Del populismo de Donald Trump a la demagogia venezolana: Similitudes y diferencias

En 2024, Estados Unidos y Venezuela se encontrará en el ojo del huracán político. Mientras Donald Trump se perfila para retomar el Despacho Oval con un estilo que muchos denominan populista, al sur del continente, Nicolás Maduro, se presenta a una reelección envuelto en la polémica y el cuestionamiento internacional.

Ambos líderes, cada uno con su propio estilo, han demostrado una capacidad innata para polarizar a sus respectivas naciones. Pero, ¿qué similitudes y diferencias existen entre estos dos políticos y sus gestiones?

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Un irreverente Donald Trump

Sin determinismos, Donald Trump, más veces comparado en Venezuela con el fallecido presidente Chávez, tiene pintas siamesas con las acciones y prédicas del actual mandatario de la nación caribeña. Una lista a continuación busca destacar los contrastes.

Similitudes:

  1. Nacionalismo: Trump durante su primera administración promovió fuertemente la agenda «America First», centrada en la economía y política exterior estadounidense. Por otro lado, Maduro ha exaltado el «chavismo» y el «antiimperialismo», enfatizando la soberanía y autodeterminación venezolana ante presiones externas.
  2. Polarización: Ambos líderes han usado un discurso polarizante. El neoyorquino ha criticado repetidamente a los medios y a la oposición, mientras que Maduro ha enfrentado a la oposición tildándola de «golpista».
  3. Uso de las redes sociales: Trump y Maduro han utilizado plataformas como Twitter para comunicarse directamente con sus seguidores, a menudo saltándose los canales tradicionales.

Diferencias:

  1. Economía: Mientras que la economía estadounidense bajo Trump vio un crecimiento sostenido, con un aumento del PIB del 2.9% en 2018 según el World Bank, la economía venezolana bajo Maduro ha sufrido hiperinflación, caída del PIB y sanciones internacionales.
  2. Democracia y Derechos Humanos: Durante su mandato, Trump enfrentó críticas y escrutinio, pero el sistema democrático estadounidense y la independencia de poderes se mantuvo intacto. En cambio, la administración de Maduro ha sido señalada repetidamente por organizaciones como Human Rights Watch por supuestas violaciones a los derechos humanos y falta de independencia en las instituciones del país.
  3. Apoyo Internacional: A pesar de las críticas y tensiones con aliados tradicionales, Trump mantuvo una base de apoyo internacional. Maduro, por otro lado, ha visto cómo su círculo de aliados internacionales se ha reducido, aunque todavía cuenta con el respaldo de potencias como Rusia y China.
Donald Trump
Trump utiliza un estilo populista para conectar con una base descontenta.
Ilustración de MidJourney

Opiniones de expertos

David González, analista político del Instituto para el Diálogo Interamericano, comenta: «Mientras que Donald Trump utiliza un estilo populista para conectar con una base descontenta con el ‘establishment’, Maduro se apoya en el legado chavista y en un sistema político y electoral cuestionado para mantenerse en el poder».

Por otro lado, Lourdes Vargas, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Los Andes, señala: «Trump y Maduro son reflejo de tiempos políticos convulsos. Ambos utilizan la retórica para movilizar a sus bases, pero las realidades de sus países son diametralmente opuestas. Mientras Trump se enfrenta a un sistema robusto y con contrapesos, Maduro opera en un contexto de crisis humanitaria y aislamiento».

Con elecciones en el horizonte para ambas naciones, el futuro es incierto. Lo que es innegable es que, tanto Trump como Maduro, representan tendencias políticas que, aunque con distintos matices, tienen repercusiones más allá de sus fronteras.

A la espera de elecciones

La escena política de 2024 nos muestra a dos líderes inesperadamente paralelos: Donald Trump y Nicolás Maduro. Con la posibilidad de que ambos continúen en el poder, surge una pregunta inquietante: ¿puede la nueva administración de Trump buscar un acercamiento con Maduro, considerando las sombras que rodean a la oposición que respaldó?

Bajo el mandato del ahora expresidente de Estados Unidos, Juan Guaidó fue reconocido por la Washington y numerosos países como el presidente interino de Venezuela. Sin embargo, su gestión, lejos de ser un faro de esperanza, se tiñó de grises. Además de no lograr un cambio político significativo, se enfrentó a cuestionamientos por la gestión de fondos destinados a la crisis humanitaria de 2019.

Un Plan B en ciernes

Ramón Mendoza, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad de Georgetown, opina: «La administración de Donald Trump apostó fuertemente por Guaidó, pero los resultados no estuvieron a la altura de las expectativas. Con un escenario así, Trump podría buscar un ‘Plan B’ y considerar el diálogo con Maduro como una opción viable para estabilizar la situación».

La relación entre Estados Unidos y Venezuela ha sido históricamente compleja, pero la política exterior no es estática. Un nuevo mandato de Trump podría buscar un pragmatismo renovado, buscando soluciones donde antes encontraba enfrentamientos.

El diálogo es una alternativa

Adriana Rojas, analista del Consejo de las Américas, menciona: «Si Donald Trump retorna al poder y ve que la estrategia con Guaidó no fue fructífera, podría explorar un acercamiento con Maduro, especialmente si ve una oportunidad de lograr avances en áreas de interés mutuo como el petróleo y la seguridad regional».

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Es innegable que, si Trump decidiera abrir un canal de diálogo con Maduro, enfrentaría críticas. Sin embargo, a menudo las decisiones en política exterior se toman por pragmatismo más que por ideales. Como ejemplo está su acercamiento con la Corea del Norte de Kim Jong-un y su amistad con el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Donald Trump
Dos líderes inesperadamente paralelos: Donald Trump y Nicolás Maduro.
Ilustración de MidJourney

María Eugenia Díaz, especialista en Política Latinoamericana en la Universidad de Harvard, reflexiona: «El escenario político de Venezuela ha cambiado. La oposición no ha logrado consolidarse como una alternativa efectiva y Maduro, a pesar de todo, se mantiene. Si Trump busca estabilidad en la región, deberá considerar nuevas estrategias, y un diálogo, aunque controversial, podría ser una de ellas».

El horizonte político de 2024 podría sorprendernos con giros inesperados. Las lecciones del pasado, sumadas a una realidad cambiante, podrían abrir la puerta a una nueva era en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela. Es una era que, sin duda, estará llena de desafíos y oportunidades.

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