Desde hace relativamente poco, cada nueva guerra que se declara en nuestro planeta, por lejana o cercana que se encuentre geográficamente, implica una preocupación adicional que no se había dado en conflictos anteriores: Los ciberataques. ¿Cabe esperar ciberataques asociados al conflicto entre Israel y Hamás? ¿Pueden afectar a la población civil de los estados involucrados? ¿O a la del resto del planeta, si se extienden? Estas son preguntas cruciales en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología y la conectividad global.
La profesora Titular de Universidad en la Universidad Rey Juan Carlos, Marta Beltrán, ha destacado que «los ciberataques son otro frente en la guerra entre Israel y Hamás». Esta afirmación nos lleva a considerar la creciente importancia de la ciberseguridad en los conflictos actuales y futuros.
En la oscuridad se dan los ciberataques
El contexto internacional en el que nos encontramos ha sido testigo de cómo los ciberataques se han convertido en una herramienta estratégica en manos de actores estatales y no estatales para desestabilizar a sus adversarios y socavar la confianza de sus poblaciones. Un ejemplo reciente de esto fue la amenaza híbrida previa a la invasión de Ucrania, donde Rusia intentó utilizar ciberataques como parte de su estrategia para debilitar al gobierno ucraniano y minar la confianza pública.
Sin embargo, el conflicto entre Israel y Hamás tiene un origen completamente diferente, y en lo que respecta a los ciberataques, estos han surgido después de la declaración de la guerra. La mayoría de estos ataques han sido atribuidos a grupos de hacktivistas que buscan la paz o la libertad para Palestina, principalmente a través de ataques de denegación de servicio contra sitios web del gobierno israelí y sus medios de comunicación. Entre estos grupos se incluyen algunos asociados al activismo islámico, pero también figuran nombres como Killnet o Anonymous Sudan, que operan en la esfera prorrusa.
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No son sofisticados
Hasta el momento, los ciberataques observados no han sido masivos ni han causado impactos significativos; más bien han sido declaraciones reivindicativas y llamativas. Estos ataques se han caracterizado por su falta de sofisticación, utilizando técnicas de fuerza bruta o inundación para abrumar los servidores y dejarlos inoperables al recibir un alto volumen de solicitudes simultáneas.
Es importante tener en cuenta que algunos de estos grupos están vinculados a la ciberdelincuencia, lo que sugiere que pueden usar estos ataques para mejorar su reputación y atraer potenciales clientes para sus servicios. En este sentido, es fundamental estar atentos a la evolución de estos ataques de denegación de servicio en el futuro, ya que es probable que se unan más grupos y que las capacidades defensivas de Israel se vean afectadas, dado que muchos de sus expertos en ciberseguridad están siendo movilizados como reservistas del ejército.
Notificaciones de Red Alert
En cuanto a Hamás, en el pasado se le ha acusado de distribuir versiones maliciosas de la aplicación Red Alert, utilizada por la población de Israel para recibir notificaciones sobre bombardeos y refugiarse. En los últimos días, el grupo AnonGhost ha atacado nuevamente este sistema, causando caos y confusión. Sin embargo, se requiere un análisis detallado para determinar qué vulnerabilidad, si de la aplicación o de la plataforma, fue explotada. Los impactos hasta ahora han sido principalmente mensajes de alerta falsos y spam.
En lo que respecta a los ciberataques desde el lado israelí, no parecen ser una prioridad en esta guerra, donde se ha anunciado un bloqueo total a Gaza que interrumpirá sus suministros de combustible, electricidad y comunicaciones, lo que hace innecesario el uso de ciberataques. Además, la destrucción física de las pocas infraestructuras tecnológicas que quedaban en Gaza hace que los ciberataques no sean una herramienta estratégica esencial en este conflicto.
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Ciberataques emocionales
Sin embargo, es importante destacar que, hasta el momento, no se ha observado un aumento significativo en los ataques a infraestructuras críticas en otros países en relación con este conflicto. No obstante, se ha emitido una advertencia sobre la posibilidad de que las redes sociales se vean inundadas de contenido extremadamente violento, como torturas o ejecuciones en tiempo real. Esto es especialmente preocupante para la protección de menores y personas sensibles, ya que la exposición a este tipo de contenido puede tener un impacto negativo en su salud mental y desarrollo futuro.
En el contexto de esta nueva guerra entre Israel y Hamás, los ciberataques no parecen ser una preocupación central para ninguno de los dos bandos en la situación actual. Sin embargo, es probable que veamos un aumento en el hacktivismo a favor de Palestina y campañas de desinformación en curso. En este sentido, es importante recordar las recomendaciones de la Cruz Roja en relación con el activismo cibernético llevado a cabo por civiles en zonas de conflicto, ya que cualquier actividad en línea puede tener un impacto en una población ya vulnerable y complicar aún más una situación ya difícil de resolver.