Desde un modesto apartamento en Stephenville, Texas, Bradley Cadenhead, entonces un adolescente de 15 años, fundó un grupo en línea que, según las autoridades federales, se convirtió en una peligrosa “liga del mal” dedicada a presionar a niños vulnerables para que cometieran actos violentos y degradantes. Aislado y acosado desde una edad temprana, Cadenhead encontró en las redes sociales un refugio oscuro donde cultivó una influencia siniestra. Este joven, que alguna vez fue conocido como un niño devoto en su comunidad religiosa, se transformó en un líder temido en los rincones más oscuros de Internet. Bradley Cadenhead pasó de ser un adolescente solitario a un notorio depredador de la era digital, utilizando plataformas como Discord para crear un imperio de abuso y control.
El reportaje sobre Bradley Cadenhead fue realizado por Shawn Boburg y Chris Dehghanpoor, periodistas de investigación de The Washington Post. Boburg, quien se unió al medio en 2015 tras trabajar en periódicos locales en Nueva Jersey y Massachusetts, y Dehghanpoor, un exingeniero de seguridad de la información con experiencia en gigantes tecnológicos como Amazon y Google, han dedicado su carrera reciente a exponer redes de abuso y desinformación en línea. Su artículo, titulado “En las redes sociales, un adolescente acosado alcanzó la fama entre los depredadores infantiles de todo el mundo”, publicado en The Washington Post, se basa en cientos de documentos judiciales y entrevistas con personas cercanas a Cadenhead para revelar cómo un joven marginado se convirtió en el líder de un grupo dedicado a la explotación y el terror psicológico de menores.
Bradley Cadenhead de Texas
La transformación de Bradley Cadenhead comenzó a una edad temprana. A los 10 años, su familia se desmoronó cuando su madre abandonó el hogar en 2016, dejando al joven en una situación de vulnerabilidad emocional. Cadenhead comenzó a mostrar signos de comportamiento errático y se convirtió en un blanco fácil para el acoso escolar. En la secundaria, sus compañeros lo veían como alguien débil y retraído, lo que lo llevó a aislarse aún más. A los 15 años, después de enfrentar constantes crisis nerviosas y una creciente ansiedad, abandonó la escuela y se encerró en su habitación, sumergiéndose en un mundo digital que pronto lo transformaría en una figura central entre los depredadores en línea.

Fue desde esa habitación que Bradley Cadenhead, bajo el seudónimo “Felix”, construyó un grupo en Discord llamado “764”, un espacio virtual que rápidamente ganó notoriedad por sus prácticas extremas. Cadenhead y sus seguidores convencían a niños y adolescentes para que se involucraran en conductas autodestructivas, a menudo utilizando amenazas de exposición pública como método de coerción. Las autoridades describieron el grupo como una organización de terrorismo doméstico debido a la naturaleza violenta de sus acciones. Bradley Cadenhead, que una vez fue un niño que asistía regularmente a la iglesia con su familia, ahora lideraba un grupo que se alimentaba de la desesperación y el sufrimiento de sus víctimas.
Peligroso carisma digital
Los mensajes y actividades de Bradley Cadenhead en Discord revelan un patrón perturbador de manipulación y abuso. Utilizando su carisma digital, Cadenhead lograba que sus seguidores lo consideraran un líder a quien debían lealtad. En un caso documentado, presionó a una niña de 10 años para que enviara imágenes explícitas, y en otro, animó a un usuario a intentar suicidarse de nuevo, demostrando una completa falta de empatía. Discord, la plataforma que facilitó la creación de estos espacios de abuso, dependía en gran medida de los reportes de los usuarios para detectar y eliminar contenidos ilegales, lo que permitió a Cadenhead evadir repetidamente las prohibiciones. Cada vez que era expulsado, simplemente creaba nuevas cuentas y continuaba con sus actividades, burlándose de las autoridades y de otros usuarios que intentaban detenerlo.
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Actualmente, Bradley Cadenhead cumple una sentencia de 80 años en prisión, un castigo que refleja la gravedad de los crímenes que cometió. Durante su juicio, el fiscal Jett Smith describió a Cadenhead como una encarnación del mal y señaló que sus acciones causaron un daño incalculable a sus víctimas. Sin embargo, los abogados de Cadenhead argumentan que también fue una víctima de su propia salud mental deteriorada y del entorno disfuncional en el que creció. El abogado Chris Perri ha señalado posibles problemas de salud mental como una base para apelar la sentencia, pero hasta ahora se ha negado a hacer declaraciones públicas adicionales sobre el caso.
Un problema sistémico
La historia de Bradley Cadenhead expone no solo las fallas de una plataforma digital como Discord, sino también la incapacidad de la familia y del sistema de salud mental para intervenir de manera efectiva. Incluso cuando sus padres intentaron buscar ayuda, los tratamientos fueron breves y sin seguimiento, y Cadenhead continuó sumergiéndose más profundamente en su mundo virtual. Los amigos y familiares del joven afirman que desconocían por completo la magnitud de sus actividades en línea y nunca imaginaron que detrás de la pantalla estaba emergiendo una figura tan destructiva.

Discord, la plataforma en la que Bradley Cadenhead creó su grupo, ha afirmado que sus equipos de seguridad trabajan incansablemente para detener el abuso y proteger a sus usuarios. Sin embargo, la dependencia de la plataforma en reportes voluntarios y la facilidad con la que se pueden crear nuevas cuentas revelan un sistema vulnerable a la explotación. Las actividades de Cadenhead demostraron que incluso un solo usuario con intenciones maliciosas puede evadir las medidas de seguridad y causar un daño significativo. Esta situación ha llevado a un debate más amplio sobre la responsabilidad de las redes sociales en la protección de sus usuarios más jóvenes y vulnerables.
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Mundo digital y vida real
El caso de Bradley Cadenhead también refleja un problema más profundo: la creciente desconexión entre el mundo digital y la vida real, donde jóvenes con problemas emocionales encuentran en las redes sociales un refugio que, en lugar de ayudarlos, amplifica sus peores instintos. Los grupos como el que lideró Cadenhead continúan proliferando, y el FBI ha advertido sobre la expansión de comunidades en línea que promueven el abuso, la autolesión y el acoso. Mientras Cadenhead cumple su sentencia, su historia sirve como una advertencia urgente sobre los peligros del anonimato en línea y la falta de una regulación efectiva.
El ascenso y caída de Bradley Cadenhead es un testimonio inquietante de cómo un adolescente puede pasar de ser una víctima de acoso a un líder de una comunidad delictiva en el mundo digital. Su caso resalta la necesidad de mejorar la supervisión en las plataformas de redes sociales y de ofrecer un apoyo real a los jóvenes que muestran signos de angustia emocional. La «liga del mal» que Cadenhead creó ha dejado una marca indeleble en las vidas de sus víctimas, y su legado plantea una pregunta crucial: ¿cómo podemos proteger mejor a los niños en un mundo donde los peligros ya no se limitan a las calles, sino que también acechan detrás de cada pantalla?