Hipótesis de guerra entre Colombia y Venezuela está activa. ¿Por qué no la detonan?

Las salas de conflictos están permanentemente abiertas. Una hipótesis de guerra entre Colombia y Venezuela tiene más de 100 años sobre el papel. En la tensa trama geopolítica de América Latina, estas naciones “hermanas” han representado papeles antagónicos, amparados en gran medida por las influencias de Estados Unidos y otros actores globales.

Mientras Colombia es el mayor productor mundial de cocaína, según las Naciones Unidas, Venezuela ha encabezado el movimiento bolivariano que propugna gobiernos de izquierda en la región. Este escenario ha mantenido a los Estados Unidos alerta, considerando la posibilidad de un conflicto armado entre estos dos países como un catalizador para modelar la región de acuerdo con sus intereses.

Guerra entre Colombia y Venezuela

En medio de la constante amenaza, los expertos han señalado múltiples factores que disuaden a ambos países de entrar en una confrontación militar directa. Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), uno de esos factores es el costo económico de una guerra en una región ya debilitada por la crisis económica, particularmente en Venezuela, que sufre de hiperinflación y una economía en contracción desde 2014.

guerra entre Colombia y Venezuela
Una guerra, aunque posible, no es necesaria, además EE.UU. tiene bases en Colombia. Ilustración MidJourney

Además, según políticos y académicos, otro motivo significativo es la cuestión del narcotráfico, que resulta ser un mal común para ambos países. Aunque Colombia es el principal productor, Venezuela se ha convertido en un país de tránsito para el narcotráfico. Según la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), esto crea una complejidad que, paradójicamente, promueve una especie de «paz armada» entre las naciones, pues ambas partes tienen algo que perder en el conflicto. De allí que estimular una guerra entre Colombia y Venezuela podría ser una labor infructuosa.

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Cordialidad entre pueblos

Para los historiadores como Eduardo Pizarro, experto en relaciones internacionales, el antecedente histórico de relaciones cordiales entre las dos naciones también juega un papel importante en evitar un conflicto. «Ambos países fueron liberados por Simón Bolívar y comparten una historia y cultura comunes que superan las diferencias ideológicas», dice Pizarro. Esta hermandad histórica se manifiesta en la población: según el Centro Latinoamericano de Estudios Políticos, más del 60% de los ciudadanos de ambos países se oponen a cualquier forma de enfrentamiento armado.

Sin embargo, uno de los más grandes disuasivos es la presencia y la vigilancia constante de Estados Unidos en la región. Según informes del Pentágono, el país norteamericano ha aumentado su presencia militar en Colombia bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico. «Esta presencia actúa como un ‘disuasivo tácito’ contra cualquier guerra entre Colombia y Venezuela, dado que un conflicto desestabilizaría aún más la región y pondría en peligro los intereses estadounidenses», afirma Susan Eisenhower, experta en seguridad internacional.

Muchos intereses cruzados

Entonces, ¿por qué la chispa nunca se enciende? Parece que la respuesta yace en una combinación de factores que involucran costos económicos y humanos, intereses cruzados en el narcotráfico, la hermandad histórica, y la omnipresente tutela de Estados Unidos. Ninguno de los países tiene suficiente que ganar para justificar los riesgos de un conflicto militar a gran escala, y mucho que perder, tanto a nivel nacional como internacional.

guerra entre Colombia y Venezuela
Cordialidad, narcotráfico y contrabando, por ahora modelan la paz en el lugar. Ilustración MidJourney

Así, aunque las tensiones persisten, y aunque la especulación sobre una eventual guerra entre Colombia y Venezuela resuene en los corredores del poder tanto en Caracas como en Bogotá, la complejidad de la situación ha mantenido, al menos hasta ahora, a estas «naciones hermanas» en un incómodo pero duradero statu quo. En esta tensa calma, los actores regionales y globales continúan moviendo sus piezas en un tablero geopolítico donde la estabilidad parece, de momento, más valiosa que cualquier confrontación directa.

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La jugada está archivada

Es innegable que la posibilidad de una guerra entre Colombia y Venezuela se mantiene latente como una amenaza a la estabilidad regional, especialmente cuando se consideran los recientes episodios de tensiones diplomáticas y acusaciones mutuas entre ambos gobiernos. No obstante, el estancamiento en la situación es, en parte, debido a la participación de organizaciones internacionales como la ONU y la OEA, que han ejercido presión diplomática para evitar la escalada del conflicto. Según el profesor de Ciencias Políticas Ricardo de la Pava, «los organismos internacionales, aunque a veces ineficaces, actúan como un equilibrio adicional que frena cualquier impulso belicista».

Es crucial entender que la actual coyuntura está forjada por décadas de antagonismo y colaboración compleja, haciendo improbable que un solo evento detone un conflicto armado entre Colombia y Venezuela. En este delicado equilibrio, cada nación parece entender que el costo de traspasar la línea de la beligerancia es demasiado alto, y no solo en términos económicos o políticos, sino también en el ámbito humano. La paz es frágil, pero hasta ahora, ha demostrado ser más resiliente de lo que muchos podrían pensar, permitiendo que ambos países convivan en una especie de paz armada que, aunque incómoda, ha evitado la catástrofe.

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