Incontinencia verbal de Trump sería un boomerang que girará en su contra

La incontinencia verbal de Trump podría haber alcanzado un punto de no retorno, desencadenando un torbellino de preocupación en torno a la seguridad nacional y la protección de información clasificada. Los informes de la semana pasada revelaron una situación inquietante: en abril de 2021, Trump compartió información altamente sensible con un multimillonario australiano, Anthony Pratt, en su club Mar-a-Lago. Este incidente plantea preguntas críticas sobre la conducta del exmandatario y la necesidad de rendir cuentas.

El colaborador de opinión de The Hill, Glenn C. Altschuler, planteó en su artículo titulado «¿Los labios sueltos de Trump hundirán su barco?» la posibilidad de que la incontinencia verbal del exmandatario termine por perjudicarlo. Este último incidente con Anthony Pratt parece confirmar las preocupaciones expresadas en dicho artículo y refleja un patrón preocupante de comportamiento por parte de Trump.

Incontinencia verbal de Trump
Las infidencias del ex miembro de Forbes las hacía en contextos sociales y oficiales. Ilustración MidJourney

Incontinencia verbal de Trump

El portavoz de la campaña de Trump, Steven Cheung, defendió al expresidente afirmando que «no hizo nada malo» y que actuó de manera «adecuada y conforme a la ley». Sin embargo, este incidente se suma a una serie de eventos en los que Trump ha demostrado una imprudencia alarmante al tratar información clasificada. Este es un momento crítico para evaluar su conducta en función de sus propias declaraciones sobre la seguridad nacional y las consecuencias para quienes manejan mal material clasificado.

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Es además interesante que la incontinencia verbal de Trump se mueve como boomerang. En 2016, durante su campaña presidencial, Trump fue duro en su crítica a Hillary Clinton por su manejo de material clasificado en su servidor de correo electrónico, argumentando que esto la hacía «no apta para ser presidenta». Prometió que, de ser elegido, «haría cumplir todas las leyes relativas a la protección de la información clasificada» y que «nadie estaría por encima de la ley». Estas palabras resuenan ahora de manera irónica en el contexto de sus acciones recientes.

Con sus propias palabras

En 2017, ya en la presidencia, Trump reiteró su postura sobre la información clasificada al afirmar que aquellos que la divulgaran irían «a prisión cuando publican cosas así». Además, en 2018, firmó una ley que aumentaba las penas por «remoción y retención no autorizadas» de material clasificado, convirtiéndolo en un delito grave con una posible condena de hasta cinco años de prisión. También ordenó al FBI establecer una unidad especial para investigar a denunciantes y filtradores, a quienes calificó como «traidores y cobardes».

Sin embargo, las acciones de Trump a menudo parecen entrar en conflicto con sus propias palabras. Durante su presidencia, la administración Trump se enfrentó a una serie de filtraciones, lo que llevó al exsecretario de Defensa Mark Esper a reconocer que el presidente era «el mayor filtrador de todos». Esta contradicción entre su retórica y su conducta es evidente en múltiples incidentes donde es protagonista la incontinencia verbal de Trump.

Hablando con el enemigo

Uno de los casos más notorios fue cuando Trump compartió información clasificada sobre un complot violento de ISIS con el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y el embajador Sergey Kislyak en 2017. Esta inteligencia se había proporcionado a Estados Unidos bajo la condición de que no se compartiera sin permiso, lo que generó preocupaciones sobre la seguridad de la fuente. La falta de un resumen detallado de las conversaciones de Trump con Vladimir Putin también alimentó la especulación sobre los secretos que pudo haber compartido con el líder ruso.

En otro incidente en la que se advirtió la incontinencia verbal de Trump, en 2017, el para entonces presidente reveló la ubicación de dos submarinos nucleares que patrullaban cerca de Corea del Norte al presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte. Esta revelación de información delicada planteó interrogantes sobre su manejo de la seguridad nacional.

Incontinencia verbal de Trump foto portada
El jefe de Estado reveló acciones militares encubiertas que crearían riesgos geopolíticos. Ilustración MidJourney

Twitter era un canario cantando

En 2019, Trump sorprendió nuevamente al publicar en Twitter una imagen detallada de alta resolución de una plataforma de lanzamiento de satélites iraníes, confirmando que aviones espías o drones estadounidenses habían violado el espacio aéreo iraní. La justificación en torno a la incontinencia verbal de Trump fue que tenía «absoluto derecho» a hacerlo, aunque no abordó las implicaciones diplomáticas y de seguridad nacional de sus acciones.

Recientemente, en agosto de 2022, el FBI registró la residencia de Trump en Mar-a-Lago y encontró material perteneciente al gobierno federal, incluyendo documentos marcados como «alto secreto», «secreto» y «clasificados». El expresidente afirmó falsamente que todos estos registros habían sido «desclasificados» y colocados en un lugar seguro. Estos hallazgos respaldan la preocupación de que Trump no ha manejado adecuadamente información confidencial.

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En el campo de golf

La investigación del fiscal especial Jack Smith también ha revelado que Trump compartió información secreta en su club de golf en Nueva Jersey, donde discutió planes del Pentágono para una posible invasión de Irán. La falta de cuidado al manejar esta información es alarmante, especialmente considerando que, como presidente, tenía el poder de desclasificarla si lo consideraba necesario.

La incontinencia verbal de Trump ha generado una serie de preocupaciones legítimas sobre la seguridad nacional y la protección de información clasificada. Sus acciones contradicen sus propias promesas de hacer cumplir las leyes relacionadas con la información clasificada y de que «nadie estaría por encima de la ley». Es fundamental que se lleve a cabo una evaluación exhaustiva de su conducta en relación con la seguridad nacional, y que se consideren las posibles consecuencias legales de sus acciones imprudentes. La pregunta que queda en el aire es si Trump finalmente enfrentará las mismas consecuencias que exigió para otros en el pasado.

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