En un escenario donde Estados Unidos encabeza el ranking mundial de países con mayor número de población con obesidad, las cadenas de comidas rápidas están sintiendo el impacto económico de una reciente tendencia. Hasta octubre de 2022, más de 77 millones de estadounidenses eran considerados obesos, según datos de Statista. Esta cifra colosal ha motivado a una porción significativa de estos individuos a voltear hacia soluciones farmacológicas, como Ozempic y Wegovy, medicamentos supresores del apetito. Este giro ha generado preocupación entre inversores y accionistas de la industria de la comida rápida.
Estados Unidos, al superar en obesidad a naciones superpobladas como China e India, ha mostrado un contexto crítico. A la par de la preocupación de salud pública, se suma el nuevo reto que enfrentan las cadenas de comidas rápidas: una disminución de su clientela habitual. Esta situación es alarmante para gigantes de la industria como Chipotle Mexican Grill, que ha visto la necesidad de evaluar el impacto de la explosiva popularidad de estos medicamentos en el consumo de sus productos.
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Cadenas de comidas rápidas preocupadas
El analista de BTIG, Peter Saleh, menciona que «es muy actual. Es algo así como lo primero en la lista en este momento en términos de preocupaciones». Estas palabras reflejan el clima de incertidumbre que está calando en la industria de cadenas de comidas rápidas. Las casas matriz de restaurantes de renombre, como McDonald’s y Yum Brands, ya sienten la presión de una desaceleración del tráfico en sus establecimientos. Esta desaceleración, aunada a la alta inflación que afecta el poder adquisitivo de los consumidores, ha generado un panorama desafiante para estas corporaciones.
Otras empresas, como Starbucks, han encontrado cierta protección en su base de clientes más acomodada. Sin embargo, la creciente demanda de medicamentos supresores del apetito ha sido señalada incluso por Walmart, que notó una disminución en el consumo de alimentos entre los clientes que tomaban dichos tratamientos. Conagra Brands, por su parte, ha contemplado la posibilidad de modificar el tamaño de las porciones o los ingredientes de sus productos para adaptarse a esta nueva realidad.
Índice de restaurantes S&P 500
Esta nueva dinámica no ha pasado desapercibida para el mercado financiero. Una reacción instintiva de los inversores tras los comentarios de algunas de estas empresas resultó en una caída del 1.3% del índice de restaurantes S&P 500. Aunque el índice ha recuperado sus pérdidas, el impacto y la preocupación permanecen latentes.
Expertos en historia y políticos opinan que este fenómeno es una muestra de cómo el tejido social y económico de una nación puede ser afectado por cambios en los hábitos y decisiones de su población. Las cadenas de comidas rápidas han sido, durante décadas, un símbolo de la cultura americana y un reflejo del estilo de vida occidental. Sin embargo, este nuevo giro en el comportamiento del consumidor muestra una transformación en las prioridades y valores de la sociedad estadounidense.
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Un fenómeno interesante
Organismos especializados y gubernamentales también están poniendo el foco en este fenómeno. Si bien se celebra que la población busque alternativas para combatir problemas de salud como la obesidad, también es crucial garantizar que estas soluciones sean sostenibles y no generen nuevos problemas en el tejido económico del país.
La conclusión es que, aunque es demasiado pronto para cuantificar el impacto total de estos medicamentos en las ventas de restaurantes, es innegable que la decisión de bajar de peso de los estadounidenses está causando ondas de cambio en las cadenas de comidas rápidas. La adaptabilidad y la innovación serán cruciales para que estas empresas puedan enfrentar y superar este nuevo desafío.