica entre ambos países que podría desencadenar un conflicto de dimensiones regionales.

Gordon G. Chang, autor de obras como “El inminente colapso de China” y “China va a la guerra”, es conocido por sus críticas al régimen de Beijing y su preocupación sobre el impacto global de sus políticas. Chang escribió para The Hill un artículo titulado “Cómo China y Corea del Norte podrían encontrarse como camaradas en la guerra”, donde revisa en tono de corrillo un trabajo de Markus Garlauskas y Matthew Kroenig publicado en Foreign Policy. Chang señala que cualquier conflicto entre Estados Unidos y China por Taiwán tiene un alto riesgo de escalar y arrastrar a otras naciones, especialmente en la península coreana, debido a la posibilidad de que Corea del Norte se alinee con China en un esfuerzo bélico conjunto.

Análisis o ejercicio de chisme

El análisis de Chang se basa en observaciones recientes que indican un aumento de la actividad militar tanto en China como en Corea del Norte. Por ejemplo, Kim Jong Un, líder de Corea del Norte, elogió recientemente a sus trabajadores de la industria de municiones para desarrollar lanzadores de misiles balísticos tácticos que podrían tener “gran importancia militar”. Sin embargo, Richard Fisher, un analista militar especializado en China, “le dijo” que sospecha que estos lanzadores podrían ser de origen chino, un detalle que Chang considera parte de la creciente colaboración militar entre ambos regímenes. Aquí es donde el “ejercicio de chisme” entra en juego: la narrativa que se construye alrededor de estos eventos a menudo está impregnada de conjeturas sobre los motivos y las estrategias detrás de cada movimiento militar.

Si bien es cierto que la situación en la región es preocupante y merece una atención cuidadosa, también es importante reconocer que gran parte de lo que se reporta está filtrado a través de una lente que enfatiza el drama y la intriga, a veces a expensas de una comprensión más matizada de los hechos. Ilustración MidJourney

Garlauskas y Kroenig sugieren que cualquier enfrentamiento militar en Taiwán casi con certeza se convertiría en un conflicto regional, involucrando a Corea del Norte y del Sur. Este escenario dibuja una imagen alarmante donde China podría atacar las bases estadounidenses en Corea del Sur, incentivando a Corea del Norte a aprovechar la oportunidad para ajustar cuentas pendientes con su vecino del sur. Esta perspectiva, aunque posible, alimenta una narrativa que a menudo se presenta como un “ejercicio de chisme”, donde la especulación sobre alianzas y traiciones potenciales toma el centro del escenario.

Una mecha que no enciende

La historia de la relación entre China y Corea del Norte es compleja, llena de momentos de cooperación y tensión. Tradicionalmente, China ha tenido una influencia considerable sobre Corea del Norte, en parte debido a su apoyo económico y diplomático. Sin embargo, esta influencia no siempre se ha traducido en una obediencia ciega por parte de Pyongyang. A lo largo de los años, Corea del Norte ha mostrado su independencia, a veces desafiando abiertamente los deseos de Beijing. A pesar de esto, Chang sugiere que en un contexto de guerra, China podría ejercer suficiente presión sobre Corea del Norte para que actúe como su aliado, lo que alimenta aún más este “ejercicio de chisme” sobre el futuro de las relaciones entre estos dos países.

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David Maxwell, del Centro para la Estrategia Asia-Pacífico, con sede en Washington, DC, ofrece una perspectiva diferente. Según Maxwell, es improbable que Kim Jong Un actúe simplemente como un título de China. Maxwell argumenta que para que Corea del Norte participe en un conflicto al lado de China, tendría que recibir un incentivo sustancial, algo que Beijing podría no estar en posición de ofrecer, especialmente si está envuelto en un conflicto propio. Esta agrega visión una capa adicional al “ejercicio de chisme”, ya que introduce la posibilidad de que Corea del Norte pueda tomar decisiones independientes, incluso en contra de los deseos de China.

El oso y el dragón

La situación se complica aún más con la creciente coordinación entre China y Rusia, dos potencias que han intensificado su cooperación militar y diplomática en los últimos años. La posibilidad de una alianza tripartita entre China, Rusia y Corea del Norte añade combustible al fuego de las especulaciones sobre un posible conflicto a gran escala en Asia. Sin embargo, esta narrativa, una vez más, puede verse como un “ejercicio de chisme”, donde los observadores occidentales buscan conexiones y patrones que tal vez no sean tan claros como parecen.

Como destaca el trabajo de Gordon G. Chang, la posibilidad de un conflicto en Asia Oriental es real, pero las narrativas que emergen en Occidente pueden, en algunos casos, exagerar las amenazas o simplificar en exceso las complejas dinámicas en juego. Ilustración MidJourney.

Gordon G. Chang, en su artículo, plantea que esta colaboración entre China y Corea del Norte podría llevar a Estados Unidos a prepararse para un conflicto en múltiples frentes en Asia Oriental. Esta perspectiva es coherente con las preocupaciones de Washington sobre el ascenso de China y su creciente asertividad en la región. Sin embargo, como advierten algunos expertos, este tipo de análisis a menudo se basa en suposiciones que pueden no reflejar la realidad en el terreno. En este sentido, el “ejercicio de chisme” que rodea a estos desarrollos puede distorsionar la percepción del público sobre la verdadera naturaleza de las relaciones entre estos países.

De difícil traducción

El análisis bélico en Asia a menudo se presenta en la narrativa occidental como un “ejercicio de chisme”, donde la especulación sobre alianzas secretas y estrategias ocultas a menudo domina el discurso. Si bien es cierto que la situación en la región es preocupante y merece una atención cuidadosa, también es importante reconocer que gran parte de lo que se reporta está filtrado a través de una lente que enfatiza el drama y la intriga, a veces a expensas de una comprensión más matizada de los hechos.

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Como destaca el trabajo de Gordon G. Chang, la posibilidad de un conflicto en Asia Oriental es real, pero las narrativas que emergen en Occidente pueden, en algunos casos, exagerar las amenazas o simplificar en exceso las complejas dinámicas en juego. Así, el “ejercicio de chisme” continúa siendo una parte central de cómo se presenta y se percibe la situación en Asia desde el otro lado del mundo.

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