Donald Trump debe ver un tutorial para aprender cómo morderse la lengua

El viernes 20 de octubre de 2023, el expresidente estadounidense Donald Trump se encontró en una situación que pocos podrían haber predicho: enfrentando una multa de 5.000 dólares y la amenaza de prisión por violar una orden judicial que le prohibía publicar mensajes en internet sobre el personal del tribunal.

El magistrado a cargo del juicio por fraude empresarial en Nueva York, Arthur Engoron, no escatimó en su crítica hacia Trump, calificando su comportamiento como una «violación flagrante de la orden mordaza». ¿Cómo es posible que un hombre que ocupó el cargo más alto de la nación termine enredado en disputas legales y violando órdenes judiciales?

Donald Trump está amordazado

La saga comenzó el 2 de octubre, cuando el juez Engoron emitió una «orden mordaza» contra Donald Trump después de que este publicara en su red social Truth Social una fotografía de su secretaria acompañada de un ataque personal. Engoron no tuvo reparos en calificar el mensaje de Trump como «falso y denigrante», lo que llevó a la emisión de la mencionada orden que le prohibía hacer más comentarios públicos sobre el personal del tribunal. Sin embargo, la controversia no terminó ahí.

Donald Trump
E expresidente mantiene su postura de “enfant terrible” hasta en la sacralidad de las cortes. Ilustración MidJourney

Lo sorprendente, y tal vez revelador, es que la publicación original en Truth Social fue eliminada de la red social, pero una copia de la misma permaneció en la web de la campaña de Trump hasta la fecha límite establecida por el juez Engoron. Fueron 17 días de desobediencia antes de que el tribunal tuviera que intervenir enviando un correo para que finalmente se retirara el contenido de la web de la campaña. Esta tardanza en acatar la orden judicial ha sido duramente criticada, y con razón.

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No respeta las instituciones

La conducta de Trump en este asunto es más que una simple infracción legal; es un reflejo de su persistente falta de respeto por las instituciones judiciales y su voluntad de desafiar las reglas cuando le conviene. Un expresidente debería ser un ejemplo de respeto por el Estado de derecho y por las decisiones de los tribunales, pero Donald Trump parece creer que está por encima de todo eso. Su actitud desafiante y su negativa a cumplir con la orden del juez Engoron son una afrenta no solo al sistema judicial, sino también a la democracia misma.

El hecho de que Trump haya decidido utilizar su nueva plataforma, Truth Social, para llevar a cabo su ataque personal contra su secretaria plantea interrogantes sobre su juicio y su capacidad para ejercer un liderazgo responsable. En lugar de utilizar su influencia y su plataforma para abordar asuntos importantes y constructivos, Trump optó por involucrarse en una pelea personal que solo sirvió para socavar su propia credibilidad y la de su red social.

Amenaza de prisión

El papel del juez Engoron en este asunto es crucial para el mantenimiento de la integridad del sistema legal estadounidense. Su firmeza al imponer una multa de 5.000 dólares a Donald Trump y su amenaza de prisión envían un mensaje claro de que nadie, ni siquiera un expresidente, está por encima de la ley. La aplicación equitativa de la ley es fundamental para la democracia, y el juez Engoron está haciendo su parte para asegurarse de que se cumpla.

La pregunta que muchos se hacen es por qué Trump insiste en actuar de esta manera. Es evidente que sigue disfrutando de un apoyo significativo entre sus seguidores, pero su comportamiento obstinado y su falta de respeto por las instituciones democráticas socavan su propia posición y la de su movimiento político. En lugar de aprender de sus errores pasados y demostrar un liderazgo más maduro y reflexivo, Trump parece estar atrapado en un ciclo de provocación y confrontación constante.

Donald Trump
Su conducta podría hacer que muchos abran los ojos y vean a un mal educado en vez de a un candidato. Ilustración MidJourney

Las lecciones de la moderación

Quizás lo más irónico de esta situación es que Trump, un hombre conocido por su retórica afilada y sus comentarios provocativos, podría beneficiarse enormemente de aprender a morderse la lengua de vez en cuando. En lugar de alimentar disputas innecesarias en las redes sociales, podría enfocarse en asuntos más importantes y en la construcción de un legado positivo. Pero, una vez más, parece estar atrapado en su propia trampa retórica.

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El juicio por fraude empresarial en Nueva York es solo uno de los muchos desafíos legales a los que se enfrenta Donald Trump en la actualidad. A medida que los tribunales continúan evaluando su conducta y sus negocios pasados, es imperativo que respete las decisiones judiciales y cumpla con las órdenes emitidas por los jueces. De lo contrario, corre el riesgo de socavar aún más su propia imagen y poner en peligro su libertad.

El episodio reciente en el que Donald Trump fue multado y amenazado con prisión por violar una orden judicial es un recordatorio de que nadie está por encima de la ley, ni siquiera un expresidente. La falta de respeto de Trump por las instituciones democráticas y su persistente desafío a las reglas y órdenes judiciales son preocupantes y perjudiciales para la democracia estadounidense. En lugar de seguir por este camino destructivo, Trump podría beneficiarse enormemente de aprender a morderse la lengua y actuar con más responsabilidad. Su legado y su libertad están en juego.

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