Abogados de Donald Trump cuentan un pote de humo para defender al ex presidente

En una estrategia que ha capturado la atención de académicos y juristas por igual, los abogados de Donald Trump han desplegado una serie de argumentos legales que, según críticos, distorsionan de manera flagrante la jurisprudencia y la historia constitucional de Estados Unidos. Este enfoque ha sido analizado detenidamente por Wayne Unger, profesor asistente de Derecho de la Universidad Quinnipiac y colaborador asiduo de The Conversation en su versión estadounidense. Recientemente, Unger publicó un artículo titulado “Cómo los abogados de Trump reprobarían mi clase de derecho constitucional con su escrito de la Corte Suprema sobre inmunidad penal”, donde disecciona las afirmaciones hechas por el equipo legal del expresidente.

La controversia comenzó el 19 de marzo de 2024, cuando Donald Trump presentó un escrito ante la Corte Suprema de los Estados Unidos en un caso levantado por el fiscal especial Jack Smith. Este caso se centraba en los supuestos intentos criminales de Trump por anular los resultados de las elecciones de 2020. En el documento, Trump y sus abogados argumentaron que, como presidente, Trump debería gozar de inmunidad absoluta frente a procesamientos penales por actos que consideran oficiales, citando para ello casos precedentes de la Corte Suprema, los Federalist Papers y otros documentos jurídicos de relevancia.

Maniobras de los abogados de Donald Trump

Sin embargo, los abogados de Donald Trump parecen haber interpretado estos textos de manera que apoya su argumento, a pesar de que, en realidad, dichos documentos sugieren lo contrario. Según Unger, esta interpretación distorsionada evidencia una comprensión errónea fundamental de la ley constitucional y sus precedentes. Por ejemplo, en el argumento presentado, se cita el caso Marbury v. Madison de 1803, interpretándolo de una manera que ignora segmentos cruciales del fallo que establecen claramente las limitaciones del poder presidencial.

Abogados de Donald Trump
El argumento de que los presidentes de Estados Unidos gozan de una inmunidad absoluta frente a procesos penales choca con numerosos precedentes donde se ha determinado lo contrario. Esta estrategia legal, según Unger, podría haber sido calificada con una F en su clase de derecho constitucional, ya que caracteriza erróneamente la jurisprudencia y los principios legales establecidos. Ilustración MidJourney

El argumento de que los presidentes de Estados Unidos gozan de una inmunidad absoluta frente a procesos penales choca con numerosos precedentes donde se ha determinado lo contrario. Esta estrategia legal, según Unger, podría haber sido calificada con una F en su clase de derecho constitucional, ya que caracteriza erróneamente la jurisprudencia y los principios legales establecidos.

Retorciendo a Brett Kavanaugh

Más allá de los argumentos legales, los abogados de Donald Trump también invocaron consideraciones políticas, sugiriendo que la exposición legal del presidente a procesos penales podría paralizar la toma de decisiones presidenciales. Este argumento se apoya en un artículo de revisión de la ley de 2009 por el juez Brett Kavanaugh, que, aunque aboga por un aplazamiento de los procesos penales contra un presidente en ejercicio, de ninguna manera sugiere que el presidente esté por encima de la ley o inmune a la responsabilidad legal después de dejar el cargo.

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Esta distinción es crucial, pues, mientras que existe un consenso en cuanto a la inmunidad civil de los presidentes por actos dentro del ámbito de sus responsabilidades oficiales, la idea de extender esta inmunidad a delitos penales es altamente controvertida. Los casos citados por Trump y sus abogados, incluido el emblemático Nixon contra Fitzgerald, tratan sobre inmunidad en contextos civiles, no penales, destacando una diferencia fundamental entre los dos sistemas de justicia.

Entre lo civil y lo penal

El intento de los abogados de Trump de aplicar la inmunidad presidencial de casos civiles a asuntos penales no solo ignora esta distinción crítica, sino que también subestima el propósito del sistema de justicia penal: proteger a la sociedad de los delitos, que son vistos como daños contra el público en general. La posición de Trump, por lo tanto, no solo carece de apoyo en la jurisprudencia existente, sino que también desafía los principios básicos de responsabilidad y el estado de derecho.

