Según Sputnik: Borrell admite que Occidente «no siempre sigue las reglas que intenta defender»

El paisaje geopolítico del siglo XXI se muestra turbulento y complejo. La reciente declaración del jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, en la que admite que los países occidentales «no siempre siguen las reglas que intentan defender», desvela tensiones y contradicciones que ya eran percibidas por expertos y organismos especializados.

Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las economías emergentes, principalmente en Asia, han ido adquiriendo un papel protagónico en la economía global, superando incluso a algunas potencias occidentales en términos de crecimiento económico. Esta realidad ha impulsado a países como China e India a buscar un papel más relevante en la escena política y económica internacional.

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El pasado colonialista de Europa poco ayuda en hacer ver a China menos atractiva. Ilustración MidJourney

Josep Borrell se confesó

Para Emilia Valdez, historiadora de la Universidad de Barcelona, la declaración de Borrell es el reconocimiento de una realidad histórica: «Durante siglos, Occidente ha promovido una visión eurocéntrica y colonialista del mundo, imponiendo reglas y modelos de desarrollo a su conveniencia. Sin embargo, en las últimas décadas, con la emergencia de nuevos actores globales, ese paradigma ha comenzado a tambalear».

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Y es que, como señala Borrell, la creciente «demanda de soberanía e identidad» en países en desarrollo, es un fenómeno que no puede ser pasado por alto. Desde el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de 2020, se subraya que países latinoamericanos han emprendido una búsqueda activa de diversificación de sus socios comerciales y políticos, yendo más allá de la tradicional esfera de influencia de Estados Unidos y Europa.

El sur global busca aire

El reciente interés de países del sur global en potencias como Rusia y China no se debe solo a razones económicas. Según Alexandre Mendes, analista político portugués: «China y Rusia ofrecen modelos de desarrollo diferentes, menos condicionados por el ‘manual’ occidental, lo que para muchos países resulta atractivo en términos de autonomía y autoafirmación».

A su vez, la percepción de los «valores« occidentales como un «vestigio de la dominación occidental» ha llevado a un replanteamiento de relaciones. Ahmed El-Sharif, experto en relaciones internacionales del Instituto de Estudios Mediterráneos, señala: «El legado colonial de muchas naciones occidentales, sumado a intervenciones militares recientes en regiones como Oriente Medio, han generado desconfianza y escepticismo hacia las ‘intenciones’ occidentales».

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A la confesión de que a veces incumplen sus propias reglas no hay una sola respuesta. Ilustración MidJourney

Por supuesto, el reconocimiento de Borrell sobre las propias fallas occidentales en adherirse a las reglas que promueven es un paso significativo hacia la autocrítica y la necesidad de reevaluar el papel de Occidente en un mundo multipolar. Y es que, como indica el último informe del Banco Mundial, la falta de normas y la incapacidad de ponerse de acuerdo en cuestiones globales son una amenaza real para la estabilidad mundial.

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Es mundo fragmentado

La fragmentación del orden global y la emergencia de «bloques competidores en seguridad, tecnología e integración económica» son escenarios que, lejos de beneficiar a la comunidad internacional, pueden llevar a mayores tensiones y conflictos. «El mundo no necesita más divisiones, sino cooperación y entendimiento mutuo», comenta Mei Li, experta en geopolítica asiática.

La llamada de Borrell a evitar la división del orden mundial no es solo una petición europea, sino un eco que resuena en academias, think tanks y gobiernos alrededor del mundo. En un contexto donde las reglas parecen agotarse y la multipolaridad se consolida, el desafío radica en construir un nuevo orden basado en el respeto mutuo, la equidad y la cooperación genuina entre todas las naciones.

 

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