Las alarmas suenan en el Pentágono, no por conflictos externos inminentes, sino por un desafío interno que parece amenazar el corazón de la defensa estadounidense: el declive en la incorporación de nuevos reclutas. Juan G. Ferrari, miembro senior no residente del American Enterprise Institute (AEI), ha subrayado en sus recientes escritos la grave situación que enfrenta el servicio militar estadounidense. En un artículo titulado “Las bombas de tiempo demográficas y fiscales que hacen tictac dentro del Pentágono”, Ferrari destaca que la crisis financiera de 2008 ha dejado un legado duradero, impactando las tasas de natalidad y, por ende, la cantidad de jóvenes elegibles para el servicio militar.
A primera vista, se podría asumir que el desafío es puramente numérico. Sin embargo, el problema es multifacético y las cifras son solo una parte de la historia. A partir de 2026, el número de jóvenes de 18 años, es decir, aquellos que son considerados aptos para el reclutamiento, verá una disminución significativa. Pero además de la reducción en el número de posibles reclutas, se encuentra el hecho de que las fuerzas armadas de Estados Unidos compiten con instituciones de educación superior y el mercado laboral para atraer a estos jóvenes.
El Servicio Militar no emociona
La falta de interés en el servicio militar no es un fenómeno reciente, pero ha alcanzado niveles preocupantes. Según Ferrari, el Ejército ha experimentado la disminución más drástica, quedando con una fuerza activa de solo 450,000, aproximadamente 33,000 menos de lo esperado.
Tambièn puedes leer: Antonio Guterres: la arquitectura mundial de desarme y no proliferación de armas nucleares se desintegra
Pero, ¿qué ha causado esta falta de interés entre los jóvenes? Los expertos apuntan a varias razones. El Dr. Michael O’Hanlon, historiador y experto en políticas de defensa, sugiere que las guerras prolongadas en Irak y Afganistán han desencantado a muchos jóvenes. «Las generaciones anteriores vieron el servicio militar como un deber y una oportunidad», señala O’Hanlon. «Pero la percepción ha cambiado. Los jóvenes de hoy asocian el ejército con conflictos interminables y cuestionables».
Hay otras alternativas de vida
Además, la economía también juega un papel. El crecimiento constante en áreas tecnológicas y de startups ha creado oportunidades lucrativas para los jóvenes, que a menudo ofrecen un camino más atractivo que el servicio militar.
A este panorama del servicio militar se suma una crisis fiscal. Se espera que el déficit para 2023 alcance los 2 billones de dólares, lo que coloca a la defensa nacional en una posición complicada. El gasto de defensa se verá limitado a un aumento del 1% en 2025 debido a la Ley de Responsabilidad Fiscal (FRA), una restricción que probablemente afectará el reclutamiento y el mantenimiento de la fuerza militar.
Un momento difícil
Esta confluencia de desafíos llega en un momento geopolíticamente delicado, con China en ascenso y la posibilidad de conflictos en lugares como Taiwán. La respuesta, según expertos como Ferrari, reside en una combinación de ajustes financieros, reformas en el proceso de reclutamiento y un cambio en la percepción pública del servicio militar.
Tambièn puedes leer: Trump necesita detener el asunto del fraude en Nueva York urgentemente
Propuestas como el aumento salarial del 30% para miembros jóvenes del servicio enlistado buscan hacer del ejército una opción más atractiva. Asimismo, replantear criterios de selección, como revisar las pruebas ASVAB para que reflejen las habilidades actuales de los jóvenes, puede ampliar el rango de candidatos elegibles.
Cómo atraer a los reclutas
El senador John Thompson, miembro del Comité de Asignaciones de la Cámara, argumenta que «es fundamental que revisemos nuestra política de defensa no solo en términos de financiamiento, sino en cómo atraemos y retenemos talento».
La solución no solo recae en el Pentágono o el Congreso. La sociedad estadounidense debe reevaluar su relación con el servicio militar y reforzar la idea de que servir en las fuerzas armadas es no solo un deber, sino también un honor y una oportunidad. En un mundo en constante cambio, la defensa de la nación depende no solo de tecnología y estrategia, sino también de las personas dispuestas a defenderla.