Negacionistas del colonialismo español despotrican de su pabellón en la Bienal de Venecia

En una atmósfera donde el arte y la política se entrelazan con la historia, la Bienal de Venecia se convierte en un campo de batalla ideológico sobre el legado del colonialismo español. A medida que se acerca la fecha de inauguración, el pabellón de España se encuentra en el ojo del huracán, desatando una ola de críticas por parte de aquellos que niegan la historia colonial de España. Esta controversia no solo pone de manifiesto la división en la percepción de la historia, sino que también refleja las tensiones actuales en el debate sobre el arte, la cultura y la memoria colectiva.

El autor del reportaje que inspira esta historia es Ianko López, gestor, redactor y crítico especializado en cultura y artes visuales, quien escribe para EL PAÍS de España. En su última obra editorial, “Sandra Gamarra, aires de cambio en el pabellón español de la Bienal de Venecia: “Deberíamos pedir perdón por el colonialismo”, López aborda la elección de Sandra Gamarra como la primera artista no nacida en España en representar al país en la Bienal de Venecia. Su trabajo honra a las figuras indígenas a menudo ausentes en los relatos occidentales y busca proponer un diálogo sobre la descolonización a través del arte.

Reconocer el colonialismo español

La propuesta de Gamarra, denominada «Pinacoteca migrante», plantea un desafío a la narrativa histórica establecida, mediante la reinterpretación de obras preexistentes para revelar sus principios colonialistas. Esta iniciativa ha desencadenado una respuesta vehemente de sectores que, de manera sorprendente, defienden que España nunca tuvo colonias, sino «virreinatos», argumentando una supuesta igualdad de condiciones entre los pueblos bajo su dominio. Esta perspectiva ignora el colonialismo español, la explotación y la violencia ejercida sobre las poblaciones indígenas, sino también la resistencia y el legado de figuras como Micaela Bastidas, quien, junto a Túpac Amaru II, lideró revueltas contra la dominación española en el siglo XVIII.

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A medida que se acerca la fecha de inauguración, el pabellón de España se encuentra en el ojo del huracán, desatando una ola de críticas por parte de aquellos que niegan la historia colonial de España. Ilustración MidJourney

La intervención de Gamarra en Venecia no se limita a un acto de denuncia histórica, sino que invita a una reflexión más amplia sobre el arte y su capacidad para cuestionar y transformar nuestra comprensión del pasado. A través de «El Jardín Migrante», último espacio de su exposición, se honra no solo a los héroes y heroínas de la resistencia indígena, sino también a aquellos de la «España vaciada», estableciendo un paralelismo entre la explotación colonial y las crisis contemporáneas de desplazamiento y abandono rural.

Una española a medias

La elección de Gamarra ha generado debates en el sector artístico, particularmente en torno a la representación nacional y la inclusión de voces «extranjeras» en narrativas nacionales. Este enfoque ha sido defendido por figuras como Agustín Pérez Rubio, comisario del pabellón, y Marcelo Expósito, político y artista visual, quienes ven en la obra de Gamarra una oportunidad para reexaminar y desafiar las bases coloniales de los relatos identitarios españoles y europeos.

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La Bienal de Venecia, con su estructura de pabellones nacionales originada en el apogeo del colonialismo, ofrece un escenario propicio para este tipo de interrogantes. La inclusión de artistas y colectivos que cuestionan y trascienden estas estructuras sugiere un movimiento hacia una mayor porosidad y diálogo intercultural. En este contexto, la «Pinacoteca migrante» de Gamarra se convierte en más que una exhibición; es un llamado a la reflexión sobre la coexistencia, el reconocimiento de las historias marginadas y la necesidad de una descolonización que abarque tanto la repatriación de bienes culturales como la reevaluación de las narrativas históricas.

