Will Sommer: QAnon sigue vivo y en cierto modo se asimiló al Partido Republicano

En un momento en que las teorías de la conspiración parecen tener más protagonismo que nunca en el escenario político estadounidense, la persistencia de QAnon dentro del Partido Republicano no solo refleja una anomalía cultural, sino también un cambio significativo en la dinámica política de la nación. A pesar de los numerosos desafíos y controversias que ha enfrentado, QAnon no solo ha sobrevivido, sino que, de alguna manera, ha encontrado un nuevo hogar dentro de las estructuras y la retórica del Partido Republicano. Esta asimilación presenta un complejo entramado de lealtades, creencias y estrategias políticas que sugieren un cambio en la forma en que se concibe la militancia política en Estados Unidos.

El origen de este análisis se encuentra en el trabajo de Philip Bump, un columnista con base en Nueva York para el Washington Post, conocido por su boletín semanal «Cómo leer este gráfico» y por ser autor de «The Aftermath: The Last Days of the Baby Boom and the Future of Power in America». Bump recientemente abordó este fenómeno en su artículo para el Post, titulado “¿Qué pasó con QAnon?”, en el que describió cómo el grupo que alguna vez fue vocal y su visión del mundo se han integrado en gran medida al Partido Republicano en general. A medida que se acercaban las elecciones de 2020, el entonces presidente Donald Trump enfrentaba el desafío de no alienar a dos grupos de seguidores problemáticos: los Proud Boys y los seguidores de QAnon.

Una mentira verdadera llamada QAnon

QAnon, con sus orígenes en teorías de conspiración que van desde lo extraño hasta lo perturbador, cobró una prominencia notable durante la presidencia de Trump. La teoría sugiere la existencia de una camarilla internacional de personas prominentes en el entretenimiento y el Partido Demócrata involucradas en adoración a Satanás y tráfico de niños. Lo que comenzó como mensajes crípticos en línea de una figura anónima conocida como Q, ganó visibilidad y apoyo entre los seguidores de Trump, evidenciado en mítines y eventos públicos. Aunque el movimiento enfrentó intentos de ser minimizado, como se vio en las peticiones de ocultar insignias Q en eventos, su influencia solo creció, culminando en una notable presencia durante el motín del Capitolio el 6 de enero de 2021.

QAnon
La asimilación de QAnon al Partido Republicano, según Sommer, no implica una adopción explícita de sus creencias más extremas por parte del partido. En cambio, sugiere una cooptación de su energía y retórica, donde las teorías conspirativas y el escepticismo se han vuelto más comunes dentro del discurso republicano. Ilustración MidJourney

Para comprender la transformación y persistencia de QAnon más allá de la presidencia de Trump, Philip Bump conversó con Will Sommer, también del Washington Post y autor de «Confía en el plan: el ascenso de QAnon y la conspiración que desquició a Estados Unidos«. Sommer sostiene que 2020 marcó el pico de tamaño e influencia de QAnon, impulsado no solo por la candidatura a la reelección de Trump sino también por eventos como la pandemia, las protestas de Black Lives Matter y la muerte de Jeffrey Epstein. Sin embargo, después de las elecciones y la respuesta de Trump a su derrota, QAnon como movimiento pareció disiparse, aunque sus seguidores y las creencias centrales persistieron, reconfigurándose en lo que Sommer describe como un «QAnon en el desierto».

Una conservadora máquina de conspiración

La asimilación de QAnon al Partido Republicano, según Sommer, no implica una adopción explícita de sus creencias más extremas por parte del partido. En cambio, sugiere una cooptación de su energía y retórica, donde las teorías conspirativas y el escepticismo se han vuelto más comunes dentro del discurso republicano. Este fenómeno se refleja en figuras como la representante Marjorie Taylor Greene, quien, aunque se alejó de su afiliación explícita con QAnon, continúa abrazando y promoviendo afirmaciones extremistas. La metamorfosis de QAnon dentro del Partido Republicano sugiere una fusión de conspiracionismo y política partidista, donde las fronteras entre la lealtad partidista y la adhesión a teorías de la conspiración se vuelven cada vez más difusas.

