Cuáles miradas exponen a las personas sin recursos económicos en época de elecciones 

En la época de elecciones, el discurso político y social tiende a dirigir su atención de manera más intensa hacia las poblaciones menos favorecidas, prometiendo soluciones inmediatas a sus necesidades y problemas. Sin embargo, este enfoque frecuentemente carece de un análisis profundo sobre las verdaderas capacidades y potenciales de estas comunidades. Esta visión superficial y, en muchas ocasiones, paternalista, oculta las verdaderas riquezas que poseen los llamados «pobres», como su ingenio, su capacidad de ser felices y su habilidad para superar adversidades. 

El presente reportaje, basado en las reflexiones de José Antonio Gil Yepes, un destacado sociólogo venezolano y presidente de la encuestadora Datanálisis entre 1989 y 2011, busca explorar estas cuestiones. Gil Yepes, quien también fue profesor en el Instituto de Estudios Superiores de Administración en Venezuela y es columnista para el diario El Universal, presentó recientemente una opinión titulada: «Las elecciones y el elogio de la pobreza». En ella, argumenta que las políticas y discursos electorales a menudo fallan en reconocer los verdaderos valores y riquezas de las personas en situaciones de pobreza, optando en cambio por un enfoque que los victimiza o los trata como meros receptores de ayuda. 

época de elecciones
Las campañas en épocas de elecciones tienden a prometer asistencia inmediata en forma de bienes materiales o servicios, sin promover una verdadera solución a largo plazo que permita a las personas salir de la pobreza por sus propios medios. Ilustración MidJourney

Gil Yepes: época de elecciones 

A lo largo de los ciclos electorales, es común observar cómo los partidos políticos hacen énfasis en sus ofertas a los más necesitados, intentando distinguirse de aquellos asociados con la riqueza y el poder económico. Sin embargo, estas propuestas raramente abordan la necesidad de fomentar la autodependencia a través de la educación y el empleo. Gil Yepes destaca un punto crucial: los programas que realmente podrían marcar una diferencia, como la formación en oficios y habilidades que aumenten la empleabilidad y el desarrollo personal, son frecuentemente ignorados. 

Las campañas en épocas de elecciones tienden a prometer asistencia inmediata en forma de bienes materiales o servicios, sin promover una verdadera solución a largo plazo que permita a las personas salir de la pobreza por sus propios medios. Esto crea una dependencia de la ayuda estatal que puede desincentivar la búsqueda de mejoras personales y profesionales. Además, al etiquetar a estas personas como eternamente «necesitadas», se les priva del reconocimiento de sus capacidades y contribuciones potenciales a la sociedad. 

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Tienen felicidad, ¿y qué más? 

En este sentido, la propuesta de Gil Yepes sugiere un cambio de paradigma: en lugar de centrarse únicamente en lo que les falta a estas personas, sería más beneficioso explorar y promover lo que ya poseen. Países como Bután, e incluso Venezuela, demuestran que el nivel de felicidad y satisfacción con la vida no siempre está directamente relacionado con la riqueza material. Este enfoque podría revelar que, más allá de la pobreza material, existen formas de riqueza que merecen ser valoradas y potenciadas. 

En épocas de elecciones, por tanto, representan una oportunidad única para replantear cómo se aborda la pobreza y el desarrollo social. En vez de perpetuar el ciclo de dependencia y victimización, los políticos y líderes sociales podrían aprovechar estos momentos para promover iniciativas que reconozcan y utilicen las capacidades existentes dentro de estas comunidades. La formación en oficios específicos, como propone La Alianza del Lápiz en Venezuela con su programa La Casa del Lápiz, ofrece un ejemplo tangible de cómo la educación y la capacitación pueden ser herramientas poderosas para el empoderamiento económico y personal. 

Sociedad más equitativa y sostenible 

A medida que se acercan las épocas de elecciones, es esencial que los ciudadanos y los políticos reflexionen sobre el impacto real de sus palabras y promesas. Más allá de los discursos y las promesas de campaña, es crucial considerar qué enfoques promoverán realmente una sociedad más equitativa y sostenible. En este sentido, la época de elecciones no debería ser solo un momento para pedir votos, sino una oportunidad para comprometerse con cambios profundos y significativos en la forma en que se entiende y se aborda la pobreza. 

En conclusión, las elecciones ofrecen un momento reflexivo y crítico para cuestionar y redefinir las políticas sociales y económicas que afectan directamente a las personas sin recursos económicos. En este período, es fundamental que los líderes políticos y la sociedad en general adopten una mirada más inclusiva y empoderadora hacia la pobreza, reconociendo el potencial y las capacidades innatas de cada individuo, más allá de su situación económica. 

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Las propuestas electorales deben ir más allá de la asistencia inmediata y buscar soluciones estructurales que promuevan la autosuficiencia y el crecimiento personal. Esto implica un cambio en la narrativa: de ver a los pobres como sujetos pasivos de la ayuda, a considerarlos como agentes activos de su propio desarrollo. Ilustración MidJourney.

Menos asistencia y más profundidad 

Las propuestas electorales deben ir más allá de la asistencia inmediata y buscar soluciones estructurales que promuevan la autosuficiencia y el crecimiento personal. Esto implica un cambio en la narrativa: de ver a los pobres como sujetos pasivos de la ayuda, a considerarlos como agentes activos de su propio desarrollo. La educación, la formación profesional, y el acceso a oportunidades de empleo digno deben ser pilares de cualquier política dirigida a combatir la pobreza. Estas acciones no solo benefician a los individuos directamente involucrados, sino que contribuyen al bienestar y desarrollo de la sociedad en su conjunto. 

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Además, es crucial que este enfoque empoderador se refleje en el discurso público y político. La forma en que se habla sobre los pobres y la pobreza tiene un impacto profundo en la percepción social y en la autoestima de quienes viven en estas condiciones. Es necesario eliminar el estigma asociado a la pobreza y reconocer la dignidad, la resiliencia y la contribución de todas las personas, independientemente de su situación económica. 

La responsabilidad de implementar estos cambios no recae únicamente en los políticos o en las épocas de elecciones; es un compromiso que debe asumirse colectivamente por toda la sociedad. Las organizaciones civiles, el sector privado, y los ciudadanos tienen un papel importante que jugar en la construcción de un enfoque más humano y justo hacia la pobreza. La colaboración entre diferentes sectores puede generar soluciones innovadoras y sostenibles que realmente aborden las causas raíz de la pobreza. 

Diálogo abierto y honesto 

Finalmente, es imprescindible que, en la época de elecciones y más allá, se mantenga un diálogo abierto y honesto sobre las necesidades y aspiraciones de las personas sin recursos económicos. Este diálogo debe ser inclusivo, respetuoso y centrado en la búsqueda de soluciones concretas y efectivas. Solo a través de un compromiso genuino con el empoderamiento y el desarrollo de todas las personas, podremos construir sociedades más equitativas y prósperas. 

Las épocas de elecciones representan, por lo tanto, un momento crucial para reevaluar y reorientar las políticas sociales y económicas hacia un enfoque más integral y humano. La verdadera medida del éxito de cualquier sociedad no se encuentra en la riqueza de unos pocos, sino en el bienestar y desarrollo de todos sus miembros. Al cambiar la forma en que vemos y tratamos a las personas sin recursos económicos, no solo mejoramos sus vidas, sino que fortalecemos el tejido social y económico de nuestras comunidades. Ahora más que nunca, es el momento de adoptar una nueva perspectiva sobre la pobreza, una que reconozca y celebre el potencial humano en todas sus formas. 

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