Europa se vuelve adulta. El reciente giro de la política europea ha sorprendido al mundo, evidenciando una maduración política y estratégica que, sin duda, está cambiando el equilibrio de poder global.
En su ensayo «El nacimiento de la Europa geopolítica«, Mariola Urrea Corres, destaca la relevancia de la sesión plenaria del Parlamento Europeo celebrada el 1 de marzo de 2023, marcando el inicio de un capítulo crucial en la historia de la Unión Europea.
Mientras el mundo observa con creciente preocupación la ofensiva de Rusia en Ucrania, los líderes europeos, particularmente Josep Borrell, Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad, instan a Europa a adoptar una postura estratégica más fuerte. Borrell advierte sobre los peligros de confiar únicamente en relaciones comerciales y el estado de Derecho como herramientas para garantizar la paz, haciendo un llamado a la reflexión sobre el uso de la coerción y la represalia como medio de disuasión.
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Europa se vuelve adulta
Para muchos, las palabras de Borrell marcan un giro en el discurso europeo, dejando atrás un tono más conciliador y adoptando uno más firme y proactivo. Es un reconocimiento de la necesidad de evolucionar ante amenazas externas y un llamado a actuar con mayor contundencia.
Desde sus inicios en la década de 1950, la Unión Europea ha enfrentado diversos desafíos, pero nunca ha tenido que lidiar con una amenaza tan directa y severa como la agresión rusa en Ucrania. Dicha agresión no solo desafía la soberanía territorial y política de Ucrania, sino que también representa una violación flagrante del orden internacional y del Derecho Internacional. De allí que se crea que Europa se vuelve adulta.
Se ocupa de sus asuntos
Ante esta crisis, la respuesta europea ha sido decisiva. Por primera vez, la Unión ha decidido intervenir directamente en un conflicto, coordinando y financiando el envío de material militar a Ucrania. Esta decisión, audaz e histórica, muestra la determinación europea de expandir su capacidad de acción en seguridad y defensa, incluso más allá de los límites previamente establecidos por los Tratados.
La creación de una política de seguridad y defensa común ha sido un objetivo largamente perseguido por la Unión. Este punto es un claro indicio de que Europa se vuelve adulta. Si bien se han hecho intentos anteriores, como la propuesta de la Comunidad de Defensa en 1952, la realidad es que los avances significativos en esta área no se concretaron hasta la reforma del Tratado de Lisboa en 2009. Y, a pesar de estos avances, nada ha impulsado tan efectivamente la causa de la seguridad europea como la reciente amenaza rusa.
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Robustecer la autonomía estratégica
En este nuevo contexto, la Unión Europea busca redefinir y fortalecer el concepto de autonomía estratégica, tomando el control de su propia seguridad y contribuyendo activamente a la defensa colectiva. La unidad y compromiso de los Estados miembros con esta causa podría ser el comienzo de una Europa geopolítica más fuerte, capaz de influir y actuar como un actor global.
América y el mundo observan este nuevo capítulo con interés y, en muchos casos, con alivio. Una Europa fuerte y unida tiene el potencial de equilibrar el poder en un escenario internacional cada vez más complejo y volátil. Para EE.UU. es una gran visión notar que Europa se vuelve adulta, porque ya un desgaste se hizo notorio en el drama ucraniano.
Las palabras de Robert Schuman, pronunciadas en la década de 1950, resuenan con especial relevancia en estos tiempos: la necesidad de preparar las mentes para soluciones europeas, reconociendo la interdependencia de todos. A medida que se desarrollan los eventos, queda por verse si la consolidación de la seguridad y defensa europea será el legado positivo de un conflicto que ha traído tanta devastación. Lo que es seguro es que Europa ya no es la misma; ha crecido, ha madurado y está lista para enfrentar los retos del futuro con determinación y unidad.
Mirada al escenario global
La reconfiguración de la postura europea no sólo es trascendental para el continente mismo, sino que resuena en todo el escenario global. América, desde el norte hasta el sur, ha observado con asombro la evolución política y militar de Europa. Durante décadas, América ha visto a Europa como un socio comercial, un aliado en acuerdos climáticos y una región de interés turístico y cultural. Sin embargo, este nuevo papel de Europa como potencia geopolítica cambia la dinámica y ofrece nuevas oportunidades para colaboraciones estratégicas y alianzas defensivas.
Los países de América Latina, en particular, ven a que Europa se vuelve adulta y los festejan. Es una oportunidad para diversificar sus relaciones internacionales. Europa, al asumir un papel más activo en la geopolítica mundial, podría ofrecer un contrapeso a la tradicional influencia de Estados Unidos y China en la región. Además, la toma de decisiones audaces por parte de la UE podría inspirar a los líderes latinoamericanos a fortalecer sus propias alianzas regionales y buscar una mayor autonomía estratégica.
Una nueva potencia defensiva
En el escenario global, esta metamorfosis de Europa podría tener repercusiones aún mayores. Países de Asia y África, que tradicionalmente han considerado a la Unión Europea como un bloque económico y político, ahora podrían empezar a verla como una potencia defensiva con la que colaborar o, en algunos casos, con la que tener cuidado. Este cambio podría llevar a una reconfiguración de las alianzas globales y de la forma en que las naciones interactúan en la arena internacional.
Además, es importante, la transformación europea también plantea desafíos internos. A medida que la UE adopta un enfoque más estratégico y militar, deberá garantizar que estos cambios no socaven los valores y principios fundamentales que la han guiado durante décadas. Europa se vuelve adulta. La promoción de la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho seguirán siendo esenciales para el carácter y la identidad de Europa, incluso mientras busca afirmar su posición en un mundo en constante cambio.