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La pregunta sobre el futuro de QAnon y su relación con el Partido Republicano depende en gran medida del rumbo político que tome Estados Unidos en los próximos años. Si Donald Trump decide postularse y gana la reelección, es posible que veamos un resurgimiento o una transformación de QAnon, adaptándose nuevamente al clima político de ese momento. Durante su presidencia, Trump proporcionó un permiso implícito para que las teorías de la conspiración florecieran, creando un ambiente donde la línea entre la realidad y la especulación se volvía cada vez más borrosa. Este permiso para teorizar conspiraciones no solo fortaleció a QAnon, sino que también pavimentó el camino para una mayor aceptación de ideas similares dentro del Partido Republicano. La retórica de Trump, centrada en la percepción de ser víctima de conspiraciones, ha encontrado eco en sus seguidores, manteniendo viva la llama de la teorización conspirativa incluso después de su presidencia.

Ron Watkins considerado “Q”

El papel de figuras como Ron Watkins, generalmente considerado como Q, ha sido crucial en el mantenimiento de la narrativa de QAnon. A pesar de que dejó de publicar mensajes nuevos, la comunidad de QAnon ha encontrado formas de reinterpretar y mantener vivas sus creencias, incluso en ausencia de su líder enigmático. La transición de una tormenta inminente a teorías más amplias sobre el robo electoral y conspiraciones gubernamentales refleja una adaptabilidad y persistencia del movimiento, aún, cuando su forma original ha cambiado.

La influencia de QAnon en el Partido Republicano se manifiesta no solo en la retórica de sus miembros más visibles, sino también en la base de votantes. La creencia en teorías de la conspiración no es un fenómeno marginal dentro del partido; más bien, ha sido integrada en la estructura misma de su identidad política. Esto plantea desafíos significativos para el futuro político de Estados Unidos, ya que la división ideológica se profundiza y las narrativas alternativas de la realidad se convierten en parte del debate político cotidiano.

QAnon
El análisis de Sommer y Bump no solo destaca la asimilación de QAnon en el Partido Republicano, sino que también señala una evolución en la política estadounidense, donde las teorías de la conspiración y la militancia política se entrelazan de maneras complejas y a veces inquietantes. Ilustración MidJourney.

El regreso del héroe

La pregunta de qué sucederá si Trump regresa a la Casa Blanca es crucial para entender el futuro de QAnon y su relación con el Partido Republicano. Sommer sugiere que el movimiento QAnon surgió como una respuesta a los desafíos que enfrentaba la administración Trump a fines de 2017, ofreciendo un panorama alternativo en el que Trump estaba constantemente ganando. Si Trump regresa al poder, es probable que el pensamiento conspirativo que caracterizó a su primera presidencia se intensifique, posiblemente reviviendo o redefiniendo a QAnon en el proceso.

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El análisis de Sommer y Bump no solo destaca la asimilación de QAnon en el Partido Republicano, sino que también señala una evolución en la política estadounidense, donde las teorías de la conspiración y la militancia política se entrelazan de maneras complejas y a veces inquietantes. La presencia de QAnon en el motín del Capitolio y su posterior metamorfosis dentro del Partido Republicano sugieren un paisaje político cambiante, uno en el que las verdades alternativas y las teorías de la conspiración no solo son toleradas, sino en algunos casos, abrazadas como herramientas políticas.

A medida que Estados Unidos se acerca a futuras elecciones y enfrenta desafíos políticos y sociales continuos, la relación entre QAnon, el Partido Republicano, y el panorama político más amplio seguirá siendo un tema de análisis y debate. La integración de QAnon en el discurso político republicano no solo revela las tensiones y divisiones dentro del partido, sino que también refleja un momento de reevaluación y potencial reconfiguración de la política estadounidense en su conjunto.

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