El movimiento de la Casa Blanca tiene la apariencia de que EE.UU. inició una guerra preventiva. El 09 de agosto de 2023, en un comunicado emitido por el Departamento del Tesoro de EE.UU., se anunció una decisión que ha sacudido las esferas económicas y tecnológicas a nivel mundial. Estados Unidos declaró que sus empresas ya no podrán invertir libremente en tecnologías avanzadas en «países problemáticos», específicamente señalando a China.
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Esta determinación, proveniente de una orden ejecutiva del presidente Joe Biden, tiene como objetivo principal «defender la seguridad nacional estadounidense protegiendo tecnologías críticas para la próxima generación de innovaciones militares», según palabras del propio Tesoro.
Consecuentemente, la prohibición recae sobre tres sectores claves en el crecimiento tecnológico de China: semiconductores, computación cuántica e inteligencia artificial. Aunque ya se había insinuado durante la visita de la Secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, a Pekín, la noticia ha impactado, acrecentando las tensiones entre estas dos potencias.
EE.UU. inició guerra preventiva
El trasfondo de esta decisión reside en el temor compartido entre los líderes tecnológicos y de seguridad en EE.UU.: que la tecnología avanzada de China comprometa la seguridad nacional. Si empresas como Nvidia, líderes en la producción de procesadores de alto rendimiento, son esenciales para tecnologías como la inteligencia artificial, el miedo surge al pensar que los ordenadores cuánticos chinos puedan acceder a áreas críticas de seguridad nacional. Ese es uno de los pilares sobre los que se funda el hecho de que EE.UU. inició una guerra preventiva. El mero hecho de que dichos ordenadores tengan la capacidad de descifrar códigos impensables para ordenadores convencionales resalta la dimensión de la amenaza.
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El análisis de Daniel Flatley, de Bloomberg News, ilustra los riesgos percibidos: el capital estadounidense podría estar financiando inadvertidamente el desarrollo de armamento digital avanzado chino o futuras aeronaves de combate de alta tecnología. El enfoque de «patio pequeño, valla alta», como lo describen algunos medios, apunta a restringir inversiones en un área específica pero altamente sensible.
El Gigante Asiático se defenderá
China no ha permanecido callada ante este anuncio. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, en declaraciones a CCTV, expresó que China «defenderá resueltamente sus propios derechos e intereses». La postura china sugiere que la estrategia estadounidense busca mantener su hegemonía global, limitando el avance tecnológico chino. Desde Oriente se mira que EE.UU. inició una guerra preventiva.
Además, informes recientes sobre grandes adquisiciones chinas alimentan la postura estadounidense. Gigantes tecnológicos chinos como Baidu, ByteDance (propietaria de TikTok), Tencent y Alibaba han realizado pedidos masivos de procesadores de alta gama a Nvidia, líder estadounidense en semiconductores. Estos pedidos, que ascienden a 1.000 millones de dólares según el Financial Times, evidencian la dependencia china de la tecnología estadounidense y su intención de liderar en inteligencia artificial.
Desbalance en el poder tecnológico
Mientras las relaciones entre Estados Unidos y China oscilan entre la cooperación y la confrontación, esta nueva medida podría ser la señal de un cambio significativo en el equilibrio de poder tecnológico. Si bien se espera que estas restricciones no afecten el incipiente deshielo entre ambos países, no se puede negar que, si las tensiones se intensifican, el panorama podría tornarse más restrictivo y agresivo.
La tecnología, una vez considerada como un simple facilitador de la vida cotidiana, ahora se encuentra en el centro del escenario geopolítico, determinando no solo las dinámicas comerciales, sino también las estrategias de seguridad y defensa de las principales potencias mundiales. En este intrincado juego de ajedrez global, las próximas jugadas definirán el rumbo del siglo XXI. Todos asumen, que, en este caso, EE.UU. inició una guerra preventiva de veto tecnológico contra China.