La respuesta hostil de los negacionistas del colonialismo español hacia el pabellón de España en la Bienal de Venecia refleja una lucha más amplia por el reconocimiento y la reconciliación con el pasado. En frente a la defensa apasionada de una historia que excluye y minimiza el sufrimiento de los pueblos indígenas y colonizados, proyectos como el de Sandra Gamarra y Agustín Pérez Rubio buscan abrir un espacio para el diálogo, la reflexión crítica y, en última instancia, la sanación. Al desafiar la narrativa dominante, esta obra no solo revisita el pasado, sino que también interpela al presente, preguntándonos cómo las herencias coloniales continúan moldeando nuestras sociedades, culturas y relaciones internacionales.

Una Europa colonialista

La polémica suscitada en torno al pabellón español refleja una división más profunda en la sociedad española y, por extensión, en muchas otras sociedades que aún luchan por reconciliarse con sus historias coloniales. En este sentido, la Bienal de Venecia se convierte en un escenario simbólico donde se representan estas tensiones, ofreciendo una oportunidad para que el arte actúe como mediador en estas difíciles conversaciones. Más allá de las reacciones inmediatas, tanto positivas como negativas, la obra de Gamarra invita a una consideración más profunda sobre cómo las narrativas históricas y artísticas pueden contribuir a un entendimiento más inclusivo y matizado de nuestro pasado.

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En última instancia, la controversia en torno al pabellón de España en la Bienal de Venecia subraya la urgencia y la relevancia de abordar las herencias coloniales en el mundo contemporáneo. Ilustración MidJourney.

Este desafío a la narrativa establecida es particularmente significativo en el contexto de la Bienal de Venecia, un evento con raíces profundamente entrelazadas con la historia del colonialismo español y europeo. La estructura misma de la Bienal, basada en pabellones nacionales, evoca un pasado en el que las potencias coloniales utilizaban el arte y la cultura como medios de afirmación de su dominio y prestigio. Al cuestionar esta estructura y ofrecer una visión alternativa, el pabellón de España propone una reconfiguración del espacio artístico que reconoce y valora las voces marginadas y las historias suprimidas.

Coparticipación y el mestizaje cultural

Además, la obra de Gamarra y la colaboración con Pérez Rubio resaltan la importancia de la coparticipación y el mestizaje cultural como fundamentos para una nueva comprensión de la identidad y la memoria. Al incorporar historias de resistencia tanto del colonialismo español como de la metrópoli, se plantea una narrativa más compleja y matizada que desafía las dicotomías simplistas entre colonizador y colonizado, centro y periferia. Este enfoque no solo es relevante para España sino también para otras antiguas potencias coloniales que enfrentan retos similares en cuanto a la revisión de su historia y la reconciliación con su pasado.

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La reacción contra el pabellón español en la Bienal de Venecia también pone de relieve el papel de los medios de comunicación y el discurso público en la conformación de las narrativas históricas y culturales. En un mundo cada vez más polarizado, donde los hechos históricos son frecuentemente objeto de disputa y reinterpretación, el arte ofrece un medio para explorar y cuestionar estas narrativas de una manera que invita a la reflexión en lugar de la confrontación. Así, la obra de Gamarra se convierte en un punto de partida para conversaciones más amplias sobre la historia, la memoria y la identidad que trascienden las fronteras nacionales y culturales.

En última instancia, la controversia en torno al pabellón de España en la Bienal de Venecia subraya la urgencia y la relevancia de abordar las herencias coloniales en el mundo contemporáneo. A través de la lente del arte, se nos ofrece la posibilidad de repensar y reconstruir nuestras comprensiones del pasado, promoviendo un diálogo inclusivo y crítico que puede llevarnos hacia un futuro más justo y equitativo. En este contexto, la obra de Sandra Gamarra y Agustín Pérez Rubio no solo representa una intervención artística significativa sino también un acto político y ético que desafía a los espectadores a reconsiderar sus propias posiciones y preconcepciones sobre el colonialismo, la historia y la cultura.

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