La estrategia legal adoptada por los abogados de Donald Trump en este caso es un claro ejemplo de cómo se pueden torcer los argumentos legales para servir a una agenda política específica. A pesar de la complejidad de los argumentos presentados, el núcleo del debate se reduce a una pregunta fundamental: ¿debería un presidente tener inmunidad absoluta frente a procesos penales por actos considerados oficiales? Esta cuestión no solo es relevante para el caso en curso, sino que también plantea importantes consideraciones sobre el equilibrio de poderes en la democracia estadounidense y la responsabilidad de sus líderes.

Un precedente peligroso

Los abogados de Donald Trump, al presentar sus argumentos, parecen buscar una expansión sin precedentes de la inmunidad presidencial. Esta postura ha generado un intenso debate en la comunidad jurídica, con muchos argumentando que tal interpretación minaría los principios fundamentales de responsabilidad y transparencia en el gobierno. La Constitución de los Estados Unidos, aunque otorga ciertos poderes y protecciones al presidente, no establece una monarquía ni un sistema en el que cualquier individuo esté por encima de la ley.

Abogados de Donald Trump
La estrategia de los abogados de Donald Trump también se ha enfrentado a críticas por cómo presenta y selecciona los casos y documentos históricos para apoyar sus argumentos. La caracterización de estos materiales como si unánimemente apoyaran la noción de inmunidad absoluta no solo es engañosa, sino que también muestra una falta de respeto por la integridad del discurso legal y académico. Ilustración MidJourney.

La respuesta de la comunidad académica al planteamiento de Trump y su equipo legal ha sido mayoritariamente crítica. Expertos en derecho constitucional, como Unger, señalan que el argumento de inmunidad absoluta ignora siglos de precedentes y entendimientos jurídicos. La historia de la jurisprudencia estadounidense ha mostrado un equilibrio entre otorgar ciertas protecciones al presidente para asegurar que pueda realizar sus funciones sin interferencias indebidas y asegurando que no exista impunidad para actos ilegales.

Prevenir el abuso de poder

Este debate no solo es teórico, sino que tiene implicaciones prácticas significativas. Si la Corte Suprema de los Estados Unidos llegara a aceptar la argumentación de Trump, esto podría sentar un precedente peligroso, afectando no solo la actual administración sino también las futuras. La pregunta sobre hasta dónde alcanza la inmunidad presidencial es crucial en un sistema de gobierno que se precia de su separación de poderes y de un sistema de controles y equilibrios diseñado para prevenir el abuso de poder.

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La estrategia de los abogados de Donald Trump también se ha enfrentado a críticas por cómo presenta y selecciona los casos y documentos históricos para apoyar sus argumentos. La caracterización de estos materiales como si unánimemente apoyaran la noción de inmunidad absoluta no solo es engañosa, sino que también muestra una falta de respeto por la integridad del discurso legal y académico. En el mundo del derecho, la precisión y la honestidad intelectual son fundamentales, y los intentos de manipular textos legales y precedentes para apoyar una causa particular son vistos con profunda preocupación.

Alcance del poder presidencial

Finalmente, este caso subraya la importancia del papel de la Corte Suprema y del sistema judicial en su conjunto como árbitros en disputas sobre el alcance del poder presidencial. La decisión que tomen tendrá repercusiones no solo para el individuo en cuestión sino también para la estructura misma del gobierno estadounidense. En un momento en que la política estadounidense parece más polarizada que nunca, el papel de la justicia como un guardián imparcial de los principios constitucionales es más crucial que nunca.

Los argumentos presentados por los abogados de Donald Trump en defensa de una inmunidad absoluta para el presidente en contextos penales representan un desafío significativo a las normas y principios jurídicos establecidos. A medida que este caso avanza a través del sistema judicial, se espera que no solo resuelva la cuestión inmediata de la inmunidad presidencial, sino que también reafirme los principios de responsabilidad y estado de derecho que son fundamentales para la democracia estadounidense.

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