En las últimas elecciones de Estados Unidos, un fenómeno inesperado ha sacudido las bases de la política moderna: la despolarización. A medida que el espectro político parece cambiar, se ha denotado que los demócratas se mueven a la derecha, evidencia que se ha convertido en una frase que resume la transformación de los grupos de votantes tradicionales, marcando un posible inicio de una nueva era en la política estadounidense. Este fenómeno se refleja en los cambios de preferencias de voto, en la reducción de las brechas raciales y generacionales, y en una convergencia general que podría redefinir las estrategias partidistas para las próximas décadas.
Nicholas O. Stephanopoulos, profesor de Derecho Kirkland y Ellis en la Facultad de Derecho de Harvard, abordó este tema en un artículo de opinión titulado «¡Sorpresa! Estados Unidos está menos polarizado que antes», publicado recientemente en The Washington Post. En su análisis, Stephanopoulos señala que, en las elecciones de 2024, las brechas entre los grupos de votantes se redujeron notablemente en comparación con los comicios anteriores. Según él, esta tendencia hacia la despolarización se debe principalmente a que los demócratas se están moviendo a la derecha, mientras que los republicanos tradicionales permanecen en gran medida constantes en sus preferencias.
Demócratas se mueven a la derecha
Uno de los puntos clave de la investigación de Stephanopoulos es el impacto de este cambio entre los grupos raciales. Los avances de Donald Trump entre los votantes negros y latinos han sido significativos. Datos de AP VoteCast revelan que el apoyo de los votantes negros a Trump aumentó del 8% en 2020 al 16% en 2024, mientras que su respaldo entre los votantes latinos creció del 35% al 43% en el mismo período. Este desplazamiento hacia la derecha entre los votantes de minorías ha reducido la tradicional polarización racial que caracterizaba las elecciones estadounidenses. En contraste, el apoyo de los votantes blancos a Trump se mantuvo relativamente estable, lo que contribuyó a un panorama electoral menos dividido por líneas raciales.

Además de los cambios raciales, la reducción de la brecha generacional en las preferencias electorales ha sido aún más llamativa. Según Stephanopoulos, los candidatos más jóvenes, tradicionalmente más inclinados hacia los demócratas, aumentaron su apoyo a Trump del 36% en 2020 al 47% en 2024. Este giro es un reflejo más del fenómeno donde los demócratas se mueven a la derecha, mientras que los receptores mayores mantuvieron sus niveles de apoyo sin variación. La brecha generacional, que alguna vez fue un marcador distintivo en las elecciones, se ha reducido de 15 puntos porcentuales en 2020 a solo cuatro en 2024, marcando un cambio fundamental en la política estadounidense.
Despolarización en las megaciudades
La despolarización también se manifiesta en términos geográficos, con un aumento en el respaldo de Trump en áreas urbanas densamente pobladas como la ciudad de Nueva York. Según Stephanopoulos, la proporción de votos republicanos en estas áreas creció hasta en 10 puntos porcentuales, contrastando con los incrementos más modestos en las regiones rurales. Este acercamiento político entre zonas urbanas y rurales, que durante décadas han estado en extremos opuestos del espectro político, subraya aún más que los demócratas se mueven a la derecha y con su accionar alteran el panorama electoral.
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El género también ha jugado un papel en este fenómeno de convergencia. Aunque las cifras varían según las encuestas, los datos del Estudio de Elecciones Cooperativas de Harvard y YouGov muestran un aumento en el apoyo femenino a Trump, mientras que el respaldo masculino permaneció constante. Esto ha reducido la brecha de género en las preferencias electorales, reflejando una tendencia más amplia de homogeneización en los patrones de votación. Aunque algunos estudios discrepan sobre la magnitud de este cambio, la tendencia general sugiere que las líneas divisorias tradicionales entre los grupos de presión están disminuyendo.
El bolsillo cambia las mentes
¿Qué explica este cambio? Stephanopoulos ofrece varias teorías. Una de las más destacadas es el impacto de la economía en los votantes. Durante la presidencia de Joe Biden, la alta inflación afectó particularmente a los grupos con ingresos más bajos, muchos de los cuales históricamente han respaldado a los demócratas. Esto, combinado con niveles educativos más bajos, parece haber impulsado a una parte significativa de estos partidarios de Trump, reforzando el hallazgo de los «demócratas se mueven a la derecha». En contraste, los votantes de mayor nivel socioeconómico dentro de la coalición demócrata no mostraron el mismo cambio hacia los republicanos.
Otro factor importante es el consumo de medios de comunicación, especialmente entre los jóvenes encuestados. Stephanopoulos señala que este grupo de edad es el menos propenso a consumir noticias a través de canales tradicionales como la televisión, la radio o la prensa escrita. Esta desconexión de las narrativas tradicionales podría haber contribuido a un mayor apoyo a Trump entre los jóvenes, destacando cómo las dinámicas mediáticas influyen en las preferencias electorales.

Ahora son el partido del pueblo
Para el Partido Republicano, esta despolarización ha sido una bendición estratégica. Les ha permitido ampliar su base electoral y presentarse como un «partido del pueblo», atrayendo a votante de diversas razas, edades, regiones y géneros. Sin embargo, esta tendencia también tiene implicaciones para los demócratas. Según Stephanopoulos, una distribución más uniforme de los votos facilitaría convertir el apoyo popular en poder político, especialmente en el contexto de instituciones como el Colegio Electoral o la Cámara de Representantes, donde históricamente han enfrentado desventajas.
Más allá de las implicaciones partidistas, la despolarización tiene consecuencias más amplias para la democracia estadounidense. Un electorado menos dividido es menos susceptible a la manipulación y la segmentación de mensajes políticos, y podría fomentar un entorno político más cooperativo. Aunque las divisiones socioeconómicas podrían persistir como la principal línea de fractura, la posibilidad de un electorado más unificado ofrece un rayo de esperanza para el futuro político de Estados Unidos.
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A medida que el país navega por estas nuevas dinámicas, el hecho de que los demócratas se mueven a la derecha, plantea preguntas fundamentales sobre el futuro de ambos partidos. ¿Podrán los demócratas adaptarse a esta nueva realidad y recuperar terreno entre los grupos que históricamente los han respaldado? ¿Consolidarán los republicanos su posición como el partido dominante en una era de menor polarización? Estas son interrogantes que definirán la política estadounidense en los próximos años. Por ahora, lo que está claro es que la despolarización no solo ha sorprendido a muchos, sino que también promete remodelar el panorama político en formas que apenas comenzamos a comprender.